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Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet

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PRIMERA PARTE SECCIÓN SEGUNDA CAPÍTULO 1<br />

Pero fue también en este mismo clímax de violencia cuando se produjo, en Lima, el acontecimiento que<br />

inició el fin <strong>del</strong> conflicto armado: la captura de Abimael Guzmán Reinoso el 12 de septiembre de 1992, tras un<br />

minucioso trabajo de inteligencia de la Dirección Contra el Terrorismo (DINCOTE). 89<br />

A la captura de la cúpula dirigente <strong>del</strong> PCP-SL se sumaron otros golpes de las fuerzas <strong>del</strong> orden, que desembocarían<br />

en la desestructuración de la organización subversiva. Tal descalabro, añadido a los efectos de la<br />

ley de arrepentimiento y el llamado a un «acuerdo de paz» efectuado por Guzmán en prisión, frenaron considerablemente<br />

la actividad subversiva.<br />

A modo de balance, cabe señalar que los resultados cuantitativos obtenidos por el senderismo en Lima<br />

durante sus últimos años de actividad no tuvieron correspondencia con los logros cualitativos que buscaba el<br />

PCP-SL. En otras palabras, a pesar de la cantidad de atentados, no pudo debilitar considerablemente el poder<br />

formal constituido ni hacer la gran movilización de masas que debía ser el corolario de su «guerra popular»<br />

ni, tampoco, iniciar la formmación <strong>del</strong> Movimiento Revolucionario de Defensa <strong>del</strong> Pueblo.<br />

Sin embargo, las evaluaciones de Guzmán estuvieron muy lejos de la realidad y, en gran medida, se debieron<br />

a los antojadizos informes que recibía de sus organismos de base. Así, asumía, por ejemplo, que en<br />

Raucana tenían 469 «combatientes» y en María Parado de Bellido 800 cuando, en realidad, estas cifras eran el<br />

total de la población adulta de esos lugares.<br />

<strong>Los</strong> problemas que el PCP-SL encontró en la ciudad no se explican principalmente por los fallos de su<br />

aproximación a la insurrección urbana, sino por los retos específicos que el ámbito urbano planteaba a la construcción<br />

de la organización. Desde el punto de vista <strong>del</strong> proyecto <strong>del</strong> PCP-SL, hubo dificultades de dos tipos:<br />

Es diferente movilizar a campesinos que a pobladores y trabajadores de la ciudad. Esto es más evidente<br />

cuando se busca una movilización radical como lo hacía el PCP-SL. La inclinación modernizadora y<br />

las expectativas <strong>del</strong> residente urbano los deja más abiertos a los cambios políticos. El PCP-SL estuvo<br />

presente, intentando radicalizar las demandas de los pobladores para ponerlas en función de sus objetivos<br />

políticos y militares, pero su presencia no coincidió con las expectativas de esta población. Más<br />

aun, el PCP-SL evitó que las demandas populares encontraran vías de solución, porque, de esa manera,<br />

la posibilidad de hacer una movilización radical se diluía. Así, paradójicamente, el PCP-SL se convirtió<br />

en un elemento adverso a los intereses de la población.<br />

<strong>Los</strong> controles gubernamentales en la ciudad y los problemas <strong>del</strong> PCP-SL para construir su organización.<br />

Una cuestión que diferencia a la ciudad <strong>del</strong> campo es la mayor presencia <strong>del</strong> poder gubernamental. La<br />

estructura partidaria y los organismos generados <strong>del</strong> PCP-SL en Lima fueron impactados de manera determinante<br />

por la acción de la policía. Además, una vez que se planteó firmemente la presencia <strong>del</strong> PCP-<br />

SL en Lima, desde 1988, la respuesta <strong>del</strong> Estado y las fuerzas <strong>del</strong> orden empezaron a otorgar la importancia<br />

debida a las acciones de inteligencia, lo que evitó responder golpe por golpe a las provocaciones<br />

<strong>del</strong> PCP-SL, que buscaba provocar acciones cruentas <strong>del</strong> Estado para que se deslegitime.<br />

Entre 1990 y 1992, el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) de la DINCOTE efectuó una serie de detenciones<br />

que, a la postre, resultaron cruciales para desarticular el aparato central y el aparato metropolitano <strong>del</strong><br />

PCP-SL. Aunque éste se esforzaba en mostrar, con acciones frecuentes, que no estaba debilitado, lo cierto es<br />

que los golpes que le daba la policía eran contundentes.<br />

El 1 de junio de 1990, el GEIN obtuvo su primer logro de gran envergadura al allanar una casa ubicada en el<br />

barrio limeño de Monterrico Norte donde se incautó de una biblioteca, archivos, una maqueta de El Frontón y<br />

otros documentos <strong>del</strong> PCP-SL. En la casa, que aparentemente servía como «museo», la policía detuvo a 31<br />

miembros <strong>del</strong> PCP-SL, entre ellos a Sybila Arredondo. Luego se supo que en ese lugar se había realizado el I<br />

Congreso <strong>del</strong> PCP-SL entre 1988 y 1989. Entre los documentos confiscados se encontró una lista de cinco seudónimos,<br />

más los puntos de contactos y teléfonos de dirigentes de los aparatos centrales. Entre éstos se identificó a<br />

Luis Arana Franco, Manuel, quien era director de la academia de preparación preuniversitaria César Vallejo, con<br />

cuyos recursos económicos se sostenía la dirección partidaria. También se identificó a Yovanka Pardavé, Olga, y<br />

a Jenny Rodríguez, Rita. Todos ellos se «movieron» al enterarse <strong>del</strong> allanamiento, pero no lo hizo un subversivo<br />

que usaba el nombre de Ricardo y fue través de él que la policía ubicó a Arana Franco.<br />

89 Véase en este tomo el subcapítulo 2, «Las Fuerzas Policiales».<br />

TOMO II PÁGINA 80

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