Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
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PRIMERA PARTE SECCIÓN SEGUNDA CAPÍTULO 1<br />
teamericanas. Este proceso duró todo el año 1991 y en 1992, luego de haber recibido el Perú las primeras promesas<br />
de desembolso, fue interrumpido abruptamente por el golpe de Estado de 1992.<br />
La INCA ponía las siguientes condiciones para prestar ayuda económica:<br />
1. El país tiene que implementar programas para reducir el flujo de cocaína a los Estados Unidos de acuerdo con<br />
acuerdos bilaterales o multilaterales [...]<br />
2. Las Fuerzas Armadas y Fuerzas Policiales de ese país no pueden estar comprometidas en patrones consistentes<br />
de violaciones mayores de los derechos humanos internacionalmente reconocidos, y el Gobierno de ese país tiene<br />
que haber hecho progresos significativos en la protección de los derechos humanos internacionalmente reconocidos,<br />
particularmente en:<br />
a) Asegurar que la tortura, los tratos crueles, inhumanos o degradantes o el castigo, la detención como<br />
incomunicado o la detención sin cargos ni juicio, las desapariciones y otras violaciones flagrantes <strong>del</strong> derecho<br />
a la vida, la libertad o la seguridad de la persona no son practicadas y<br />
b) Permitir una investigación sin obstáculos de las violaciones denunciadas de derechos humanos internacionalmente<br />
reconocidos, lo que implica proveer a las organizaciones internacionales pertinentes (incluidas<br />
las organizaciones no gubernamentales como el Comité Internacional de la Cruz Roja) o a los<br />
grupos que actúan bajo la autoridad de la Naciones Unidas o de la Organización de los Estados Americanos<br />
el acceso a los centros de detención; y que el Gobierno de ese país tenga control efectivo sobre las<br />
operaciones policiales y militares relacionadas con las actividades antinarcóticos y contrainsurgentes.<br />
En el primer informe de la Embajada al Secretario de Estado sobre la situación de los derechos humanos<br />
en el Perú en el marco de estas consultas, enviado el 26 de marzo, se reporta que los tres mayores actores <strong>del</strong><br />
conflicto, «los terroristas, el Ejército y la Policía» son culpables de violaciones significativas de los derechos<br />
humanos, las cuales aumentaron en 1990, aunque hay esfuerzos aislados considerables, como la liberación de<br />
prisioneros que no van a juicio y la mejora <strong>del</strong> acceso de la Cruz Roja a los detenidos por las Fuerzas Policiales.<br />
En mayo la consulta había profundizado en los aspectos organizativos y de control de las agencias estatales,<br />
con los siguientes resultados:<br />
La corrupción por narcóticos en las áreas productoras de coca está ampliamente difundida. Se considera que sus<br />
efectos hacia arriba en la cadena de explotación <strong>del</strong> negocio son significativos pero de baja magnitud. Aunque<br />
hay cooperación organizada de la policía con los traficantes, los policías son más ampliamente conocidos como<br />
individuos que se involucran por su cuenta («free lancers»), pagan para ser transferidos a una unidad antinarcóticos<br />
y entonces extorsionan a los agricultores cocaleros locales y a los traficantes para obtener ganancias personales.<br />
Un reporte reciente [texto eliminado] afirma que la corrupción <strong>del</strong> narcotráfico afecta al Ejército en todos los<br />
niveles en el Huallaga. La corrupción <strong>del</strong> Ejército está más organizada. <strong>Los</strong> comandantes de unidades ofrecen<br />
protección a los aeropuertos y paso libre a los traficantes. En algunos casos las ganancias <strong>del</strong> desnatado <strong>del</strong> narcotráfico<br />
se usan para alimentar a la tropa. Hay menos evidencia disponible sobre corrupción por narcotráfico en la<br />
policía y el Ejército en el nivel nacional, pero es casi seguro que existe.<br />
Casi al mismo tiempo, el informe de inteligencia militar <strong>del</strong> Comando Conjunto en Washington <strong>del</strong> 24 de<br />
mayo destaca que el comandante <strong>del</strong> Ejército en el Frente Mantaro está decidido a detener el narcotráfico y<br />
reestablecer el control <strong>del</strong> gobierno en Satipo, donde ha instalado su cuartel general. En medio de grandes<br />
dificultades y afrontando grave escasez de recursos, este oficial ha concentrado en Satipo un número importante<br />
de tropas con el que está derrotando al terrorismo y al narcotráfico.<br />
Como un paso preparatorio para obtener la ayuda económica, el gobierno <strong>del</strong> Perú firmó con los Estados<br />
Unidos en el mismo mes de mayo un convenio antidrogas. El borrador de este convenio había sido revisado a<br />
la luz de los resultados de la Conferencia Internacional «Narcotráfico, a un año de Cartagena» que tuvo lugar<br />
en abril. De todos modos, la firma <strong>del</strong> convenio se realizó sin consulta al Congreso peruano, por lo cual el<br />
Congreso interpeló al primer ministro Carlos Torres y Torres Lara, quien tuvo que contestar las 92 preguntas<br />
<strong>del</strong> pliego interpelatorio. Sobre la base <strong>del</strong> convenio, el Departamento de Estado proveería 34.9 millones de<br />
dólares en el año fiscal 1991 y una cantidad igual o mayor en 1992.<br />
Por parte de los Estados Unidos hay una expectativa llena de dudas y debate entre el Congreso y el Ejecutivo.<br />
Mientras este último estima que son posibles avances básicos en respeto a los derechos humanos e importantes<br />
avances en lucha antinarcóticos, el Congreso pone énfasis exclusivamente en la cuestión de los derechos<br />
humanos, convencido de que la situación es sumamente grave. Nuevos informes de la Embajada en<br />
Lima llaman la atención sobre el mérito especial de la lucha <strong>del</strong> gobierno de Fujimori contra el PCP-SL y el<br />
TOMO II PÁGINA 228