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Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet

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LOS ACTORES ARMADOS<br />

El otro batallón enviado a la zona durante esta primera etapa de la lucha contrasubversiva fueron los Llapan<br />

Atic, de la Guardia Republicana. En un inicio, fueron aproximadamente sesenta hombres, cuya misión era<br />

cuidar torres eléctricas, tomas de agua, brindar resguardo a autoridades locales, otorgar seguridad estratégica,<br />

etc. El armamento que llevaban estos policías era diferente al de los sinchis, que usaban el HKG3. Cuando<br />

fueron enviados a la zona, estos hombres tampoco tenían claro cuál era el tipo de misión. Un oficial Llapan<br />

Atic que estuvo en Ayacucho entre septiembre de 1981 y febrero de 1982 refiere:<br />

El hecho es que me ordenan a ese grupo y a mí acompañar a unos congresistas a Ayacucho por tres días, para visitar<br />

no sé qué parte de Ayacucho [donde] habían matado a varios campesinos. Yo dije: «Serán pues tres días» —<br />

como me habían ordenado—; pero me quedé seis meses —¡Seis meses!— con mi gente a dar seguridad a la Bocatoma<br />

de Agua, al Cerro Acuchimay donde había un pozo de agua [...]. 150<br />

Ya sean los grupos de sinchis, Llapan Atic, PIP o guardias con o sin formación contrasubversiva, el hecho<br />

es que, hacia 1982, Huamanga y todo el departamento de Ayacucho estaba invadido de policías que se comportaban<br />

como una verdadera fuerza de ocupación y las disputas y peleas eran acontecimientos de todos los<br />

días. El origen de estos abiertos desafíos se encontraba principalmente en las identidades institucionales, «líos<br />

de faldas» 151 y algunos aspectos étnicos; pues los GC, tradicionalmente los más «blancos» de las Fuerzas Policiales,<br />

veían con desdén a los miembros de la GR por ser éstos más «cholos». 152<br />

2.1.7. La pérdida de efectividad policial en Ayacucho<br />

Debido a la falta de cautela y vigilancia de los policías, las violaciones y abusos que cometían, así como por<br />

sus problemas de comando y disciplina, la imagen de las Fuerzas Policiales se fue deteriorando cada vez<br />

más en Ayacucho. Una pequeña nota aparecida en la revista Caretas en marzo de 1982 sintetiza el panorama<br />

de entonces:<br />

[...] desde que se estableció el estado de emergencia en octubre de 1981 y llegaron nuevos efectivos policiales, las<br />

discotecas han proliferado. Buena parte de su clientela está constituida por jóvenes oficiales, sinchis, boinas azules.<br />

<strong>Los</strong> lugareños se quejan de cierta prepotencia alcohólica, de asedios amorosos excesivos y también de algunas<br />

preferencias femeninas por los uniformes. Por otro lado, en el campo, se dan casos en que las unidades en patrullas<br />

simplemente disponen de los animales domésticos de los campesinos. (Gorriti 1982)<br />

El 3 de septiembre, la militante <strong>del</strong> PCP-SL Edith Lagos murió en Umaca, Andahuaylas, en un enfrentamiento<br />

con la Guardia Republicana. Cuando su cadáver llegó a Ayacucho, la respuesta de la población fue<br />

desbordante. El ataúd salió a la calle en procesión y se calcula que fue acompañado por aproximadamente<br />

treinta mil personas. El mismo arzobispo de Huamanga, conocido por ser un acérrimo anticomunista, celebró<br />

una misa de cuerpo presente. A pesar de que sobre el ataúd estaba extendida una bandera <strong>del</strong> PCP-SL y a<br />

medida que pasaba el cortejo era saludado con aplausos, el coronel Delgado Matallana tuvo que replegar a<br />

toda la policía para prevenir confrontaciones con la población. La forma en la que la población expresó su<br />

pesar por la muerte de Edith Lagos y en la que se corearon consignas <strong>del</strong> partido a viva voz durante las exequias<br />

<strong>del</strong> cuadro <strong>del</strong> PCP-SL Carlos Alcántara dejaban claro para los policías con quién se encontraban las<br />

lealtades y simpatías de la población ayacuchana. La distancia y desconfianza de los policías hacia la población<br />

rural y urbana de Ayacucho se fue incrementando con los meses.<br />

A partir <strong>del</strong> segundo semestre de 1982, se fue tornando cada vez más evidente que a las Fuerzas Policiales se<br />

les dificultaba el control de la subversión. El principal problema que enfrentaban hasta entonces y que los empujaba<br />

a cometer graves errores era el desconocimiento <strong>del</strong> adversario, en especial de su organización y formas de<br />

operar (inteligencia inadecuada e insuficiente). <strong>Los</strong> policías no estaban preparados adecuadamente para enfrentar<br />

a una organización particular como la <strong>del</strong> PCP-SL, pero tampoco las Fuerzas Armadas. 153 Un grave error de<br />

parte de las Fuerzas Policiales fue haber desprotegido el campo al ordenar el repliegue de puestos.<br />

150 CVR. Entrevista. 2 de septiembre de 2002. Coronel PNP.<br />

151 Por esa época, apareció este graffiti en las paredes de Huamanga: «A las tomberas dile no», en directa alusión a las mujeres que se<br />

sentían atraídas por los policías y se emparejaban con ellos. Muchos de ellos que procedían de fuera se quedaron en Ayacucho en calidad<br />

de «yernos». (CVR. Entrevista. 16 de enero de 2003. Ponciano <strong>del</strong> Pino).<br />

152 La misma forma en que se referían a ellos, repuchos, indica una actitud bastante despectiva.<br />

153 La doctrina contrasubversiva policial provino de las Fuerzas Armadas.<br />

TOMO II PÁGINA 109

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