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Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet

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LOS ACTORES ARMADOS<br />

MRTA, y atribuyen parte de la responsabilidad de la corrupción a la debilidad <strong>del</strong> poder judicial y la administración<br />

pública. Estos factores atenuantes de un juicio crítico severo sobre el gobierno de Fujimori en materia<br />

de derechos humanos no tuvieron mayor efecto en la posición <strong>del</strong> Congreso norteamericano. En una extensa<br />

carta <strong>del</strong> Congreso al presidente George Bush, fechada el 23 de julio, se expresa, entre otros argumentos, que<br />

las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Policiales peruanas han impedido al gobierno de Fujimori cumplir con las<br />

condiciones puestas por la INCA, y que por cuarto año consecutivo la Comisión de Derechos Humanos de las<br />

Naciones Unidas ha recibido más reportes de desapariciones y otras violaciones que de ningún otro país en el<br />

mundo. A los datos sobre la magnitud de estas violaciones se añade el hecho de que en el Perú se impide sistemáticamente<br />

la investigación de los casos por agencias internacionales pertinentes. En su tercera página, la<br />

carta concluye que «incrementar la ayuda a la policía y fuerza armada peruanas emitiría una señal de que los<br />

Estados Unidos están dispuestos a tolerar sus tristes resultados en derechos humanos». Ello debilitaría también<br />

la posibilidad de mejorar el control <strong>del</strong> gobierno civil sobre las Fuerzas Armadas.<br />

La reacción <strong>del</strong> Ejecutivo a este ataque frontal a sus negociaciones con el Perú fue un contraataque frontal.<br />

Sobre la base de la resolución presidencial 91-20, el Secretario de Estado procedió a constatar por su cuenta<br />

que el Perú sí satisfacía los criterios puestos por la INCA y así lo expresó en carta <strong>del</strong> 30 de julio dirigida al<br />

Congreso, donde se da fe de ello, repitiendo punto por punto los criterios de la INCA como ya satisfechos por<br />

el Perú, y expresando su confianza en el compromiso asumido por Fujimori tanto en la lucha contra el narcotráfico<br />

como en el respeto a los derechos humanos. El 31, un memorándum <strong>del</strong> Ejército norteamericano afirma<br />

que las violaciones a los derechos humanos cometidas en el Perú, al juicio <strong>del</strong> personal militar de la Embajada,<br />

no son una política <strong>del</strong> alto mando militar. «Puede haber casos de falta de acción para impedir abusos y puede<br />

haber casos de decisiones afirmativas para emprender tales actividades en el nivel de coronel o menor,<br />

pero no al nivel de Jefe <strong>del</strong> Comando Político-Militar».<br />

El 9 de septiembre, Americas Watch remitió al Secretario de Estado una carta de rechazo a la resolución tomada<br />

y al informe en que ésta se basa. Ambos «revelan la disposición de la administración Bush a pasar por alto<br />

las condiciones de Derechos Humanos contenidas en la INCA». El día 12 tuvo lugar en el Congreso una audiencia<br />

en la que habló el Asistente <strong>del</strong> Secretario de Estado para asuntos internacionales de narcotráfico, Melvin<br />

Levitsky. Su informe resaltó los esfuerzos y progresos hechos por el gobierno <strong>del</strong> Perú en este sentido, con énfasis<br />

en la situación de guerra interna que se vive en el país y la importancia que tiene para la política antidrogas<br />

norteamericana. La respuesta <strong>del</strong> Congreso fue establecer una serie de condiciones precisas para otorgar la ayuda<br />

gradualmente, conforme las condiciones se cumplan. Una primera parte se pagaría cuando el personal de la<br />

Cruz Roja y de la Fiscalía obtuviese libre acceso a todas las instalaciones de detención. Esta primera parte estaría<br />

destinada a los repuestos urgentemente requeridos por la Fuerza Aérea para los patrullajes aéreos antidrogas. La<br />

segunda quedó condicionada a que el Perú demuestre eficiente control de aeropuertos para prevenir el paso de<br />

drogas por ellos y cuando haya hecho progresos para cumplir con los acuerdos de la Cumbre de Cartagena sobre<br />

estos temas. La tercera parte sería entregada cuando a) esté operativo un registro nacional de detenidos, b)<br />

cuando las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Policiales estén en condiciones de operar conjuntamente en operaciones<br />

antinarcóticos y c) cuando se hayan hecho progresos avanzados en el cumplimiento de los acuerdos de Cartagena.<br />

Exigen que el Ejecutivo acepte por escrito estas condiciones y que se haga después de cada desembolso<br />

un informe al Congreso sobre cómo se han constatado los avances respectivos. Por último, se exige que el personal<br />

militar peruano sea entrenado en los Estados Unidos en vez de enviar instructores norteamericanos al Perú.<br />

La disposición final <strong>del</strong> Senado se concentró en el registro de detenidos: «el incumplimiento de la publicación<br />

<strong>del</strong> registro central de detenidos dentro de tres meses será tomado en cuenta cuando recibamos notificaciones<br />

para dar paso a toda ayuda militar adicional para el Perú en el año 1992». Además, se dejó bloqueada<br />

la ayuda de 10.5 millones para el Ejército, «el más notorio violador de los derechos humanos entre las fuerzas<br />

de seguridad». Sin embargo, a instancias <strong>del</strong> presidente Fujimori, se dispuso que se comprometiesen 3.7 millones<br />

para el Ejército, pero sólo para la construcción de carreteras y otros programas de acción cívica.<br />

La gestión peruana incluyó una visita de Fujimori en octubre a su colega George Bush para dar testimonio<br />

de su buena disposición a cumplir con los criterios de la ayuda norteamericana. Ello no modificó en<br />

absoluto la posición <strong>del</strong> Congreso. No se equivocaban. Ese mismo mes, en discursos pronunciados en ceremonias<br />

militares, Fujimori califica de «tontos útiles» a los defensores de los derechos humanos y señala la<br />

existencia de «terroristas infiltrados en seudo organizaciones humanitarias y defensoras de los derechos<br />

humanos». Pero la doble moral continúa, pues en esos días se funda, con apoyo <strong>del</strong> gobierno, el Consejo<br />

TOMO II PÁGINA 229

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