Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
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PRIMERA PARTE SECCIÓN SEGUNDA CAPÍTULO 1<br />
Cuando en enero de 1991 cayó en manos de la policía el archivo central <strong>del</strong> PCP-SL constaba en él la<br />
existencia de más o menos 2,600 militantes <strong>del</strong> partido.<br />
¿Qué razones llevaron a Guzmán a declarar que toda una etapa de la «guerra prolongada» —la etapa de<br />
la «defensiva estratégica»— se había cumplido y a acortar así los plazos de la «guerra de cien años» que anunciara<br />
en 1980? El principal factor de esa decisión fue la necesidad de centrar la actividad de su organización en<br />
Lima dados los reveses sufridos en el campo. A partir de 1988-89 se iban generalizando las rondas campesinas<br />
y los comités de autodefensa a lo largo y ancho <strong>del</strong> país para enfrentar al PCP-SL. Así, éste halló su avance en<br />
el campo bloqueado por una masiva resistencia que no pudo quebrar con arrasamientos de comunidades ni<br />
asesinatos de los campesinos que no aceptaban sus imposiciones. <strong>Los</strong> campesinos establecieron alianzas con<br />
los militares y, en muchos casos, acudieron a pedirles apoyo e instrucción para combatir al PCP-SL.<br />
La segunda razón fue el agravamiento de la crisis social y los evidentes signos de descomposición <strong>del</strong><br />
Estado peruano, 87 que fueron vistos como condiciones propicias para provocar un colapso <strong>del</strong> sistema estatal,<br />
lo cual, según las previsiones de Guzmán, desencadenaría una intervención militar norteamericana. Esa<br />
hipotética intervención, finalmente, permitiría al PCP-SL convertir su «guerra popular» en una «guerra de<br />
salvación nacional».<br />
En tercer lugar, se pueden mencionar, entre los factores que empujaron a la dirección nacional a proclamar<br />
el equilibrio estratégico, las expectativas ya generadas en las filas senderistas y en su entorno por la campaña<br />
propagandística según la cual «el Partido» tomaría el poder en los primeros años de la década de los 90.<br />
Según Guzmán, ésta era la situación existente:<br />
Nosotros hemos especificado: «El equilibrio estratégico y preparación de la contraofensiva: el enemigo, recuperar<br />
posiciones para mantener su sistema; nosotros, preparar ofensiva estratégica a través de Construir la Conquista<br />
<strong>del</strong> Poder. […] hemos generado vacío de Poder hemos construido Nuevo Poder, contamos con Comités Populares<br />
y Bases de Apoyo, ejercemos el Poder, hasta en las ciudades decretamos un paro armado y las masas se sujetan<br />
a la voz <strong>del</strong> Partido; los propios reaccionarios ven que el Viejo Estado no llega a muchos sectores <strong>del</strong> campo y<br />
en otros no ejerce el Poder […] El Viejo Estado está carcomido en sus cimientos, incumple sus funciones específicas<br />
y un Estado que no cumple su papel se desprestigia ante las masas, se socava a sí mismo. (PCP-SL 1991d)<br />
El colapso de la economía y la aguda descomposición social que marcaron la segunda mitad <strong>del</strong> periodo<br />
gubernamental <strong>del</strong> PAP —expresada en la hiperinflación, la profunda crisis moral resultante de la corrupción<br />
y la ruina <strong>del</strong> aparato estatal—, hicieron concebir a Guzmán la ilusión de que, en algún momento,<br />
era posible asaltar el poder. Cuando se dio cuenta de lo erróneo de su plan, trató de provocar la intervención<br />
norteamericana; de allí que proclamara que el quinto plan militar que estaban desplegando, Desarrollar<br />
Bases en función de la Conquista <strong>del</strong> Poder, era el penúltimo antes <strong>del</strong> triunfo de la revolución y que la<br />
tarea que debía desarrollarse de inmediato era Construir la Conquista <strong>del</strong> Poder, que sería el sexto plan<br />
militar. Cuando Guzmán fue capturado, el PCP-SL estaba cerrando la segunda campaña de su quinto plan<br />
militar y se preparaba para iniciar el sexto plan —y último, según Guzmán— que debía culminar en el año<br />
1996 con la conquista <strong>del</strong> poder. Esa previsión subestimaba la capacidad de recuperación <strong>del</strong> Estado y la<br />
resistencia que las acciones <strong>del</strong> PCP-SL habían provocado en el campo, así como la nueva estrategia de las<br />
Fuerzas Armadas y su inmensa superioridad en personal y medios.<br />
Por otra parte, el objetivo senderista de crear un vacío de poder en las ciudades no era fácil de conseguir.<br />
El PCP-SL enfrentaba ya una fuerte oposición organizada en los sectores populares, que, si bien mostraban su<br />
involucrar en acciones militares a miles de campesinos como carne de cañón y simple sostén de la fuerza principal y la fuerza local, que sí<br />
tenían capacidad de realizar acciones militares ofensivas (asaltos a puestos policiales y emboscadas a patrullas militares) o incursiones en<br />
comunidades consideradas enemigas. Guzmán quería, de esa manera, «atizar» la reacción <strong>del</strong> Estado y las Fuerzas Armadas que, en los<br />
primeros años, tendieron, en efecto, a tratar a esos campesinos como enemigos, por lo que se incrementó la cantidad de muertos y la<br />
represión indiscriminada. Pero el alto costo en vidas humanas era parte de la estrategia senderista. Interesa resaltar aquí el error garrafal<br />
cometido por Guzmán al querer trasplantar las tesis de Lenin y Mao, que planteaban organizar, desde el Estado, es decir, después de la toma <strong>del</strong><br />
poder, la milicia como «mar armado de masas» para diluir al ejército popular ya victorioso en el seno <strong>del</strong> pueblo. Paradójicamente, esa<br />
incorporación de las fuerzas de base al EGP fue considerada un aporte <strong>del</strong> llamado «presidente Gonzalo» a la línea militar de la revolución.<br />
87 Véase al respecto la evaluación de los últimos años <strong>del</strong> gobierno <strong>del</strong> Partido Aprista Peruano en el tomo III, «<strong>Los</strong> actores políticos e<br />
institucionales», subcapítulo 2.<br />
TOMO II PÁGINA 72