Sección Segunda: Los Actores del Conflito - DHnet
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PRIMERA PARTE SECCIÓN SEGUNDA CAPÍTULO 1<br />
que actuaban contra su organización. Si bien se conocen pocos casos de «ajusticiamientos» —hechos públicos—<br />
por parte <strong>del</strong> MRTA, debe anotarse que no existen indicios de una práctica similar dentro <strong>del</strong> PCP-SL.<br />
En el caso <strong>del</strong> MRTA, la inexistencia tanto de una dirección centralizada indiscutible expresada en una<br />
jefatura, como de una estructura rígida que reprodujese la cadena de mando político y militar en todas las<br />
instancias como ocurría en el PCP-SL, dejaban un amplio espacio para la discrepancia y pocos mecanismos<br />
para concluirla sin disidencias. Asimismo, la opción <strong>del</strong> MRTA por construir una fuerza guerrillera que<br />
privilegiara la acción por sobre la teoría y que dependiese de una permanente obtención de recursos financieros<br />
mantenía a sus cuadros dentro de una lógica militar e ilegal que facilitaba que se recurriese a las armas<br />
para resolver diferencias internas.<br />
Para entonces, las desavenencias entre los militantes y dirigentes <strong>del</strong> MIR-VR y el MRTA se agudizaron.<br />
<strong>Los</strong> primeros recriminaron a los segundos que la proyección e impacto político <strong>del</strong> MRTA se diluía en acciones<br />
militares que carecían de un norte político definido, situación que ponía de manifiesto la primacía de la<br />
lógica de la guerra y motivó, en el corto plazo, su separación <strong>del</strong> MRTA. Dirigentes y militantes <strong>del</strong> MIR-VR<br />
fueron abandonando las filas de la organización a fines de 1991. Para «Francisco», este retiro se produjo como<br />
consecuencia <strong>del</strong> «hecho de no tener las responsabilidades que ellos pedían, exigían y por [su] análisis político<br />
que señalaba que ya no cabía la guerra y que estábamos destinados al fracaso». En enero de 1992, el dirigente<br />
Alberto Gálvez Olaechea renunció al MRTA.<br />
En tanto en el Frente Nororiental, Sístero García Torres, anunciaba públicamente su ruptura con el MRTA<br />
junto a unos 120 combatientes el 22 de enero de 1992; y Lucas Cachay, según declaraciones de Sístero García,<br />
también militante <strong>del</strong> MIR-VR, abandonaba asimismo sus filas. Las sucesivas renuncias de militantes y personas<br />
vinculadas al MRTA, repercutieron sobre todo en el Frente Nororiental, donde el MIR-VR tenía presencia<br />
y ascendencia entre los integrantes de dicho frente subversivo.<br />
Ante la renuncia de Sístero García, la Dirección Nacional ordenó su captura. Un numeroso contingente<br />
fue a su encuentro. Durante su búsqueda, se produjeron algunos combates entre ambos grupos ocasionándose<br />
varias bajas. El Ejército logró rescatar a Sístero García, enfrentándose con los militantes <strong>del</strong> MRTA, a<br />
quienes les ocasionaron una gran cantidad de bajas. Se estima que durante estos enfrentamientos entre los<br />
disidentes y militares, el MRTA habría perdido una parte importante <strong>del</strong> total de su fuerza militar, calculada<br />
en 400 hombres. 748 Como consecuencia de estas acciones, el MRTA perdió el control militar que había<br />
logrado alcanzar en algunas zonas de San Martín. 749<br />
Con el retiro de los militantes <strong>del</strong> MIR-VR, la carencia de militantes trató de ser compensada con la incorporación<br />
de militantes que desenvolvían actividades en el «frente político de masas» cercano a ese movimiento,<br />
léase UDP. Cuando a esos militantes se les planteó la posibilidad de integrarse al trabajo militar, muchos<br />
renunciaron al MRTA. Al respecto, «Francisco» refiere que, cuando se acuerda que «el frente de masas asuma<br />
un papel más activo en la guerra, allí se salieron muchísimos cuadros, muchísimos dirigentes, se perdió una<br />
buena parte [de dirigentes], claro que quedaron bases, pero los que dirigían eran los que faltaban».<br />
En esas circunstancias, la policía detuvo a varios militantes de la UDP, <strong>del</strong> Bloque Popular Revolucionario y<br />
<strong>del</strong> Movimiento Patria Libre 750 y los acusó de pertenecer al MRTA. Estas detenciones se incrementaron después<br />
<strong>del</strong> golpe de Estado <strong>del</strong> 5 de abril de 1992, cuando, acogidos a la Ley de Arrepentimiento, muchos subversivos<br />
(sobre todo en el frente nororiental en 1992 y 1993), denunciaron a otros militantes y simpatizantes <strong>del</strong> MRTA.<br />
El golpe de Estado <strong>del</strong> 5 de abril motivó una discusión en la dirigencia subversiva que la llevó a considerar<br />
una serie de alternativas para remontar su crisis. Una de ellas contemplaba el cese de la guerra debido al<br />
descrédito de la «violencia revolucionaria» ocasionado por las acciones <strong>del</strong> PCP-SL. Como refiere «Este-<br />
748 Al respecto véase el estudio en profundidad «El Frente Nororiental <strong>del</strong> MRTA». Según Alberto Gálvez Olaechea, «en esta región, y a<br />
pesar de la escisión que intentó llevar a cabo Sístero García Torres (Ricardo) en 1992, en los momentos más álgidos de la lucha, hubo seis<br />
destacamentos (unos cuatrocientos hombres-arma), con el debido equipamiento, logística, mando centralizado y comunicaciones tácticas<br />
y estratégicas, lo cual hacía un pequeño ejército capaz de operaciones ofensivas, que tomó prácticamente todas las ciudades <strong>del</strong><br />
departamento [de San Martín], que se enfrentó a los aparatos militares <strong>del</strong> estado y nunca a la población civil» (2003: 35-36).<br />
749 Al respecto véase el subcapítulo «El frente nororiental <strong>del</strong> MRTA en San Martín» en el tomo V.<br />
750 Hasta ese entonces, el Bloque Popular Revolucionario (BPR) constituía un sector radical cercano al MRTA, al igual que el Movimiento<br />
Patria Libre. El BPR, integrante de IU, postuló a varios candidatos al Congreso en las elecciones generales de 1990.<br />
TOMO II PÁGINA 278