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Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet

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LOS ACTORES ARMADOS<br />

PAP, de forma que incluso este antiguo partido centrado en la idea de una revolución social no comunista<br />

quedó enredado en el intercambio de acusaciones. La confusión aumentó cuando el Movimiento Revolucionario<br />

Túpac Amaru (MRTA) anunció su ingreso a la lucha armada. Como en este caso sí se trataba de un grupo<br />

subversivo regular, vinculado al comunismo internacional y heredero de las ramas radicalizadas <strong>del</strong> PAP que<br />

emprendieron las efímeras guerrillas de 1965, entonces se reforzó la creencia de que detrás <strong>del</strong> PCP-SL, el<br />

MRTA y las izquierdas parlamentarias había un mismo actor político, el comunismo internacional. Al menos<br />

hasta 1986, las apreciaciones estratégicas sobre la actividad subversiva para el planeamiento de la defensa<br />

interior veían a los demás grupos de izquierda marxista, inclusive la parlamentaria, como aliados <strong>del</strong> PCP-SL<br />

y potenciales subversivos. 496 Este engaño colectivo —originado en la confusión que tenían las izquierdas sobre<br />

sí mismas— impidió en los primeros años <strong>del</strong> conflicto reconocer las fuertes diferencias entre las agrupaciones<br />

de izquierda, el MRTA y el PCP-SL. Ello no sólo frustró la necesaria unidad política para enfrentar al PCP-SL,<br />

sino que permitió que amplios sectores subestimaran su peligrosidad y se contentaran con interpretar al PCP-<br />

SL como una explosión <strong>del</strong> comprensible descontento de los campesinos pobres.<br />

La interpretación de las causas sociales de la violencia política manejada en los años ochenta tanto por los<br />

militares como por los políticos estaba concentrada en el problema de la pobreza. No se percibían los problemas<br />

políticos, como el comportamiento autoritario de los partidos y de los líderes y organizaciones <strong>del</strong> «movimiento<br />

popular», ni la falta de seguridad y de respeto a los derechos fundamentales, reflejados en la corrupción,<br />

la exclusión, el burocratismo, el crimen organizado y el narcotráfico. Belaunde mismo se limita a<br />

devolver los diarios expropiados a sus antiguos dueños, a celebrar elecciones municipales, construir viviendas<br />

y fomentar el crecimiento económico. Sus recursos para reformar el sistema político son tan escasos que no<br />

tiene elementos para hacer un aporte civil significativo a la pacificación de la zona de emergencia.<br />

En resumen, el carácter marginal de la guerra 1983-1985 estuvo determinado por la decisión política implícita<br />

y unánime, de buscar que el esfuerzo de defensa, protagonizado por los militares, no tuviera consecuencias<br />

para otros campos de la vida nacional. Ello ocurrió en dos direcciones: desde el oficialismo, porque<br />

veían en eso un retorno de los militares al poder y por una lógica de <strong>del</strong>egación de funciones a las Fuerzas<br />

Armadas en lo que se suponía debía ser una campaña estrictamente limitada al campo militar; y desde la oposición,<br />

para evitar una ampliación <strong>del</strong> concepto de lucha contrasubversiva que pudiera volverse contra ellos<br />

mismos. La posición política <strong>del</strong> Gobierno, que oficialmente no reconocía la existencia de un conflicto interno<br />

con carácter de guerra subversiva, sino sólo brotes terroristas, coincidió con la estrategia de incomunicación<br />

de la zona de conflicto establecida por las Fuerzas Armadas. El resultado fue que se estaba peleando una guerra<br />

oficialmente inexistente, la cual debía acabarse rápido, a cualquier precio y sin dejar huellas de lo ocurrido.<br />

3.1.4. Primeros intentos de corregir la estrategia<br />

Al comenzar el año 1984, el general Clemente Noel Moral fue relevado de su cargo por el general Adrián<br />

Huamán Centeno. Natural de la zona y hablante de la lengua quechua, el general Huamán parecía mostrar<br />

disposición para tomar en sus propias manos las medidas políticas y económicas necesarias para conquistar el<br />

apoyo de la población. Aunque dio pasos para este fin, el número de testimonios de ejecuciones extrajudiciales<br />

y desapariciones producidas por las fuerzas <strong>del</strong> orden durante su período es el más elevado de toda la<br />

historia <strong>del</strong> conflicto. También lo es el número de crímenes perpetrados ese año por el PCP-SL. En este período,<br />

se descubren las primeras fosas comunes, Huamanguilla y Pucayacu. También está claro que el ambivalente<br />

apoyo que Huamán dio a la organización de autodefensas campesinas, propiciando el levantamiento de<br />

pueblos enteros contra las amenazas <strong>del</strong> PCP-SL, pero sin darles ningún armamento ni entrenamiento adecuado,<br />

hizo que aumentara la violencia por parte <strong>del</strong> PCP-SL y también por parte de las mismas autodefensas.<br />

Convencido de que tenía que vincular las acciones de desarrollo con las acciones militares, Huamán, en su<br />

calidad de Jefe <strong>del</strong> Comando Político Militar de la Zona de Emergencia, interpretó que este cargo le confería la<br />

atribución de dirigir el presupuesto de inversión pública de la Corporación Departamental de Desarrollo de<br />

Ayacucho. Emitió entonces la directiva 001-SAS/SZSN «E», el 27 de abril de 1984, con la finalidad de «reorientar<br />

cualitativa, cuantitativa y estratégicamente la inversión pública 1984 <strong>del</strong> Departamento de Ayacucho al<br />

desarrollo de las actividades productivas agropecuarias que beneficien prioritariamente a la población cam-<br />

496 «<strong>Los</strong> partidos marxistas agrupados en la Izquierda Unida apoyan a la subversión», CC Fuerzas Armadas. Directiva 01-PE-DI – JUN 86<br />

JUL 90: Para la Defensa Interior <strong>del</strong> Territorio: Contrasubversión, p. 8.<br />

TOMO II PÁGINA 183

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