Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
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LOS ACTORES ARMADOS<br />
organización y el afianzamiento de su trabajo proselitista y organizativo. Asimismo, se trazaron como objetivos<br />
«reestructurar el trabajo urbano» y, por último, a fin de financiar sus «gastos de guerra», optaron por el<br />
secuestro de importantes empresarios nacionales, 705 bajo el criterio de que «los costos de la guerra» los paguen<br />
«los grandes burgueses y [el] imperialismo» (DESCO 1989: 244).<br />
Estos secuestros se iniciaron en septiembre de 1987 706 y fueron realizados en Lima por las llamadas Fuerzas<br />
Especiales. <strong>Los</strong> secuestradores exigían elevadas sumas de dinero para liberar a sus víctimas. Sin embargo,<br />
dos de los empresarios secuestrados fueron ultimados por el MRTA. 707 Durante su cautiverio, los empresarios<br />
permanecían ocultos en las llamadas «cárceles <strong>del</strong> pueblo» —espacios de reducidas dimensiones e insalubres—<br />
y eran vigilados constantemente.<br />
De otro lado, durante el primer semestre de 1988 se produjo el primer «ajuste de cuentas» 708 por parte <strong>del</strong><br />
MRTA a ex militantes, en el ámbito <strong>del</strong> Frente Nororiental. En esta zona, militantes provenientes <strong>del</strong> MIR-VR<br />
quedaron disconformes con la unificación entre su agrupación y el MRTA; por ello, aunque formalmente<br />
aceptaron la unidad, durante los meses siguientes trabajaron por crear un proyecto político militar propio. Ése<br />
fue el caso de Pedro Ojeda Zavala, «Darío», quien encabezó a los futuros disidentes. Cuando creyó que las<br />
condiciones le eran favorables, pretendió organizar una columna guerrillera y desligarse <strong>del</strong> MRTA. Sin embargo,<br />
su intento no tuvo la repercusión esperada, 709 aunque sus acciones provocaron la desarticulación <strong>del</strong><br />
destacamento de Shanusi (MRTA 1990: 128). Ante ello, el «tribunal revolucionario» <strong>del</strong> MRTA consideró a<br />
Pedro Ojeda y a sus seguidores como «traidores». «Darío» fue ubicado por sus ex compañeros y fusilado el 30<br />
de octubre de 1988. Así se puso punto final al primer intento de cisma en el Frente Nororiental.<br />
Otras ejecuciones de ex militantes fueron la de los hermanos Cusquén Cabrera. La versión <strong>del</strong> MRTA era<br />
que los hermanos Leoncio César y Augusto Manuel Cusquén Cabrera, ex militantes <strong>del</strong> Partido Comunista<br />
<strong>del</strong> Perú-Puka Llacta, 710 habían cometido graves crímenes «contrarrevolucionarios» como el asesinato de dos<br />
de sus dirigentes (Miguel Angel Medina y William Pérrigo) y un combatiente (Luis Alfredo Samamé Zatta). 711<br />
Por tal razón, fueron ejecutados en Chiclayo (capital <strong>del</strong> departamento de Lambayeque); mientras que Rosa<br />
Cusquén Cabrera, acusada de traidora y de confidente de la policía, fue asesinada en el interior <strong>del</strong> Hospital<br />
Arzobispo Loayza el 1 de junio de 1988, en la ciudad de Lima, cuando se recuperaba de las heridas producto<br />
de un fallido primer intento de «ajusticiamiento» el 2 de abril de 1988.<br />
Continuando con el objetivo de abrir nuevos frentes —lo que suponía la extensión de la guerra subversiva<br />
a otros ámbitos territoriales—, el Frente Oriental inició sus acciones. El grupo de militantes provenientes de la<br />
experiencia <strong>del</strong> Frente Nororiental conformaron el primer núcleo <strong>del</strong> autodenominado Ejército Popular Tupacamarista<br />
y se asentaron en Ucayali. Sin un apropiado conocimiento <strong>del</strong> territorio donde se desenvolverían, ni<br />
de la cantidad de miembros de las fuerzas <strong>del</strong> orden que había en la región y sin contar con un adecuado trabajo<br />
proselitista y organizativo previo empezaron sus acciones. Así, el 8 de diciembre de 1988, un contingente<br />
subversivo tomó la localidad de Puerto Inca, lo que generó gran impactó entre los pobladores por ser la primera<br />
vez que ocurría una acción de este tipo en el departamento y por ser también el anuncio de la presencia<br />
político-militar <strong>del</strong> MRTA en la región. 712<br />
A fines de 1989, con el asesinato <strong>del</strong> líder asháninka Alejandro Calderón y la destrucción de un campamento<br />
<strong>del</strong> MRTA se inició el tramo final <strong>del</strong> Frente Oriental. El 8 de diciembre un destacamento «ajustició»<br />
a Calderón, presidente de la ANAP (Apatywaka-Nampitsi-Ashaninka <strong>del</strong> Pichis) bajo la acusación de que<br />
había sido él —cuando niño— quien había entregado a Máximo Velando, dirigente <strong>del</strong> MIR, a las fuerzas<br />
705 Al respecto véase el subcapítulo 7, «El secuestro y la toma de rehenes», en el tomo VI.<br />
706 Según Benedicto Jiménez, «el 26 de setiembre de 1987 se produjo el primer secuestro <strong>del</strong> MRTA. La víctima fue Julio Ikeda Masukawa,<br />
gerente de Avícola San Fernando» (2000: 868).<br />
707 Pedro Antonio Miyasato Miyasato fue muerto el 22 de abril de 1992. David Ballón Vera fue secuestrado el 11 de septiembre de 1992; su<br />
cuerpo sin vida fue encontrado el 23 de febrero de 1993.<br />
708 Ésta fue una práctica de la izquierda guerrillera latinoamericana, uno de los ejemplos más representativos de esta práctica fue el<br />
asesinato de Roque Dalton, poeta y luchador salvadoreño, por sus propios compañeros en la década de los setenta.<br />
709 Al respecto véase estudio en profundidad «El Frente Nororiental <strong>del</strong> MRTA».<br />
710 El Partido Comunista <strong>del</strong> Perú-Puka Llacta fue un desprendimiento <strong>del</strong> PCP-Patria Roja a fines de los setenta.<br />
711 «<strong>Los</strong> Cusquén [según el MRTA] secuestraron, torturaron y asesinaron a estos compañeros. Después enterraron sus cuerpos en lugares<br />
alejados de la ciudad. No solamente querían el poder en la zona sino implantar una práctica cruel, perversa, enfermiza» (MRTA 1990: 88).<br />
712 Al respecto véase el subcapítulo 10, «El frente nororiental <strong>del</strong> MRTA en San Martín», en el tomo V.<br />
TOMO II PÁGINA 271