Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
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PRIMERA PARTE SECCIÓN SEGUNDA CAPÍTULO 1<br />
cado por el apoyo <strong>del</strong> PAP y las izquierdas, y por otro, el rechazo a todos los partidos políticos, encarnado en<br />
Cambio 90, el improvisado y variopinto movimiento de apoyo a la candidatura de Fujimori.<br />
<strong>Los</strong> golpistas quedaron obligados a recomponer su diagnóstico de la coyuntura y, en consecuencia, sus<br />
planes operativos. Apenas siete semanas antes, en su apreciación de inteligencia al 20 de febrero de 1990,<br />
habían concluido que «las previsiones sobre un proceso electoral, transferencia de gobierno y los próximos<br />
meses de la nueva administración <strong>del</strong> país dentro de un marco ordenado carecen de realismo y podrían conducir<br />
a la República al desencadenamiento de una convulsión social generalizada. En estas condiciones sólo<br />
las fuerzas <strong>del</strong> orden en la conducción política <strong>del</strong> Estado pueden garantizar la unidad de la mayoría de la<br />
población y la iniciación de un proceso de construcción nacional, al margen <strong>del</strong> sistema democrático establecido<br />
en la Carta Magna». Pero al día siguiente de las elecciones, en una nueva apreciación de inteligencia fechada<br />
el 9 de abril, se explican lo sucedido así: «Existe una natural tendencia de la Ciudadanía en los períodos<br />
de inestabilidad social, política y económica, de orientarse a posiciones moderadas y no confrontacionales».<br />
Afirman al mismo tiempo que el resultado expresa «las condiciones anormales por las que atraviesa el Estado<br />
peruano», pues «CAMBIO 90 no es más en la actual coyuntura que una corriente de opinión adicional» que<br />
«no fue capaz de inscribir siquiera candidatos a diputados en diez departamentos <strong>del</strong> país». Se dan cuenta así<br />
mismo de que este giro protege a Alan García y, junto con él, a todos los demás políticos, de la persecución<br />
que el planeado golpe militar iba a lanzar. <strong>Los</strong> planes de golpe quedan, pues, suspendidos, porque «un pronunciamiento<br />
después de la segunda vuelta electoral constituye ir en contra de una esperanza de cambio ya<br />
configurada de una fuerza electoral no menor de 50% conformada por los estratos de menores niveles económicos<br />
que verían que la irrupción de las Fuerzas Armadas es a favor de los ricos <strong>del</strong> Perú».<br />
Durante todo este año electoral las acciones subversivas y contrasubversivas continuaron con mucha intensidad.<br />
En enero fue asesinado por el MRTA el ex ministro de defensa Enrique López Albújar. El MRTA<br />
tenía secuestrado al empresario Héctor Delgado Parker desde octubre de 1989. La DIRCOTE allana un local<br />
<strong>del</strong> PCP-SL donde se encuentra importante información sobre su comité central que sirve de base para las<br />
decisivas capturas que vendrían. <strong>Los</strong> paros armados convocados por el PCP-SL fracasan, pero al mismo tiempo<br />
perpetra masacres contra los pueblos nativos en la selva de Junín, 150 asháninkas fueron muertos en marzo,<br />
en la zona de San Martín de Pangoa, y 35 en abril, en Mazamari, Satipo. El Ejército persigue a columnas<br />
senderistas en todos los frentes, pero también se producen numerosos excesos contra inocentes pobladores. El<br />
mayor éxito de los subversivos en este período es la fuga de 47 presos <strong>del</strong> MRTA <strong>del</strong> penal de alta seguridad<br />
Castro Castro por un túnel. Ello ocurre el 9 julio, faltando días para el cambio de gobierno. <strong>Los</strong> hechos de<br />
violencia continuaban golpeando casi a diario la conciencia de la población y, pese al inminente cambio de<br />
gobierno, la sensación de inseguridad no cesaba. Sobre ello, la indefinición política de Fujimori crea un vacío<br />
en el que van a instalarse muchas de las líneas políticas preparadas por los golpistas.<br />
Entre el 10 de junio, día de la segunda vuelta electoral, y el 28 de julio, día en que asumió el gobierno,<br />
Fujimori pasó varias semanas alojado en una suite <strong>del</strong> Círculo Militar, con el pretexto de velar por la seguridad<br />
<strong>del</strong> nuevo presidente electo. Allí fue iniciado por Vladimiro Montesinos en los planes secretos de las<br />
Fuerzas Armadas. El pronunciamiento militar previsto para el 27 de julio por la última apreciación de inteligencia<br />
anexa al Plan Político-Militar se volvía improcedente en el momento en que Fujimori accedía a<br />
realizar las metas de dicho plan. Es más, si la idea era que el control de las Fuerzas Armadas sobre el gobierno<br />
elegido fuera secreto, entonces la instalación misma <strong>del</strong> nuevo sistema debía ocurrir también en secreto.<br />
Esta versión perfeccionada y, al mismo tiempo, mediatizada <strong>del</strong> Plan Político-Militar fue puesta en<br />
vigor por Montesinos y Fujimori en las conspiraciones de junio. Así quedaron fuera de lugar las fantásticas<br />
instituciones secretas de que hablaba el Plan (el Consejo Estratégico <strong>del</strong> Estado, la Secretaría Ejecutiva Nacional,<br />
el Sistema Nacional de Control, Seguridad y Propaganda, los Directorios Estratégicos, etc.) y también<br />
la Junta de Gobierno, añorante recuerdo de los años setenta. Pero el gobierno en la sombra sí existiría.<br />
Su sede sería el SIN y todas sus funciones serían dirigidas por Vladimiro Montesinos.<br />
El objetivo inmediato era que Fujimori se desprendiera de los asesores económicos contrarios al ajuste que<br />
había enrolado durante la campaña, Óscar Ugarteche y Santiago Roca. En efecto, fueron defenestrados a mediados<br />
de julio, aun antes de la asunción <strong>del</strong> mando. Luego se anuncia como primer ministro a Juan Carlos<br />
Hurtado Miller, quien es el primero en revelar que, inevitablemente, se tendrá que aplicar un programa de<br />
ajuste para cerrar brechas fiscales. El mensaje presidencial <strong>del</strong> 28 de julio fue muy impreciso sobre las medidas<br />
de ajuste que se tomarían, pero su vaguedad fue significativa. Estaba abandonando el rechazo a la política de<br />
TOMO II PÁGINA 226