13.05.2013 Views

Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet

Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet

Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

LOS ACTORES ARMADOS<br />

descalificar desde los fundamentos a las personas o grupos políticos que no compartieran esta actitud. Eso les<br />

daba a los fujimoristas una identidad política excluyente, fundamentalista, que les permitía desacreditar como<br />

«tontos útiles» o simplemente traidores a todos los demás grupos políticos. Así fueron usadas las Fuerzas<br />

Armadas por Fujimori para hacerse bases de apoyo social compactas. El fujimorismo practicó política de odio,<br />

amenazó y denigró constantemente a quienes no compartieran la defensa <strong>del</strong> poder absoluto de Fujimori y su<br />

cúpula con el pretexto de que la guerra contrasubversiva debía ser apoyada sin importar qué camino tomase,<br />

con tal de que llegase a eliminar a los terroristas. Las acciones violatorias de los derechos humanos que los<br />

altos mandos estaban dispuestos a permitir y tolerar, porque sus doctrinas contrasubversivas eran muy ambiguas<br />

en este punto, se convertían, en manos de Fujimori, en objeto de una defensa política airada, concentrada<br />

en desacreditar a los defensores de los derechos humanos y a los políticos de los demás partidos.<br />

Esta estrategia dio lugar a discursos ideológicos que algunos políticos <strong>del</strong> oficialismo aprendieron a repetir<br />

y adornar. Típica figura retórica <strong>del</strong> fujimorismo era la pregunta que solía hacer (años después) el congresista<br />

Trelles Montero a sus contendores políticos: ¿piensa usted liberar presos por terrorismo o no? Si su interlocutor<br />

evitaba decir un no rotundo, Trelles señalaba con ironía que su interlocutor probablemente guardaba<br />

alguna simpatía con los terroristas. Era importante, pues, para el fujimorismo, tener presos mal procesados y<br />

matanzas y desapariciones no esclarecidas, porque así podían polarizar contra quienes pidiesen balance de<br />

poderes y control democrático de los servicios de inteligencia. Por esto, aunque por muchas razones propias<br />

de la guerra contrasubversiva y de la defensa de la democracia en el contexto hemisférico era imprescindible<br />

mejorar la observancia de los derechos humanos, el gobierno de Fujimori, desarrolló artificialmente líneas de<br />

acción militar que implicaban violación sistemática de los derechos humanos, y esto en función de consolidar<br />

lealtades políticas, tanto dentro de las Fuerzas Armadas como en todos los demás sectores.<br />

3.4.4. El empleo de las Fuerzas Armadas contra el narcotráfico y la batalla por el control <strong>del</strong> alto<br />

Huallaga<br />

Tan drástico e inmediato como el shock económico, pero menos perceptible, fue el ingreso de personal de las<br />

Fuerzas Armadas en 1990 a dirigir la Policía Nacional <strong>del</strong> Perú (PNP). 625 Ése fue el primer paso hacia el empeño<br />

arriesgado y comprometedor de las Fuerzas Armadas en la persecución <strong>del</strong> narcotráfico. Durante el gobierno<br />

aprista, las nubes de la corrupción se habían acumulado sobre el Ministerio <strong>del</strong> Interior y la policía, quienes se<br />

encargaban de la lucha antinarcóticos. Mientras tanto, las Fuerzas Armadas se concentraban en el esfuerzo contrasubversivo<br />

sobre la base de la nueva estrategia de 1989, y algunos sectores de ellas se entregaban a la conspiración<br />

contra la democracia, pergeñando el Plan Político Militar. Agustín Mantilla, viceministro primero y luego<br />

Ministro <strong>del</strong> Interior durante el gobierno <strong>del</strong> PAP, había organizado a la PNP como una fuerza a disposición <strong>del</strong><br />

gobierno que le servía de contrapeso al creciente poder de las Fuerzas Armadas y le permitía al gobierno mantener<br />

frente a ellas cierta esfera propia de acción en materia de seguridad. (Existen indicios de que en este espacio<br />

de relativa autonomía surgió el grupo paramilitar llamado «Comando Rodrigo Franco», pero está claro que al<br />

final <strong>del</strong> período los crímenes cometidos bajo este membrete perjudicaron seriamente la imagen de Mantilla,<br />

quien terminó aceptando la existencia de ese grupo). Agencias destacadas de la PNP que sustentaban la precaria<br />

independencia <strong>del</strong> gobierno frente a las Fuerzas Armadas eran las direcciones de investigaciones antiterroristas,<br />

anticriminales y antidrogas, y sobre todo la Dirección General de Inteligencia (DIGIMIN), encargada de apoyar<br />

las investigaciones con análisis, acopio de inteligencia y operaciones de contrainteligencia.<br />

Cuando el general EP (r) Cáceres fue nombrado Director de la DIGIMIN, todo el personal, los equipos y<br />

la información de inteligencia acopiada por el Interior pasaron al SIN. La subordinación de la PNP a los<br />

Jefes de los Comandos Políticos Militares en las zonas de emergencia quedó completada de este modo,<br />

cuando las mejores capacidades de acopio de información a partir de fuentes no públicas quedaron bajo el<br />

control de las Fuerzas Armadas. En ese mismo acto, las investigaciones policiales terminaron de claudicar<br />

ante los operativos de inteligencia y contrainteligencia. Desde entonces, el perfil profesional de los investigadores<br />

policiales peruanos se desdibujó y muchos de ellos aceptaron con entusiasmo su nuevo papel de<br />

analistas o agentes de inteligencia (incluso interrogadores) al servicio de operaciones especiales dirigidas<br />

por militares y, en algunos casos, por el SIN.<br />

625 Véase el apartado sobre las Fuerzas Policiales.<br />

TOMO II PÁGINA 241

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!