Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
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LOS ACTORES ARMADOS<br />
tos armados <strong>del</strong> PCP-SL estuvieran activos. Pero la rápida aplicación de las medidas políticas, sociales y económicas<br />
para consolidar los avances <strong>del</strong> control militar no fue siquiera planeada por el gobierno. Al parecer,<br />
lo ganado militarmente pueblo por pueblo debía consolidarse también sólo militarmente.<br />
La estrategia <strong>del</strong> PCP-SL apuntaba a involucrar en el conflicto a la población, practicando sistemáticamente<br />
el terror y el asesinato, el reclutamiento forzado y el uso de las poblaciones como escudos humanos, violando<br />
las más elementales leyes de la guerra con la finalidad de obtener un poder político totalitario. Además,<br />
no establecía en general campamentos ni se proponía establecer columnas permanentes. La concepción de<br />
larguísimo plazo, de inspiración maoísta, permitía al PCP-SL acumular poder mediante violencia permanente,<br />
selectiva y difusa contra la población civil. El PCP-SL dirigía sus acciones primero contra las personas que<br />
representaban al Estado o mantenían relaciones con instituciones públicas, pero también contra quienes tenían<br />
actividades comerciales o agropecuarias que implicasen integración al mercado nacional, al crédito o a<br />
ayuda técnica. O bien conseguían el total sometimiento y colaboración de estas personalidades locales, como<br />
el maestro de escuela o el juez de paz, o los asesinaban con crueldad tras infames «juicios populares». «Batir el<br />
campo» implicaba también destruir los intereses económicos organizados, es decir, descapitalizar el área, por<br />
lo cual mataban el ganado seleccionado, destruían los pocos tractores y bombas de agua, en ocasiones hasta<br />
los puentes y carreteras. Más que movilizar a la mayoría de la población, el PCP-SL buscaba paralizarla y, en<br />
términos políticos y militares, reducirla a la neutralidad, de forma que se convirtiera en un reservorio de material<br />
humano a disposición <strong>del</strong> PCP-SL.<br />
El núcleo de simpatizantes que el PCP-SL establecía en cada localidad servía de base logística e inteligencia a<br />
los militantes <strong>del</strong> partido, quienes hacían su aparición armada ocasionalmente para ajusticiar a los denunciados<br />
por el núcleo y ejecutar las medidas de expropiación, extorsión o leva forzada. Si flameaban banderas rojas no<br />
era porque la población fuera mayoritariamente senderista, ni mucho menos, sino porque estaba aleccionada por<br />
el PCP-SL de que nadie debía atreverse a retirar las banderas rojas que pusieran sus agentes locales.<br />
Otra peculiaridad <strong>del</strong> PCP-SL ignorada por la estrategia contrasubversiva de inicios de los ochenta es<br />
que no dependía en absoluto de apoyo externo. Equivocadamente, se creía importante aislar el territorio<br />
donde operan los subversivos, para impedir la llegada de directivas y apoyo desde el extranjero. El general<br />
Clemente Noel, jefe militar de la zona, habla de «ramificaciones externas» <strong>del</strong> PCP- SL que «posiblemente lo<br />
conducen» (Noel 1989: 11).<br />
La estrategia adoptada por las Fuerzas Armadas suponía que la población se dividía en poblados subversivos<br />
y poblados leales al Estado Peruano. El PCP-SL en realidad segmentaba cada colectividad rural y, usando<br />
su base de apoyo en un segmento, lograba atraer la respuesta militar contra toda ella. Así se explica el elevado<br />
número de víctimas inocentes. La respuesta militar consistía en tomar el control de poblados y zonas<br />
rurales, durante lo cual se esperaba destruir los elementos armados o fuerzas enemigas. Pero el PCP-SL, a<br />
diferencia de las guerrillas comunistas, practicaba una guerra irregular en la que sus combatientes no usaban<br />
uniformes, se confundían entre la población y no se proponían adquirir el dominio militar de las zonas donde<br />
desarrollaban su poder. Al menos durante el primer año, el comando militar de la zona de emergencia creyó<br />
incluso que el PCP-SL preparaba ataques masivos y simultáneos a todas las bases contrasubversivas para<br />
tomar el control territorial. 489 En ello se equivocaron totalmente.<br />
La misión de la campaña contrasubversiva se definió como recuperación <strong>del</strong> dominio territorial. Las operaciones<br />
militares empezaron el 30 de diciembre de 1982, cuando el gobierno dispuso la intervención de las<br />
Fuerzas Armadas en la lucha contrasubversiva. Bajo el mando <strong>del</strong> general Clemente Noel Moral, se reorganizó<br />
la subzona de seguridad nacional E, que abarca cinco provincias de Ayacucho y todo Huancavelica, extendiendo<br />
la subzona a la provincia de Andahuaylas. El planeamiento se realiza en las instancias militares locales,<br />
con aprobación <strong>del</strong> Comando de la Zona de Seguridad Nacional <strong>del</strong> Centro.<br />
Se determinaron y ocuparon Zonas, Subzonas y Áreas de Seguridad Nacional, en las cuales se desplegaron<br />
Fuerzas de Control Territorial y algunas Unidades de Reserva Móviles. Las prioridades estratégicas fueron<br />
las siguientes: primero, proteger a las poblaciones amenzadas por el terrorismo, a las autoridades locales<br />
489 Incluso se ordenó inamovilidad el 26 de julio, aniversario de la revolución cubana, y, en otra ocasión, se bombardeó con morteros las<br />
alturas que rodean Huamanga para impedir la concentración de fuerzas subversivas que se esperaba intentarían tomar la ciudad. Véase<br />
CVR. Entrevista. 10 de marzo de 2003. General (r) Roberto Noel Moral.<br />
TOMO II PÁGINA 179