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Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet

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PRIMERA PARTE SECCIÓN SEGUNDA CAPÍTULO 1<br />

El año 1988 estuvo señalado también por la aparición de un agente colectivo violento de adscripción política<br />

incierta, el «Comando Rodrigo Franco», <strong>del</strong> cual se conjetura, por quienes fueron sus víctimas, que tendría<br />

su origen en ciertos sectores <strong>del</strong> partido gobernante o de las fuerzas <strong>del</strong> orden. Sus primeras acciones<br />

fueron asesinatos de personalidades vinculadas al PCP-SL, como el abogado de Osmán Morote, y la destrucción<br />

con explosivos de la tumba de la lideresa senderista Edith Lagos. Sus amenazas y atentados se extienden<br />

luego a políticos opositores y periodistas, por lo cual su carácter se hace cada vez más extraño y difuso hasta<br />

que dejó de operar sin que se supiera por qué en 1990. Otro factor de inseguridad general en 1988 fueron los<br />

rumores de golpe militar, seguidos pronto por el correspondiente desmentido público por parte <strong>del</strong> ministro<br />

de Defensa general López Albújar. La irregularidad o el colapso de los servicios públicos esenciales, como el<br />

agua potable en las ciudades, la energía eléctrica, la seguridad en las carreteras y, en general, los servicios<br />

policiales, sumada a la incertidumbre sobre el valor <strong>del</strong> dinero dejada por la hiperinflación, el empobrecimiento<br />

de las clases medias, los rumores sobre casos de corrupción de gran magnitud, contribuyeron a crear<br />

una sensación de zozobra que no cesó hasta el final <strong>del</strong> gobierno de Alan García.<br />

3.3. 1989-1992: LA ESTRATEGIA CONTRASUBVERSIVA INTEGRAL Y LA NUEVA INCURSIÓN DE LAS FUERZAS ARMADAS EN POLÍTICA<br />

A partir de 1989 las Fuerzas Armadas replantean la lucha contrasubversiva sobre la base de una estrategia<br />

más eficaz que las anteriores. Las operaciones psicosociales y, sobre todo, las de inteligencia, son el centro de<br />

la nueva estrategia. En estos dominios, no propiamente militares de la guerra interna, se hacen los avances<br />

más significativos, tanto para ganar el apoyo de la población como para neutralizar la capacidad de acción de<br />

los subversivos. Como las acciones de eliminación o captura son ahora mucho más selectivas que antes, se<br />

reduce el número de violaciones de los derechos humanos; y, como los avances militares van acompañados de<br />

acciones psicosociales y organización sistemática de autodefensas civiles, las zonas en las que se restablece el<br />

control militar quedan mejor protegidas de «contrarrestablecimientos», lo cual también contribuye a reducir<br />

la violencia. Pero los beneficios de la nueva estrategia fueron pagados de manera muy cara por el país. Como<br />

en todos los grandes errores, la cuenta apareció donde y cuando menos se la esperaba. La nueva estrategia<br />

deterioró la ética profesional militar y socavó el incipiente sistema democrático. Las violaciones de los derechos<br />

humanos, aunque menos numerosas, se volvieron más premeditadas y sistemáticas. Las Fuerzas Armadas<br />

se entregaron a la fatalidad de un conflicto cuya única ley era la victoria, bajo el lema: «en la guerra irregular,<br />

las reglas las pone el enemigo». En consecuencia, pronto volvieron a atribuirse el derecho a definir las<br />

políticas <strong>del</strong> Estado de acuerdo con las necesidades de la guerra. Ampliaron el concepto de «contrasubversión»<br />

mientras encogían los de «democracia» y «estado de derecho». La contrasubversión llegó a entenderse<br />

como un proceso integral, político, social y militar que permitiría superar los problemas que había generado el<br />

proceso democrático. Así tomaron el camino <strong>del</strong> apoyo institucional al golpe de Estado de Fujimori.<br />

3.3.1. La estrategia contrasubversiva integral<br />

El documento que marca el inicio de estos cambios es el Manual de Ejército Guerra no Convencional Contrasubversión<br />

ME 41-7, editado en Lima por el Ministerio de Defensa en junio de 1989. 519 Contiene, para empezar,<br />

una presentación muy completa y acertada de las características <strong>del</strong> PCP-SL. Enuncia las ideas centrales<br />

<strong>del</strong> «Pensamiento Guía», revela la estructura <strong>del</strong> Partido y <strong>del</strong> Ejército Guerrillero Popular (EGP), su modo de<br />

actuar y organización para el ataque, los objetivos finales <strong>del</strong> PCP-SL, las ideas directrices de la Línea Militar y<br />

la Línea de Masas, los tipos de comités populares y sus funciones, bases de apoyo, zonas guerrilleras, organismos<br />

generados. Luego formula la naturaleza de la actividad subversiva <strong>del</strong> PCP-SL, caracteriza las fases de<br />

la lucha armada y su estructuración progresiva, las tácticas de lucha político-militar y sus campañas, que incluyen<br />

la guerra de guerrillas, la República Popular de Nueva Democracia y los congresos <strong>del</strong> PCP-SL. El<br />

MRTA es analizado en seguida de la misma manera.<br />

Sobre esta base, el ME 41-7 define la contrasubversión como: «un conjunto ordenado de acciones en todos<br />

los campos de la actividad humana, llevados [sic] a cabo por el país entero, con la finalidad de impedir la<br />

519 El general <strong>del</strong> Ejército Artemio Palomino Toledo era entonces Comandante General <strong>del</strong> Ejército, y el mnistro de Defensa era el general<br />

de División Julio Velásquez Giacarini. El texto, como es usual, fue preparado por la Dirección de Instrucción (DIRIN), impreso en la<br />

Imprenta de los CCAAE y distribuido con carácter de reservado a los oficiales.<br />

TOMO II PÁGINA 194

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