Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
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PRIMERA PARTE SECCIÓN SEGUNDA CAPÍTULO 1<br />
que la guerra contra la subversión comunista, específicamente maoísta, no es solamente una guerra de carácter<br />
militar. En dicho curso, se enfocan y trabajan tipos diferentes de guerra a desarrollar en estos casos, como parte<br />
de la respuesta contrasubversiva: guerra de estratagemas, guerra de inteligencia, guerra de organización, guerra<br />
ideológica, guerra de masas y guerra psicológica. 332 Por ello, una conclusión a la que fácilmente llegaban los<br />
alumnos 333 es que la respuesta contrasubversiva debía ser integral, responder en todos estos campos.<br />
Tal vez uno de los elementos más interesantes es el énfasis que se le confiere a la importancia que tienen<br />
la ideología y, por tanto, el carácter esencialmente político de todo movimiento subversivo. Efectivamente,<br />
«[...] con lo que conocía este tema dije pues, efectivamente, Sendero [Luminoso] tiene ideología,<br />
tiene guerra de organización, guerra de estratagemas, guerra psicológica, guerra de inteligencia. Tiene todo.<br />
Entonces tenemos que trabajar igualito». 334<br />
A partir de estas constataciones sería más fácil apuntar las limitaciones que por esos años enfrentaba la actuación<br />
policial en la lucha contrasubversiva, incluyendo a la DIRCOTE. Varias de ellas serían señaladas por<br />
Palacios en una ponencia presentada en el Centro de Altos Estudios Militares (CAEM) a fines de 1988. El diario<br />
La República transcribiría y publicaría extractos de interés de la misma a inicios de 1989 bajo el título «No<br />
hay estrategia contrasubversiva, según jefe de la DIRCOTE. «Nos dejan solos frente a Sendero». 335 No era la<br />
primera vez que un oficial de la DIRCOTE se dirigía a un auditorio militar. En su exposición, Palacios se permitió<br />
brindar una visión crítica sobre cómo se manejaba por entonces la lucha contrasubversiva desde el Estado,<br />
sin escatimar en expresiones duras tanto hacia las Fuerzas Armadas, el Gobierno y los partidos políticos<br />
en general, como hacia la propia policía. La República advertía, recogiendo las demandas de Palacios, que «si<br />
no se despliega una ofensiva sin precedentes en los campos político, militar y cultural antes de 1990, luego<br />
podría ser muy demasiado tarde». 336 Utilizando fragmentos de la misma pasaremos revista a algunas de las<br />
dificultades que por entonces aún planteaba la respuesta contrasubversiva.<br />
2.3.7.1. La inexistencia de una estrategia estatal para abordar la lucha contrasubversiva<br />
Recogiendo lo aprendido por la DIRCOTE, Palacios inició su exposición enfatizando la necesidad <strong>del</strong> «conocer<br />
bien al enemigo» para poder «tomar la iniciativa que nunca la hemos tenido». Tras explicar brevemente la<br />
organización territorial <strong>del</strong> PCP-SL, afirmó que frente a ella «no se ha armado ningún organismo que pueda<br />
enfrentar esto. No hay ningún aparato; todos trabajamos por nuestra cuenta. Cada uno hace su guerra, cada<br />
uno hace su lucha [...] con su óptica, ¡como mejor le parece! Porque no existe un patrón; no hay un lineamiento;<br />
no tenemos metas ni objetivos a alcanzar con el trabajo que desarrollamos [...]». 337<br />
Estas expresiones tratan de llamar la atención hacia los problemas existentes entre los distintos órganos <strong>del</strong><br />
Estado —policiales, militares y de inteligencia en general— para coordinar acciones, articular y sumar esfuerzos,<br />
junto con la falta de iniciativa <strong>del</strong> Gobierno para dar frente a dicha situación. Además de no existir lineamientos<br />
básicos para una estrategia contrasubversiva global de parte <strong>del</strong> Gobierno, tampoco existió, en la práctica, un<br />
organismo permanente que se encargara de planear, coordinar y supervisar las acciones de los institutos y unidades,<br />
policiales y militares que trabajaron en la lucha contrasubversiva. Si a ello añadimos los problemas que<br />
entonces también aquejaban al sistema de administración de justicia, el escenario se torna aun más complejo. 338<br />
A pesar de que esta propuesta fue realizada por más de un policía con anterioridad 339 al propio presidente Alan<br />
García Pérez, esto nunca fue implementado en la práctica. Las instancias existentes en el momento, como el Con-<br />
332 Para un desarrollo mayor <strong>del</strong> tema, véase el capítulo sobre las Fuerzas Armadas.<br />
333 Edgard Luque había viajado a dicha escuela en 1978 y Benedicto Jiménez lo haría en 1993.<br />
334 CVR. Entrevista. 23 de agosto de 2002. Coronel PIP (r) Palacios.<br />
335 La República, 19 de marzo de 1989, pp. 13-15. La grabación fue proporcionada al diario por un oficial de las Fuerzas Armadas que<br />
estuvo presente.<br />
336 La República, 19 de marzo de 1989, p. 13.<br />
337 La República, 19 d emarzo de 1989: 13-14.<br />
338 Para un desarrollo véase más abajo «Fuerzas Policiales y administración de justicia».<br />
339 Javier Palacios y Edgar Luque, entre otros. El mismo García convocó a policías y militares especialistas de inteligencia y<br />
contrasubversión a una sesión <strong>del</strong> Consejo de Ministros, realizada a inicios de 1987. En ésta, más de un policía experimentado —<br />
incluyendo a los mencionados— expuso la necesidad de contar con un organismo de este tipo y, en general, con una mejor planificación y<br />
seguimiento de las acciones de las distintas instancias estatales en la lucha contrasubversiva. Por lo menos tres policías invitados, han<br />
dado testimonio, independientemente, de la realización de dicha reunión.<br />
TOMO II PÁGINA 138