Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
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PRIMERA PARTE SECCIÓN SEGUNDA CAPÍTULO 1<br />
bién eso había sido desmontado por el gobierno de Fujimori y Montesinos, quienes habían logrado imponerles<br />
a las Fuerzas Armadas condiciones políticas provenientes de las elecciones y de la opinión de las mayorías.<br />
La estrategia provenía ahora de la oficina de un asesor <strong>del</strong> SIN designado para este cargo por un presidente<br />
que usaba a las Fuerzas Armadas para hacer su propio juego.<br />
Otra causa importante de que la estrategia de 1989 caducara a fines de 1993 fue, sin duda, el carácter<br />
propio de las bases cocaleras <strong>del</strong> PCP-SL en el alto Huallaga. Habían dejado de ser bases revolucionarias, si<br />
alguna vez lo fueron. Se desarrollaban como colonizaciones cocaleras de población migrante que había<br />
quedado enganchada y sometida al dominio de unas firmas de esa actividad agroindustrial que es la producción<br />
de hoja de coca. <strong>Los</strong> agricultores cocaleros están social y económicamente amarrados con las firmas<br />
que se encargan <strong>del</strong> procesamiento a pasta básica y su trasteo aéreo o fluvial hacia laboratorios. Estas bases<br />
<strong>del</strong> PCP-SL, endurecidas en su activismo económico y militar ajeno a las líneas políticas y organizativas <strong>del</strong><br />
PCP-SL histórico, recibieron la noticia de la captura de Abimael Guzmán en parte con escepticismo y en<br />
parte con indiferencia. Lo peculiar de estos jefes cocaleros, los senderistas <strong>del</strong> Huallaga, es que su control<br />
<strong>del</strong> negocio estaba firmemente apoyado en su control militar <strong>del</strong> territorio. En dos rasgos principales reconocemos<br />
su alejamiento de la «guerra popular» maoísta, inclusive <strong>del</strong> «pensamiento Gonzalo». Primero,<br />
adquirían armas y pertrechos mediante el dinero <strong>del</strong> narcotráfico, en vez de arrebatarlas al enemigo conforme<br />
avanzara el poder popular de nueva democracia; segundo, su dominio no reposaba tanto en el control<br />
de la población mediante los comités populares como en el control <strong>del</strong> territorio —los puntos de embarque,<br />
las áreas cultivadas, las trochas, los caseríos, las «bocas» de los ríos— mediante trampas explosivas,<br />
turnos de guardia, deslizadores y lanchas veloces, francotiradores y fusiles de gran poder.<br />
Debemos tomar en cuenta, además, que estos jefes senderistas habían visto colapsar en 1990-1991 la organización<br />
<strong>del</strong> partido en los valles <strong>del</strong> Mantaro, el Ene y el Rímac bajo los embates de la estrategia militar de 1989.<br />
El operar clandestino de los comités populares y los organismos generados ya no podía considerarse una estrategia<br />
infalible para el desarrollo de la guerra popular, porque la estrategia de las Fuerzas Armadas tenía como<br />
prioridad absoluta destruirlos y venía lográndolo. El aislamiento económico y militar en que cayó la División<br />
Central en Lima en 1992, debido a la pérdida de sus cadenas de mando y logística, contribuyó indirectamente a<br />
que Abimael Guzmán fuera detenido. En otras palabras, el éxito de la estrategia contrasubversiva de 1989 implicaba<br />
el fracaso de la estrategia de Abimael Guzmán. En 1994, la guerra de Abimael estaba perdida para los senderistas<br />
<strong>del</strong> Huallaga. Ellos estaban peleando otra guerra distinta, con objetivos y estrategia diferentes.<br />
El cambio de la estrategia militar está registrado en el manual <strong>del</strong> Ejército Contrasubversión-Doctrina y procedimientos-Aplicación<br />
contra los movimientos subversivos en el Perú (ME 41-7-B), aprobado por Nicolás Hermoza<br />
Ríos, que conocemos en una edición <strong>del</strong> Comando de Instrucción de enero de 1996. No es difícil reconocer que<br />
este manual expresa la estrategia aplicada en la operación Aries y otras de la última etapa <strong>del</strong> conflicto. El<br />
estudio de la ideología revolucionaria es prácticamente nulo y la parte sobre desarticulación de su organización<br />
político administrativa dice generalidades en unas treinta líneas. En la parte sobre inteligencia, se introduce<br />
la idea de que hay medios operativos reservados a los escalones superiores <strong>del</strong> sistema de inteligencia,<br />
por lo cual se entiende que los escalones superiores implementan operaciones de una naturaleza tal que los<br />
inferiores no pueden implementar. «Consideraciones de rendimiento traen consigo una distribución de los<br />
diferentes medios entre los distintos escalones, teniendo en cuenta las características propias de cada uno de<br />
ellos». 628 En la parte sobre operaciones regulares, se pone énfasis en la movilidad, la oportunidad y la presión<br />
constante que dispersa y paraliza al enemigo, así como en los patrullajes y controles que dificultan su aprovisionamiento.<br />
Aparece un factor antes impensable, la interceptación radiogonométrica de las comunicaciones<br />
<strong>del</strong> enemigo. El conjunto se asemeja mucho más a la guerra convencional que a la experiencia contrasubversiva<br />
de los años ochenta. Hay un evidente retorno a los principios de la estrategia contrasubversiva tradicional<br />
y una recuperación <strong>del</strong> vocabulario de la Escuela de las Américas.<br />
La figura 9 <strong>del</strong> manual usa como ejemplos los toponímicos de la provincia de Leoncio Prado, Huánuco,<br />
donde se libraron los encarnizados combates de 1993 y 1994. Aunque la figura sirve sólo de ejemplo de esquema<br />
de planeamiento basado en áreas-objetivo determinadas por inteligencia, el uso de los nombres de los<br />
lugares <strong>del</strong> alto Huallaga indica a qué experiencia se remite este manual:<br />
628 Contrasubversión-Doctrina y procedimientos-Aplicación contra los movimientos subversivos en el Perú (ME 41-7-B), p. 77.<br />
TOMO II PÁGINA 244