Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
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PRIMERA PARTE SECCIÓN SEGUNDA CAPÍTULO 1<br />
tomar represalias contra aquellos que no les simpatizan o con quienes han tenido problemas antes. 361 <strong>Los</strong> policías<br />
sostienen que los gobiernos, de muchas maneras, han instrumentalizado a la policía con fines políticos:<br />
[...] entonces políticamente la policía es utilizada también [...] el Estado [gobierno], éste la utiliza, la arma, la<br />
desarma, la articula, la desarticula a sus intereses, lamentablemente esa es la situación de la policía ¿por qué?,<br />
Porque cuando la policía comienza a trabajar y hay intereses de por medio que pueda afectar la imagen política...<br />
¡tak! un coronel, un buen coronel, un excelente coronel le dan de baja porque hizo la investigación [...]<br />
como ahora están en el poder ¡zas! ¡de baja! Son unos miserables. Yo odio al político, ¿por qué? Porque nos tratan<br />
como si fuéramos carne de quinta categoría, carne de cañón y me duele [...] Entonces pues, por eso es que a<br />
veces algunos de los oficiales somos así, todo el mundo se cuida sus frijoles ¿no? Total todo el mundo quiere<br />
hacer corralito para que le den gasolina y carro ¿no? Entonces mejor no, mejor no me traigo problemas y mejor<br />
no lo hago, cuando hay resultado positivo, cuando hay un evento de importancia entonces salen ellos. Cuando<br />
es falla y es mancada, sales tú porque no se podía dar la imagen de político. 362<br />
En efecto, la instrumentalización no sería posible si los policías no lo permitieran. Es muy bien sabido dentro<br />
de la muy bien cimentada cultura institucional de la policía que, para no tener problemas o en algunos<br />
casos para favorecer la carrera vía nombramientos, hay que «estar bien» con el poder político de turno. Sin<br />
mecanismos de control y sanción efectivos (para los policías y casos de abuso por parte <strong>del</strong> poder ejecutivo),<br />
esto produce y reproduce una cultura institucional tendiente al clientelismo y a la corrupción. Por eso, la «costumbre<br />
es que todo el mundo le lamiera las medias al que tiene el poder, nadie se atreve a discrepar ni un<br />
milímetro <strong>del</strong> que tiene el mando; esa es la razón, una de las razones. Entonces ya se pueden imaginar que si<br />
el presidente tiene una visión tan equívoca <strong>del</strong> problema, bueno todo se viene hacia abajo pues, se derriba». 363<br />
Teniendo muchas veces más que perder —ver frustrada su carrera por una sanción, un cambio intempestivo<br />
a alguna «congeladora» o un pase al retiro— antes que ganar, son pocos los policías que normalmente se<br />
atreven a mantener una actitud enteramente profesional, recta, con una opinión propia que no permita dejarse<br />
llevar en sus decisiones o acciones por intereses ajenos o políticos. Muchas veces sucederá que los policías<br />
más honestos y calificados no conseguirán ascender lo suficiente en esta escala de relaciones y prebendas, lo<br />
que truncará antes de tiempo su carrera. Dedicados por entero a su trabajo cotidiano, no lograrán establecer<br />
las relaciones necesarias —dentro y fuera de la institución— para consolidar una correlación de fuerzas a su<br />
favor a la hora de los ascensos y nombramientos. Con todas estas distorsiones de base, los puestos de mayor<br />
responsabilidad en la organización policial durante el proceso de guerra interna no siempre fueron ocupados<br />
por los profesionales más indicados:<br />
[...] los políticos los colocan en los puestos que ellos quieren y los acomodan pues porque les arrima espacio ¿no?<br />
Las costumbres vienen desde arriba ¡si! <strong>Los</strong> ascensos, todos los generales, generalmente, los generales no son los<br />
recomendados, no son por capacidad profesional, son por que son recomendado por el presidente, porque es familia<br />
<strong>del</strong> otro. Entonces, llega un general de una unidad que en su vida la ha conocido ni la ha visto. Esos son los<br />
desastres que tenemos. 364<br />
Una parte de esto podría verse en el caso de la DIRCOTE que, desde sus primeros días como división y hasta<br />
1993 (ya como DINCOTE), vio cambiar los oficiales al mando sucesivamente, casi año a año, con excepción de<br />
la gestión de Reyes (la más larga). Es así como fácilmente los generales terminan siendo «aves de paso»: 365 para<br />
un trabajo tan complejo y especializado como la lucha contrasubversiva contra el PCP-SL (organización compleja,<br />
con un lenguaje especial), en lo que los generales demoran en ir familiarizándose con el trabajo, son nuevamente<br />
cambiados a otras unidades. En general, los cambios anuales de oficiales no permiten asegurar un trabajo<br />
policial especializado y eficiente, un servicio continuo. La DIRCOTE, sin embargo, tuvo la suerte de contar con la<br />
continuidad <strong>del</strong> trabajo de diversos oficiales reconocidos que llevaban trabajando varios años en ella, como Palacios,<br />
Tisher, Sarmiento, Lagunas, Díaz Marín, Elías, Murazzo, Valencia, Jiménez, Miyashiro, entre otros; así como<br />
también de varios suboficiales muy capaces, entre ellos Lázaro Molina, uno de los maestros de esta unidad.<br />
361 Esta desconfianza y temor existe, especialmente, entre policías de Seguridad <strong>del</strong> Estado de la ex PIP. Ellos fueron los responsables de<br />
detenciones a opositores políticos a lo largo de la historia. Por ejemplo, Belaunde Terry y De la Jara (primer ministro <strong>del</strong> Interior de su<br />
gobierno) habían sido exiliados años antes de asumir el gobierno en 1980, como producto <strong>del</strong> golpe de las Fuerzas Armadas de 1968.<br />
362 CVR. Entrevista. 4 de noviembre de 2002. Coronel PIP (r) Palacios.<br />
363 CVR. Entrevista. 12 de diciembre de 2002. Teniente general (r).<br />
364 CVR. Entrevista. 23 de agosto de 2002. Coronel PIP (r) Palacios.<br />
365 CVR. Entrevista. 20 de marzo de 2003. Coronel PIP (r) Palacios.<br />
TOMO II PÁGINA 142