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Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet

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PRIMERA PARTE SECCIÓN SEGUNDA CAPÍTULO 1<br />

pesina afectada por los actos de terrorismo, generando el máximo de ocupación y autoabastecimiento de alimentos<br />

en la zona de emergencia». Con esto, se anticipó a los planes de inversión pública y fomento que ya<br />

estaban en trámite por el largo camino de los ministerios y corrigió todo lo que le pareció necesario, desautorizando<br />

a los funcionarios y parlamentarios que hasta ese momento habían intervenido en los planes de desarrollo.<br />

Sin embargo, su idea de aprobar los planes de gasto público en reuniones con participación popular, y<br />

en respuesta a petitorios presentados por los vecinos de cada distrito, sólo se materializó en el distrito de Sacsamarca,<br />

donde él tenía un liderazgo personal por razones de historia familiar. Optimistamente, él percibió<br />

que la noticia de su forma de actuar en Sacsamarca «corrió como un reguero de pólvora. 497<br />

Es notorio que sus acciones en el campo <strong>del</strong> desarrollo agropecuario apenas si tenían asesoría especializada<br />

y estaban lejos de ser un mo<strong>del</strong>o de desarrollo sustentable, pero también es evidente que eso no era lo que le<br />

interesaba, sino el efecto psicosocial de estas medidas en el curso de la lucha contra el PCP-SL. En realidad, muchas<br />

de sus acciones, más que responder a un auténtico plan parecían reproducir esquemas paternalistas conocidos<br />

en el campo ayacuchano mucho antes de la Reforma Agraria: a donde llegaba con su helicóptero repartía<br />

pan, porque en esa región el pan es un regalo tradicional que llevan los viajeros a los pueblos alejados en el campo.<br />

No perdía ocasión de demostrar a los campesinos que entendía y apreciaba su trabajo y su cultura. De todos<br />

modos, su plan tampoco estaba bien hecho desde el punto de vista psicosocial, porque no iba acompañado de la<br />

emisión de mensajes que aseguraran que la población, dispersa por ese enorme territorio, recibiría esas señales y<br />

les daría el significado que él esperaba. Llegó a aplicar su plan de inversiones en veintisiete pueblos, es decir, en<br />

menos <strong>del</strong> 1% de los centros poblados de la zona de emergencia. Además, Huamán subestimó la capacidad política<br />

<strong>del</strong> PCP-SL para hacer aparecer ese gasto social como conquista de la «guerra popular». 498 Como los pueblos<br />

de la zona de emergencia habían sido visitados por el PCP-SL desde tiempos de la Reforma Agraria y no habían<br />

visto aparecer inversión publica alguna hasta la llegada <strong>del</strong> general Huamán, no era difícil para el PCP-SL hacer<br />

creer a la gente que, si no fuera por la guerra popular, jamás habrían llegado esas inversiones.<br />

Si las medidas económicas de Huamán ya habían puesto muy tirantes sus relaciones con el Gobierno, éstas<br />

terminaron por romperse cuando declaró a la prensa que el mando militar de la zona debería tener atribuciones<br />

políticas, particularmente nombrar y remover autoridades locales, para hacer frente al PCP-SL. El Gobierno<br />

vio así confirmadas sus sospechas de que las Fuerzas Armadas querían usar la campaña militar como<br />

un medio para recuperar el poder político y que Huamán quería ser un dictador en Ayacucho. Al día siguiente<br />

de esas declaraciones fue removido de su cargo, el 28 de agosto de 1984.<br />

El informe sobre las experiencias adquiridas en ese cargo que Huamán elevó a sus superiores después de<br />

ser destituido contiene pasajes reveladores de su posición ideológica reformista y desarrollista, seguramente<br />

compartida por muchos altos mandos <strong>del</strong> Ejército, pero al mismo tiempo incompatible con la política económica<br />

<strong>del</strong> gobierno y con las recomendaciones de la administración Reagan. Según Huamán:<br />

Ayacucho fue escogido por los mentores intelectuales de la subversión no por casualidad [...] sino por<br />

la extrema corrupción de los funcionarios <strong>del</strong> Estado que empujó al pueblo a una desesperación intolerable,<br />

situación que fue aprovechada para convencer a las masas de que la única solución era destruir<br />

a los causantes y crear un nuevo sistema más soportable.<br />

Aplicando el simple principio de causa y efecto, o también de que la reacción es producido por la acción,<br />

Ayacucho constituye la respuesta a la violencia estructural, es reacción <strong>del</strong> pueblo, es la máquina social<br />

que se alza en rebelión contra la administración político-burocrática tan peligrosamente anacrónica, y<br />

que puede degenerar en la destrucción <strong>del</strong> sistema de vida y orden actual, si no se adopta como estrategia,<br />

la reducción de los agravios, de la pobreza, de la desigualdad, de la injusticia, el descenso de moralidad,<br />

la violencia política, pérdida de autoridad de las instituciones democráticas, el ciego intento de<br />

defender estructuras que han devenido en obsoletos por haber quedado al margen de la realidad social<br />

que se vive, y la situación de despojo en que se halla la población de las comunidades indígenas.<br />

En Ayacucho el pueblo conoce muy bien a los petardistas, ayuda a esconderlos y coopera con su alimentación,<br />

sea por el terror a ser eliminados o por simpatía. Mientras el pueblo no cambie de actitud,<br />

subsistirá la subversión y la única forma de reconquistar su apoyo es cambiando la situación cuyas<br />

497 CVR. Entrevista. General (r) Adrián Huamán Centeno.<br />

498 De hecho, el PCP-SL hizo creer que la instalación de agua y desagüe en barrios de Huamanga fue una conquista de la guerra popular.<br />

TOMO II PÁGINA 184

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