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Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet

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LOS ACTORES ARMADOS<br />

Ayacucho la cantidad de víctimas continuó siendo alta, pero desciendió gradualmente, mientras que en los<br />

otros departamentos los nuevos incrementos <strong>del</strong> número de víctimas, debidos a las operaciones basadas en la<br />

nueva estrategia, alcanzaron magnitudes menores.<br />

A inicios de 1990 se elaboró el documento «Plan de Campaña para la Contrasubversión-Período 1990-<br />

1995» que repite en gran parte el contenido de la directiva 17 y sus apéndices, pero especifica, además, un<br />

cronograma de la acción contrasubversiva. 535<br />

3.3.1.2. La misión de combatir contra el narcotráfico<br />

La otra decisión estratégica determinante para el proceso militar y político <strong>del</strong> país fue la concerniente al narcotráfico.<br />

La misión establecida en la directiva 017 <strong>del</strong> Comando Conjunto dice textualmente: «Romper el nexo<br />

existente entre la subversión y el narcotráfico mediante la acción directa contra los subversivos narcotraficantes,<br />

comercializadores y colaboradores, que por conveniencia apoyen y/o reciban protección de la subversión». 536<br />

La misión contiene una ambigüedad que dio cabida a una cierta convivencia de las Fuerzas Armadas<br />

con el narcotráfico y se convirtió en el punto de partida de la influencia de Vladimiro Montesinos sobre los<br />

institutos armados. Se dice «romper el nexo», es decir, separar, impedir que cooperen, no combatir ambos<br />

por igual. Luego se especifica que se actuará directamente con los narcotraficantes que apoyen al PCP-SL,<br />

no contra todos los narcotraficantes.<br />

El año 1989, en el que se producen estos cambios de estrategia, estuvo signado por el desastre de Uchiza,<br />

ocurrido el 27 de marzo. La base policial antinarcóticos más grande <strong>del</strong> Perú, situada (extrañamente) en la población<br />

que era en ese momento la capital peruana <strong>del</strong> narcotráfico, fue atacada por cientos de narcoterroristas<br />

munidos de armamento de guerra. Durante las horas que duró la resistencia, los policías estuvieron en contacto<br />

radial permanente con Lima y con las bases militares aledañas, pero no recibieron ninguna ayuda. En la madrugada,<br />

con diez muertos y docenas de heridos, los policías se rindieron en medio de las ruinas de su base literalmente<br />

demolida por los explosivos de sus atacantes. <strong>Los</strong> oficiales sobrevivientes fueron asesinados. Este desastre<br />

sólo se explica en el amplio contexto de los cambios políticos que ocurrían en ese momento. La zona estaba en<br />

estado de emergencia, pero, excepcionalmente, no bajo Comando Político Militar, probablemente porque cerca<br />

de allí, en Santa Lucía, estaba la base antinarcóticos de la Drug Enforcement Agency (DEA). Esta organización<br />

policial norteamericana no puede operar en territorios que se encuentran en guerra o bajo control militar. La<br />

base de la PNP en Uchiza estaba sobredimensionada, tenía más de cincuenta agentes con armamento militar, y,<br />

al mismo tiempo, mal preparada para enfrentar un ataque porque sus oficiales se encontraban muy expuestos a<br />

la corrupción por parte <strong>del</strong> narcotráfico. También estaban expuestos a ella los personajes <strong>del</strong> partido gobernante<br />

que controlaban directamente a la policía. Independientemente de cuáles hayan sido las causas de la falta de<br />

apoyo militar y de alerta temprana que determinó la caída de Uchiza, está claro cuáles fueron sus consecuencias.<br />

El presidente Alan García nombró un mes después, el 2 de mayo, al general Alberto Arciniegas como Jefe Político<br />

Militar <strong>del</strong> Huallaga. Él fue instalado en su cargo en ceremonia pública en Uchiza, con la asistencia <strong>del</strong> Presidente<br />

de la República, el ministro de Defensa general Enrique López Albújar y el jefe <strong>del</strong> Comando Conjunto<br />

general Artemio Palomino Toledo. Mientras en el Congreso la escasa explicación de los hechos dada por el primer<br />

Ministro Armando Villanueva desencadena fuertes enfrentamientos con la oposición, las Fuerzas Armadas<br />

asumían de hecho la misión de luchar contra el narcotráfico. Luego esta misión militar fue establecida tan formal<br />

como ambiguamente en la directiva que acabamos de analizar.<br />

Las puertas por la que Vladimiro Montesinos, un ex capitán <strong>del</strong> Ejército expulsado de la Fuerzas Armadas<br />

muchos años antes por conducta inapropiada, volvió a entrar a una instalación militar en algún momento en<br />

1989 fueron las operaciones de inteligencia en el Frente Huallaga. La nueva estrategia contrasubversiva indicaba<br />

como prioridad identificar a los dirigentes subversivos locales y también, para este fin, conseguir el apoyo<br />

de la población. En la zona cocalera más importante <strong>del</strong> país, esto fue interpretado por el Jefe <strong>del</strong> Comando<br />

Político Militar como una indicación clara de que debía evitar enfrentarse a los campesinos cocaleros, es decir,<br />

535 I CAMPAÑA. 1.° Momento. Garantizar las elecciones 1990 y preparar el 2.° momento: 01 de enero de 1990-31 de julio de 1990; 2.°<br />

Momento. Recuperación de áreas críticas: 01 de agosto de 1990-31 de julio de 1992; 3.° Momento. Limpieza de áreas en proceso de<br />

penetración subversiva: 01 de agosto de 1992-31 de julio de 1994; 4.° Momento. Operaciones complementarias: 01 de agosto de 1994-31 de<br />

julio de 1995. II CAMPAÑA. 01 de agosto de 95 en a<strong>del</strong>ante según la situación subversiva <strong>del</strong> país.<br />

536 Ministerio de Defensa. Manual <strong>del</strong> Ejército Guerra no Convencional Contrasubversiva ME 41-7. Lima: CCAAE 1989, p. 10.<br />

TOMO II PÁGINA 201

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