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Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet

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LOS ACTORES ARMADOS<br />

El dinero <strong>del</strong> narcotráfico empezó a fluir más alto en la cadena de mando y en mayores cantidades<br />

cuando el Comando Conjunto y el SIN, en cooperación con la DEA —que nunca dejó de operar en la base<br />

de policía aerotransportada en Santa Lucía—, emprendieron operaciones represivas. En agosto de 1992 un<br />

avión Tucano de la FAP, en vuelo de interdicción, detectó a una avioneta cargando droga en la pista de<br />

Saposoa y le disparó. El personal militar que estaba cargando la avioneta huyó y, pasado el peligro, una<br />

patrulla de la misma base que operaba la pista capturó la misma avioneta. Hermoza Ríos envió a la base un<br />

telegrama de felicitación por la captura de la avioneta, el cual le fue devuelto por el comando <strong>del</strong> frente<br />

Huallaga, sin completar la transmisión a la base, con un informe de inspectoría que indicaba la necesidad<br />

de investigar más el asunto. A fines de ese mismo año, la DEA grabó en video un pase de droga de la base<br />

militar al aeródromo de Saposoa y lo presentó a Hermoza Ríos. Sólo hubo consecuencias para el personal<br />

de la base, a quienes se abrió instrucción por narcotráfico.<br />

Las formas de apropiarse <strong>del</strong> dinero <strong>del</strong> narcotráfico se vuelven más arriesgadas y audaces a inicios de<br />

1993, cuando los vuelos de interdicción de la FAP, la destrucción de pistas ordenada desde Lima y la inteligencia<br />

obtenida por el personal de la DEA comienzan a hacer estragos. Hay casos de asalto a narcoterroristas<br />

con el propósito de apropiarse de la droga; casos de arreglo posterior con los familiares de los narcotraficantes<br />

incautados o detenidos; declaración de sólo una pequeña parte de la droga incautada; incluso un caso de liberación<br />

de un mando <strong>del</strong> PCP-SL, Chatín, que administraba la logística de la zona de Tocache.<br />

El cierre de la pista de Campanilla obligó a los narcotraficantes a dar el salto hasta una negociación en Lima.<br />

El precio de la arroba de hoja de coca cayó en septiembre de 1993 de cincuenta dólares a cinco dólares, porque<br />

las cadenas de procesamiento y extracción estaban muy deterioradas. También influyeron el hongo fusarium<br />

oxysporum y el herbicida spike. Según testimonio <strong>del</strong> exinformante de la DEA Óscar Benítez Limares, algunas<br />

firmas que operaban en Campanilla le encargaron a él arreglar la salida, en helicópteros <strong>del</strong> Ejército, de veinte<br />

toneladas de droga que habían quedado enterradas. A través de oficiales <strong>del</strong> Ejército, Benítez consiguió reunirse<br />

en Lima con Vladimiro Montesinos, quien autorizó los vuelos en helicóptero hacia el centro de procesamiento en<br />

Palmapampa, Ayacucho, y de allí hacia Colombia, a cambio de alrededor de un millón de dólares. También el<br />

narcotraficante Manuel López Paredes usó los helicópteros <strong>del</strong> Ejército para trastear la droga. Esto último fue<br />

comprobado mediante un operativo encubierto de la policía antidrogas, organizado con cobertura de la DEA.<br />

Un helicóptero de la FAP fue pintado como los <strong>del</strong> Ejército y, portando policías antidrogas, voló a un aeródromo<br />

donde esperaban los narcotraficantes con su carga para embarcarla en él. Al ver desembarcar <strong>del</strong> helicóptero a<br />

los policías, los sorprendidos narcotraficantes huyeron y dejaron atrás una camioneta con 1,800 kilos de droga.<br />

A fines de 1993 las bases militares contrasubversivas están hundidas en la inacción y la falta de recursos<br />

como consecuencia <strong>del</strong> predominio de las operaciones planeadas y dirigidas desde Lima o desde la base policial<br />

apoyada por la DEA en Santa Lucía. Las operaciones especiales, fueran para reprimir a narcotraficantes<br />

aliados con el PCP-SL o para favorecer a algunas firmas <strong>del</strong> narcotráfico, concentraban la acción y el dinero en<br />

manos de grupos de comandos aerotransportados que respondían a órdenes directas <strong>del</strong> SIE, la DINTE, el<br />

Comando Conjunto y, en último término, el SIN. Esto determinó un nuevo estancamiento de la contrasubversión,<br />

pues las extensas zonas de producción de hoja de coca controladas por el PCP-SL en Huánuco permanecían<br />

imbatibles y se consolidaban. Así se crearon las condiciones para una nueva ofensiva <strong>del</strong> Ejército que<br />

dejó de lado la estrategia contrasubversiva de 1989, centrada en la restricción <strong>del</strong> uso de la fuerza. Las operaciones<br />

de esta última campaña, que culminaron en la operación Aries, implicaron fuego masivo, arrasamiento<br />

de bases subversivas que eran caseríos cocaleros, e incluso bombardeo con armas pesadas de largo alcance<br />

(rockets) desde helicópteros.<br />

Como se recordará, la estrategia de 1989 priorizaba la eliminación de los miembros de la organización político-administrativa<br />

<strong>del</strong> PCP-SL en cada localidad. A ello debía seguir la captación <strong>del</strong> apoyo de una minoría<br />

activa, para pasar después a la organización de la autodefensa campesina. Esa estrategia había llegado a un<br />

punto muerto en el alto Huallaga a fines de 1993. Presuponía un trabajo de inteligencia hecho de pueblo en<br />

pueblo mediante enlaces directos a las unidades militares contrasubversivas, lo que a fines de los ochenta se<br />

denominaba «inteligencia popular». Montesinos había desalentado y desorganizado esa forma de hacer inteligencia<br />

al darle prioridad a una estructura paralela de operaciones especiales dependiente directamente de él<br />

y desvinculada de los demás eventos en los teatros de operaciones de los frentes. En la estrategia de 1989,<br />

había también elementos de la concepción de la «guerra política» desarrollada en Taiwán, según la cual son<br />

los oficiales de un gran ejército quienes dirigen todas las áreas de la actividad estratégica e ideológica. Tam-<br />

TOMO II PÁGINA 243

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