Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
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PRIMERA PARTE SECCIÓN SEGUNDA CAPÍTULO 1<br />
comunicación suele ser difícil. Por ello, está establecido que en caso de operaciones conjuntas debe estar bien<br />
clara la información compartida sobre el objetivo, su ubicación, la finalidad de la operación, la autoridad que<br />
ordena la ejecución, y la «relación de la Operación Especial de Inteligencia con las operaciones regulares y/o<br />
con las Operaciones que se prevé ejecuten las UU de FFEE». 620<br />
De todo esto se sigue que las operaciones especiales de inteligencia forman parte de las operaciones militares<br />
regulares y no pueden ser planeadas ni ejecutadas a espaldas <strong>del</strong> jefe operativo ni <strong>del</strong> jefe de la región<br />
militar o frente contrasubversivo donde tengan lugar. Pero esto fue precisamente lo que hizo Montesinos desde<br />
el SIN. <strong>Los</strong> jefes operativos eran inducidos a dejar que se efectúen en sus dependencias operaciones especiales<br />
organizadas y dirigidas desde el SIN y el Comando Conjunto. <strong>Los</strong> objetivos y personal de esas operaciones<br />
especiales bajo control directo <strong>del</strong> SIN o <strong>del</strong> Comando Conjunto con frecuencia no estaban claros para<br />
los jefes operativos locales o les eran simplemente desconocidos. Esta estructura paralela permitió a Montesinos<br />
emplear agentes de inteligencia y personal militar de operaciones especiales para trabajos sucios como<br />
ajustes de cuentas con narcotraficantes, amenazas, chantajes, sobornos y actos terroristas contra oficiales disidentes<br />
u opositores políticos, o para operaciones psicosociales especiales, destinadas a producir cambios de<br />
conducta en el público en general, como la matanza de Barrios Altos.<br />
En un servicio de inteligencia de un país democrático es importante que el escalón más alto, encargado de<br />
autorizar o denegar las operaciones y evaluarlas, no tenga capacidades operativas y que las operaciones, la iniciativa<br />
de hacerlas, su definición, su planeamiento y ejecución, sean responsabilidad de unidades operativas<br />
especializadas. <strong>Los</strong> distintos servicios de inteligencia, independientes unos de otros (los principales en el Perú<br />
son el <strong>del</strong> Ministerio <strong>del</strong> Interior, el <strong>del</strong> Ejército y el de la Marina), son reunidos, coordinados, supervisados y<br />
controlados (desde sus planes operativos hasta sus presupuestos, operaciones y resultados) por una oficina central,<br />
la cual además procesa información obtenida en fuentes públicas (que es la información más abundante),<br />
produce análisis de inteligencia estratégica y centraliza la emisión de informes de inteligencia hacia los distintos<br />
receptores de inteligencia que hay en el Estado. A esto se le llama una comunidad de inteligencia.<br />
La razón de esto es un principio básico de organización administrativa. Quien autoriza y supervisa no<br />
ejecuta, porque de lo contrario, estaría autorizándose y supervisándose a sí mismo; y quien ejecuta, tiene<br />
que ser autorizado y supervisado por otro. Esta división elemental de funciones es necesaria para que las<br />
normas tengan vigencia. Al encargado de la ejecución le interesa que las normas estén claras y que esté bien<br />
claro quién es el responsable de autorizar su acción, porque sólo así queda <strong>del</strong>imitada su responsabilidad.<br />
De otro modo, puede aparecer él de pronto como el único responsable de la acción. Al agente autorizador y<br />
supervisor también le interesa especializarse en hacer cumplir normas, porque sólo así puede dedicarse a<br />
conseguir que los agentes ejecutores se comporten de determinada manera. Si no se especializa en autorizar<br />
y supervisar, si emprende él mismo la ejecución de las tareas, muestra que esas mismas tareas pueden ejecutarse<br />
sin control superior y destruye su propia autoridad legal, reemplazándola por un prestigio de otro<br />
tipo, el de la fuerza, la ventaja y la impunidad.<br />
En el mencionado manual ME-38-20, cuando se habla de las redes de control, se describe como normal<br />
una forma de organizar los operativos que es fronteriza con la forma que ahora criticamos. En una «Red de<br />
Control Directo y Agente Individual [...] el Órgano Central [la DINTE] toma a cargo en forma directa el control<br />
de uno o más agentes; normalmente este tipo de red se establece cuando por la categoría, importancia y<br />
nivel <strong>del</strong> Agente, requiere gran compartimentaje, lo que le dará máxima seguridad. El Agente que se emplea<br />
en este tipo de red normalmente proporcionará informaciones sobre los factores Sicosocial, político, económico<br />
y/o tecnológico y en menor escala militar. El Órgano Ejecutivo [unidad de inteligencia G-2 de la Gran Unidad<br />
o Región Militar] mantiene el comando de la red de control directo». 621 Las diferencias con las operaciones<br />
de Montesinos son notorias. Primero, no se trata aquí básicamente de operaciones especiales de<br />
inteligencia, sino de obtención de información especializada. De todos modos, el riesgo de que una cosa devenga<br />
en la otra es alto, porque en las operaciones de largo alcance (de larga duración y con penetración profunda<br />
en el campo enemigo, como el espionaje, el sabotaje, etc.) es frecuente que los papeles de agente de<br />
obtención de inteligencia y de agente de contrainteligencia (capaz de ejecutar operaciones especiales) sean<br />
intercambiables. Segundo, el control directo al que se refiere el manual <strong>del</strong> Ejército es ejercido por la DINTE,<br />
620 Ibídem, p. 10.<br />
621 Ibídem, p. 26.<br />
TOMO II PÁGINA 238