Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
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LOS ACTORES ARMADOS<br />
poder, entonces era necesario aplicar el aniquilamiento selectivo. De otro lado, si el número de acciones debía<br />
aumentar, era necesario que sus seguidores fueran más audaces y asumieran mayores retos. A esto último se<br />
le denominó «la cuota» que tenía que pagarse; así, también se incitaba al Estado a replicar de manera desproporcionada<br />
a fin de que «muestre su faz antidemocrática». Se debe considerar en ese contexto lo escrito por<br />
Guzmán en un documento fechado el primer día de 1981:<br />
¡Pueblo peruano! Hoy tus hijos enarbolan la gran bandera roja de tu rebeldía comenzando a plasmar con hechos<br />
tus más grandes sueños revolucionarios. Hoy tus hijos han iniciado el esforzado, duro y brillante camino de cercar<br />
las ciudades desde el campo, el glorioso camino de la guerra popular. Así, hoy tus hijos surgidos de tus poderosas<br />
entrañas te ofrendan sus acciones armadas y sus vidas saludando en este año nuevo tu heroica lucha y<br />
grandioso porvenir. (PCP-SL 1981)<br />
Al acercarse el fin de 1981, los integrantes de los destacamentos <strong>del</strong> PCP-SL habían acumulado ya una cierta<br />
experiencia militar. El 11 de octubre, cincuenta personas conducidas por un grupo de subversivos armados arrasaron<br />
el puesto policial de Tambo, en la provincia de La Mar, Ayacucho, mataron a tres policías y se apoderaron<br />
de dos metralletas y tres revólveres. La consigna de conseguir armas «batiendo» a las Fuerzas Policiales se cumplía<br />
en el campo y en la ciudad, donde se asesinaba a guardias civiles para arrebatarles sus revólveres.<br />
El 12 de octubre el gobierno declaró en estado de emergencia cinco de las siete provincias de Ayacucho<br />
(Huamanga, Huanta, Cangallo, La Mar y Víctor Fajardo), suspendió por sesenta días las garantías constitucionales<br />
relativas a la libertad y la seguridad individual, y envió al destacamento policial contrasubversivo de<br />
los sinchis a Ayacucho. La desinformación de los funcionarios estatales seguía siendo muy grande. El viceministro<br />
<strong>del</strong> Interior, Héctor López Martínez, sostuvo por entonces que los grupos terroristas tenían apoyo internacional<br />
y señaló como responsables de las acciones subversivas, además <strong>del</strong> PCP-SL, al PCP Pukallacta y<br />
el MIR IV Etapa, organización que había dejado de existir en 1979. 25<br />
En el siguiente balance de febrero de 1982, Abimael Guzmán señalaba como grandes logros de la «guerra<br />
popular» haber forjado el temple <strong>del</strong> partido, haber permitido la formación y construcción de una fuerza<br />
armada dirigida por el partido y «la cantidad grande y la calidad cada vez más alta» que alcanzaban sus<br />
acciones armadas. Ese mismo mes, diversos dirigentes de Acción Popular se declararon partidarios de establecer<br />
penas severas «para los autores de actos terroristas y sabotaje que causen daño a la economía <strong>del</strong><br />
país». 26 El 12 de julio se presentó al Congreso un proyecto de ley de enmienda constitucional para reimplantar<br />
la pena de muerte en el Perú. Mientras tanto, según el balance que había realizado en febrero, el PCP-SL<br />
llevaba realizadas 2,900 acciones de diverso tipo.<br />
El país tomó conciencia de la magnitud <strong>del</strong> problema a raíz de la fuga <strong>del</strong> centro penitenciario de Huamanga<br />
el 2 de marzo de 1982. Según Guzmán, la idea original era llevar a cabo un plan de fuga de alcance<br />
nacional, pero no les fue posible coordinar un proyecto de esa envergadura. Sin embargo, lograron la fuga de<br />
304 presos, (de los cuales aproximadamente setenta eran senderistas), entre los cuales se encontraban Hildebrando<br />
Pérez Huarancca y Edith Lagos. Fue la acción militar más grande emprendida por el PCP-SL hasta esa<br />
fecha y se realizó con una eficacia sorprendente. Mientras se realizaba el ataque, las fuerzas militares permanecieron<br />
en el cuartel <strong>Los</strong> Cabitos, a las afueras de la ciudad de Huamanga, esperando de Lima la orden de<br />
intervenir, orden que nunca llegó.<br />
La respuesta de las fuerzas <strong>del</strong> orden fue extremadamente violenta. Agentes de la Guardia Republicana<br />
(GR) asesinaron a tres senderistas detenidos, que se encontraban heridos e internados en el hospital de Huamanga.<br />
En marzo de 1982 se lanzaron petardos de dinamita contra diversos locales. El ministro de Guerra,<br />
general Luis Cisneros Vizquerra, acusó a la izquierda legal de «ejecutar actos subversivos», lo que generó las<br />
protestas de los acusados. El 31 de marzo de 1982, el destacamento policial de Vilcashuamán sufrió un ataque<br />
subversivo en el que resultó herido un guardia. Informado <strong>del</strong> hecho por el ministro <strong>del</strong> Interior, general José<br />
Gagliardi, el presidente Belaunde decidió viajar de inmediato a Ayacucho y visitar Vilcashuamán para dar<br />
25 Véanse mayores detalles en el tomo III, «<strong>Actores</strong> políticos e institucionales», subcapítulo 1, «El gobierno de Acción Popular».<br />
26 Resumen semanal de Desco, febrero, 1982. En su discurso de Fiestas Patrias de julio de 1983, el presidente Belaunde demanda el<br />
restablecimiento de la pena de muerte en el Perú.<br />
TOMO II PÁGINA 37