Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
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PRIMERA PARTE SECCIÓN SEGUNDA CAPÍTULO 1<br />
tamente neutrales y apartándose <strong>del</strong> gobierno. Al perder la confianza y apoyo de las masas, el gobierno<br />
queda completamente aislado. En el evento de una inestabilidad política, los autodesignados neutrales<br />
ideológicamente naturalmente se inclinarán con los comunistas». 586<br />
Otro aspecto que aparece también en la estrategia <strong>del</strong> PCP-SL es la creación de organizaciones de fachada<br />
que en apariencia defienden derechos pero en la práctica sólo buscan estorbar la acción represiva: «So pretexto<br />
de proteger los derechos humanos por el individualismo, los comunistas piden por la terminación de la<br />
política <strong>del</strong> gobierno, que de hecho es la cancelación de las organizaciones policíacas que salvaguardan la<br />
seguridad social y mantienen las leyes de la nación». 587<br />
Quizás la idea estratégica que más claramente ha transitado de la «guerra <strong>del</strong> pueblo» de los comunistas<br />
chinos a la «guerra política» de Taiwán, y así mismo, de la «guerra popular prolongada <strong>del</strong> campo a la ciudad-pensamiento<br />
Gonzalo» <strong>del</strong> PCP-SL a la estrategia contrasubversiva peruana de 1989, es que no se trata de<br />
controlar territorios, sino de conseguir el apoyo de la población. «La cosa importante en la guerra militar es<br />
capturar ciudades y terrenos. La situación combativa algunas veces puede ser decidida por la obtención o<br />
pérdida de una ciudad. La cosa importante de la guerra política es ganarse la lealtad <strong>del</strong> pueblo y no la obtención<br />
o pérdida de una ciudad. La situación es alterada con la tendencia <strong>del</strong> pueblo». 588<br />
Un 30% de la fuerza total se debe emplear en la línea de vanguardia, y un 70% en la retaguardia <strong>del</strong> enemigo, que<br />
es el campo primordial de batalla de toda guerra organizacional. De acuerdo con el fallecido presidente Chiang<br />
Kaishek, no se debe dar demasiada importancia a la toma de tierra enemiga, pero sí a la fuerza de nuestra actividad<br />
en la retaguardia <strong>del</strong> enemigo, de tal modo que ahí se gane la batalla. Por lo mismo en la guerra organizacional<br />
hay puesto y trabajo para todo el mundo. 589<br />
De esto último se colige que nadie tiene derecho a negarse a cubrir un puesto en esta guerra donde la indiferencia<br />
equivale a la deserción. En todo caso, la estrategia misma indica que primero hay que conseguir el<br />
escepticismo de la población frente a las promesas y la organización <strong>del</strong> enemigo, luego la neutralidad y sólo<br />
finalmente la participación activa en la guerra política.<br />
La batalla decisiva se da, pues, en el terreno de la ideología. El cambio ideológico se prepara con operaciones<br />
psicológicas. Uno de los puntos centrales de la guerra psicológica es la adecuada distribución <strong>del</strong> sentimiento<br />
de hostilidad. Al igual que en la guerra de inteligencia, lo más importante aquí es afectar sólo «a un<br />
grupo reducido de elementos dirigentes <strong>del</strong> bando enemigo, no a un número considerable». Si se procede<br />
hábilmente, la población se convencerá de que la guerra no es contra ellos. «Por eso no podemos considerar<br />
como enemigas a las masas populares; tampoco podemos mirar como enemigos a los oficiales y soldados <strong>del</strong><br />
enemigo, ni a los innumerables cuadros <strong>del</strong> régimen comunista. Mientras más reducido sea el radio de nuestro<br />
ataque, mayores serán las posibilidades de éxito. Al fin y al cabo, si asestamos golpes es para ganarnos la<br />
voluntad <strong>del</strong> enemigo». 590 No hay que confundir esta actitud con una benevolencia gratuita. Es sólo un medio<br />
para aislar a la cúpula enemiga y quitarle el apoyo de las masas. El criterio estratégico de restricción <strong>del</strong> uso<br />
de la fuerza que hemos encontrado páginas arriba dentro <strong>del</strong> concepto de «conflicto de baja intensidad», está<br />
aquí aplicado no sólo a las operaciones de contrainteligencia, sino también a las operaciones psicológicas.<br />
La diferencia radical entre el criterio estratégico de restricción de la violencia y el criterio jurídico salta a la<br />
vista en una de las operaciones más agresivas, la captación de colaboradores mediante la promesa de que no<br />
se investigará su pasado. «Serán bien recibidos todos aquellos que no son comunistas y que, aprovechando las<br />
circunstancias, se incorporen en nuestras filas [...] No se investigará su pasado y recibirán un trato político<br />
favorable todos los cuadros <strong>del</strong> partido comunista chino que tomen parte en los trabajos revolucionarios contra<br />
el comunismo [...] <strong>Los</strong> cuadros que trabajen en empresas o actividades de la industria [...] no serán objeto<br />
de investigación respecto a su pasado, recibirán fuertes recompensas y se les colocará en puestos de importancia».<br />
591 Una política semejante se aplicó bajo Fujimori con la ley de arrepentimiento, aunque estuvo limitada<br />
por los elementos de estado de derecho que la oposición y la presión internacional consiguieron mantener.<br />
586 Ibídem, p. 25.<br />
587 Ibídem, p. 31.<br />
588 Ibídem, p. 11.<br />
589 Ibídem, p. 54.<br />
590 Ibídem, p. 232.<br />
591 Ibídem, p. 253.<br />
TOMO II PÁGINA 220