Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
PRIMERA PARTE SECCIÓN SEGUNDA CAPÍTULO 1<br />
2.2.7. ¿Fuerzas Policiales como contrapeso al poder militar?<br />
Al iniciar su período, el gobierno aprista intentó idear mecanismos que le permitiesen un mayor control civil<br />
por sobre el uso de la fuerza pública, especialmente de la fuerza armada, buscando (sin lograrlo) una disminución<br />
de sus márgenes de autonomía y discrecionalidad. 232 Al parecer, el gobierno de Alan García Pérez (al<br />
igual que el de Fernando Belaunde Terry) asumió que tenía que enfrentar un doble desafío de seguridad interior:<br />
por un lado, la subversión y, por otro, el golpe militar.<br />
Desde un inicio, el Partido Aprista Peruano (PAP) construye una relación privilegiada con la policía. Según<br />
opiniones de miembros de algunos policías, esto formó parte de una estrategia preventiva que buscaba el<br />
contrapeso de poderes desde una posición marcada por la desconfianza frente a las Fuerzas Armadas y la<br />
posibilidad de que éstas llevaran a cabo un golpe de estado, posibilidad que hacia fines de su gobierno se<br />
tornó cada vez más inminente. 233 Su objetivo era convertir a la policía en una fuerza intermedia capaz de librar<br />
la guerra contra el PCP-SL e impedir que las Fuerzas Armadas tomasen el control de la seguridad interior.<br />
«Entonces comienza una política que usted recuerda para armar a la policía con un sentido, digamos, estratégico,<br />
de equilibrio, como decir no solamente dependo de la Fuerzas Armadas sino también la policía está aquí.<br />
[...] ese tipo de cosas que ocasiona recelos en las Fuerzas Armadas [...]». 234<br />
En efecto, la compra de armamento para las Fuerzas Policiales generó conflictos entre el gobierno y las<br />
Fuerzas Armadas, quienes debían aprobarlas de acuerdo a ley. Otra iniciativa que fue percibida en esa dirección<br />
fue la decisión de privilegiar a civiles para la dirección de la cartera de Interior, usualmente a cargo de<br />
miembros de las Fuerzas Armadas:<br />
Simplemente la respuesta para escoger a un ministro <strong>del</strong> interior era mirar hacia la Fuerza Armada y sobre todo<br />
al Ejercito [...] [Esto] sí, cambió [con el gobierno <strong>del</strong> APRA] específicamente porque puso a su gente. Había desconfianza<br />
entre ese gobierno y la Fuerza Armada, y la Fuerza Armada desconfiaba <strong>del</strong> gobierno aprista. 235<br />
La apuesta <strong>del</strong> nuevo gobierno privilegia la conducción directa de la policía vía el Ministerio <strong>del</strong> Interior.<br />
Descuidará con el paso de los años una dirección global y unificada de la política de seguridad interior. Esto<br />
dará lugar al desarrollo de estrategias y acciones paralelas en la lucha contrasubversiva a la manera de compartimentos<br />
estancos 236 y una autonomía cada vez mayor de las Fuerzas Armadas frente al gobierno y la alta<br />
dirección policial. 237 El acercamiento <strong>del</strong> Gobierno a las Fuerzas Policiales llevará también, posteriormente, a<br />
desconfiar y a señalar la ocurrencia de un proceso de politización de las mismas.<br />
2.2.8. La agudización <strong>del</strong> desprestigio de las Fuerzas Policiales<br />
Desde 1980, la imagen pública de las Fuerzas Policiales sufre un deterioro progresivo. A esto contribuye no sólo<br />
la percepción de una aparente ineficiencia en su desempeño en la lucha contrasubversiva. Desde el inicio mismo<br />
de la violencia, una sucesión de escándalos públicos que involucraron a miembros de los tres institutos policiales<br />
abonarán una gran cuota para ello. 238 Por otro lado, se irán conociendo numerosos casos de policías que se vieron<br />
involucrados en crímenes comunes (robos, asaltos y atracos) y en bandas de crimen organizado, especialmente<br />
de secuestros. Durante el último semestre <strong>del</strong> gobierno de AP, se percibió un incremento significativo de<br />
las actividades <strong>del</strong>ictivas <strong>del</strong> personal subalterno de las Fuerzas Policiales, «caracterizado por la diversificación<br />
<strong>del</strong> <strong>del</strong>ito de tipo económico, donde predomina [...] la persecución <strong>del</strong> lucro y de algún tipo de ganancia a cualquier<br />
costo: el desmantelamiento de carros de narcos realizado por miembros de la PIP, la falsificación de dólares<br />
a cargo de elementos de esa misma institución, la extorsión y asalto practicados por la GC. Esta tendencia se<br />
232 Véanse los subcapítulos sobre las Fuerzas Armadas y el PAP en los tomos II y III, respectivamente..<br />
233 «[...] yo sabía dónde estaban todos los generales y comandante generales <strong>del</strong> Ejército, de la Marina, Aviación. Lo sabía perfectamente<br />
porque era mi función [ministro <strong>del</strong> Interior], yo no iba a permitir que dieran un golpe de estado. ¡Qué buena gracia!» (CVR. Entrevista.<br />
20 de septiembre de 2002. Barsallo) Véase el estudio sobre el PAP para mayores detalles.<br />
234 CVR. Entrevista. 12 de agosto de 2002. General PIP (r) Luque. «El Ejército no ve bien a favor de la Guardia Civil porque son números.<br />
Están en todos los sitios y dependen <strong>del</strong> estamento político. También, entonces, puede haber choque en un enfrentamiento». CVR.<br />
Entrevista. 23 de agosto de 2002. Coronel PIP (r) Palacios.<br />
235 CVR. Entrevista. 12 de agosto de 2002. General PIP (r) Luque.<br />
236 CVR. Entrevista. 24 de octubre de 2002. Mantilla.<br />
237Véase también los capítulos sobre las Fuerzas Armadas y el PAP.<br />
238 Véase supra, sobre los conflictos entre institutos policiales.<br />
TOMO II PÁGINA 122