Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
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LOS ACTORES ARMADOS<br />
con [sic] su responsabilidad patriótica asumen el compromiso de dirigir los destinos de la Patria». 603 «La Junta<br />
de Gobierno representa a las Fuerzas Armadas que como Reserva de la Patria han asumido la responsabilidad<br />
de la conducción de la Patria en una hora sombría. Esta responsabilidad no puede ser <strong>del</strong>egada». 604 El supuesto<br />
derecho de las Fuerzas Armadas a gobernar es llevado en este plan más lejos que nunca antes, pues ahora<br />
se convierte en el derecho a gobernar ocultamente, sin que la población lo sepa ni pueda controlar en lo más<br />
mínimo los actos de gobierno, mientras permanece en la creencia de que gobierna el gobierno elegido.<br />
Además de este proyecto militarista extremo, el plan contiene una versión radical <strong>del</strong> ajuste estructural de<br />
la economía. Con esto no hace más que apropiarse <strong>del</strong> programa antinflacionario, racionalizador <strong>del</strong> gasto<br />
público y promotor de la inversión extranjera que venía propugnando el líder de la oposición, Mario Vargas<br />
Llosa, mediante el Fredemo, en el cual participaban AP y el PPC. Ésta era también la línea promovida por la<br />
principal fuente potencial de ayuda militar y económica, los Estados Unidos. Reducción <strong>del</strong> Estado, eliminación<br />
de privilegios burocráticos y reorientación de los dineros públicos hacia la promoción <strong>del</strong> crecimiento<br />
económico son, como vimos, las políticas de justicia social que quedan en el contexto de la interpretación de la<br />
guerra contrasubversiva como «conflicto de baja intensidad».<br />
¿Cómo hacer compatibles la libertad de empresa y la transparencia en la gestión pública con la tiranía política<br />
y la absoluta intransparencia de los actos <strong>del</strong> Estado? Esta pregunta no preocupaba en lo más mínimo a<br />
los autores <strong>del</strong> plan. Su confianza se apoyaba en la desesperación de una población agobiada al mismo tiempo<br />
por la incertidumbre económica y por el terrorismo. Sin embargo, los autores <strong>del</strong> plan encaraban una cuestión<br />
más inmediata ¿cómo obtener el apoyo de los Estados Unidos para el planeado régimen? Había que ofrecerles<br />
algo importante para que pasaran por alto la quiebra de la democracia constitucional. La reforma estructural<br />
no bastaba para esto, porque no había más remedio que hacerla e igual se haría dentro <strong>del</strong> proceso democrático.<br />
La respuesta se prepara en el Anexo III «Cooperación Perú-USA: una necesidad sustancial».<br />
El tema central de este plan de entendimiento con la administración Bush es el narcotráfico. Se asocian<br />
confusamente a este problema el populismo <strong>del</strong> gobierno de García, <strong>del</strong> cual se dice que incrementa el riesgo<br />
de que el Perú recaiga en la esfera de influencia <strong>del</strong> comunismo internacional, como ya sucedió en los años<br />
setenta (bajo el gobierno militar). Todo esto se magnifica con la mención <strong>del</strong> creciente nexo entre la subversión<br />
y el narcotráfico. El objetivo sería que el comunismo, aliado con el narcotráfico y el terrorismo, no encuentre<br />
un nuevo refugio en los valles cocaleros peruanos en el momento en que se desploma la Unión Soviética. «Es<br />
necesaria la actuación <strong>del</strong> Perú dentro <strong>del</strong> Plan Baker». 605 Aunque la mayor parte de este Anexo es una desordenada<br />
enumeración de factores negativos para la seguridad de los Estados Unidos, al final las premisas parecen<br />
encadenarse en el siguiente razonamiento: El narcotráfico es una amenaza a la salud y la seguridad de la<br />
población de los Estados Unidos; el PCP-SL y el MRTA compiten en el Alto Huallaga para «apoderarse <strong>del</strong><br />
principal producto de exportación peruana y que está fuera de control <strong>del</strong> Estado: la producción de cocaína»;<br />
606 los subversivos empiezan a transformar el «oro blanco» en medios militares modernos; «el orden legal<br />
<strong>del</strong> Estado coadyuva a la subversión permitiendo hasta publicaciones diarias que le favorecen, colusión de<br />
jueces y enjuiciamiento de aquellos encargados de combatir al enemigo. Ninguna Organización Política dentro<br />
<strong>del</strong> marco institucional existente está en capacidad de combatir con éxito a Sendero, ni de corregir la dimensión<br />
<strong>del</strong> Capitalismo Burocrático»; 607 en consecuencia, a menos que apoye al Plan Político-Militar de las<br />
Fuerzas Armadas, «la Sociedad Norteamericana seguirá recibiendo grandes dosis de narcóticos minando su<br />
estructura social y destruyendo miles de personas todos los años». 608 El acuerdo propuesto por el Plan Político-Militar<br />
a los Estados Unidos está bien claro. Se trata de evitar que el PCP-SL o el MRTA controlen el Alto<br />
Huallaga, a fin de cortar una conexión narcoterrorista. El único medio que tendrían los Estados Unidos en ese<br />
momento para tal fin sería apoyar el Plan Político-Militar. «La participación de la ADMINISTRACIÓN BUSH<br />
en este esfuerzo está supeditada a la acción común en esta zona de producción de coca, no existiendo otro<br />
elemento de negociación que tenga este valor». 609<br />
603 Ibídem, p. 8.<br />
604 Ibídem, p. 6.<br />
605 Ibídem, p. 92.<br />
606 Ibídem.<br />
607 Ibídem, p. 94.<br />
608 Ibídem.<br />
609 Ibídem, p. 98.<br />
TOMO II PÁGINA 223