Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
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LOS ACTORES ARMADOS<br />
nes inermes y también se practicaron interrogatorios para obtener inteligencia predictiva en el mismo escenario<br />
de las operaciones militares. Operación corriente era cercar un pueblo, sacar a toda la población de<br />
sus casas e identificar, por lista negra de «inteligencia», a supuestos terroristas. 491 Observaciones sobre la<br />
conducta de los pobladores, como cuántos y quiénes acudían al izamiento de la bandera en la plaza, proveían<br />
referencias iniciales. 492 Con frecuencia eran tomados como sospechosos quienes no asistían a las<br />
asambleas de pobladores convocadas por la patrulla militar.<br />
No era extraño que una patrulla llegase a un lugar donde en muchos años no había habido ninguna presencia<br />
<strong>del</strong> Estado. <strong>Los</strong> caseríos que ya habían sido intervenidos por el PCP-SL reaccionaban de muy diversas<br />
maneras cuando llegaba una patrulla militar. En el caso más favorable, los pobladores acogían a la patrulla y<br />
compartían con ellos sus pocos víveres, relataban la incursión de los subversivos, eventualmente denunciaban<br />
a los elementos locales <strong>del</strong> PCP-SL y asumían un compromiso con las Fuerzas Armadas. <strong>Los</strong> militares compartían<br />
también sus alimentos y, sobre todo, su botiquín. Entre tanto, sucedía a veces que los militares identificaban<br />
como elemento subversivo a una o varias personas. En el primer año <strong>del</strong> conflicto, lo usual era llevarse<br />
detenidos a los sospechosos. Al atardecer, cuando partía la patrulla, el pueblo quedaba inerme. Luego<br />
venían las represalias <strong>del</strong> PCP-SL. <strong>Los</strong> pueblos ya visitados por las Fuerzas Armadas recibían el peor trato.<br />
Con apoyo de sus informantes locales, los subversivos vejaban, mutilaban o ejecutaban <strong>del</strong>ante de todo el<br />
pueblo a quienes colaboraron con la patrulla militar en lo que llamaban un «juicio popular».<br />
Hubo lugares donde la fuerza armada logró un «restablecimiento» de las autoridades locales y recuperó el<br />
dominio militar con apoyo de la población, cuando los pobladores eran capaces de romper la segmentación y<br />
deshacerse <strong>del</strong> terror que protegía a los elementos locales <strong>del</strong> PCP-SL. Pero el PCP-SL atacó de nuevo en muchos<br />
sitios hasta lograr el «contrarrestablecimiento» de sus comités populares. Mientras las Fuerzas Armadas buscaban<br />
el difícil objetivo de conseguir un apoyo unitario de toda la población al Estado peruano y un rechazo unitario<br />
al terrorismo, el PCP-SL concentraba sus esfuerzos en conseguir la división, o sea la existencia de un sector<br />
senderista en cada pueblo, capaz de desarrollar paulatinamente poder político y militar en medio de la neutralidad<br />
de la amedrentada mayoría de la población. Ello explica los avances <strong>del</strong> PCP-SL durante 1983.<br />
<strong>Los</strong> brutales «contrarrestablecimientos» <strong>del</strong> PCP-SL desencadenaron una escalada. Como ya se ha dicho,<br />
los elementos armados <strong>del</strong> PCP-SL no eran estables; tomaban las armas de lugares donde las mantenían ocultas<br />
—cuevas, refugios de pastores, viviendas campesinas— sólo al momento de dirigirse a una acción determinada,<br />
para lo cual también movilizaban a su personal de apoyo, que de otro modo permanecía disperso en<br />
pueblos y campos. <strong>Los</strong> jefes de las bases contrasubversivas, al comprobar que no conseguían estabilizar el<br />
control militar de las zonas que patrullaban, quedaron conminados de hecho a incrementar con sus propios<br />
medios la obtención de inteligencia y a intentar la eliminación selectiva de los identificados como los jefes de<br />
las bases de apoyo <strong>del</strong> PCP-SL. El agotamiento físico y los efectos psicológicos de la guerra explican —pero no<br />
disculpan— que se haya incurrido en errores y excesos. De esto no sólo son responsables quienes combatieron,<br />
sino también quienes debieron haber prestado el apoyo político, económico e institucional para estabilizar<br />
los resultados de la presencia militar con medidas en los campos no militares.<br />
3.1.3. Repercusiones de la violencia y desunión política<br />
Debido a la magnitud de la contraofensiva militar, el PCP-SL resultó afectado, al modo advertido por Cisneros:<br />
los senderistas habían muerto, pero, para matarlos, se había victimizado a poblaciones en una forma masiva.<br />
Debido a la pérdida de cuadros y simpatizantes, el número de atentados disminuyó notoriamente hacia<br />
1985. Las Fuerzas Armadas y Fuerzas Policiales, entre tanto, registran un número menor de bajas en comparación<br />
con períodos posteriores. 493<br />
El número de ejecuciones extrajudiciales y violaciones diversas de los derechos humanos, en el enfrentamiento<br />
a la estrategia senderista ya comentada, alcanzó dimensiones catastróficas en proporción al tamaño de<br />
la población de la zona. Las cifras sobre el número de bajas de nuestras Fuerzas Armadas en comparación con<br />
las altísimas cifras de civiles y presuntos subversivos muertos, que llegan a miles, así como el hecho de no<br />
Roberto Noel Moral.<br />
491 CVR. Entrevista. General (r) Luis Pérez Documet.<br />
492 CVR. Entrevista. General (r) Adrián Huamán Centeno.<br />
493 Véase el tomo I, capítulo 3.<br />
TOMO II PÁGINA 181