Volumen VI – Psicopatología de la vida cotidiana (1901
Volumen VI – Psicopatología de la vida cotidiana (1901
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4. Extraviar una cosa no es más que haber ol<strong>vida</strong>do dón<strong>de</strong><br />
se <strong>la</strong> puso. Como <strong>la</strong> mayoría <strong>de</strong> <strong>la</strong>s personas que se ocupan<br />
<strong>de</strong> escritos y <strong>de</strong> libros, yo me oriento bien en mi escritorio<br />
y sé sacar <strong>de</strong> primer intento lo que busco. Lo que a<br />
otros les parece <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n, es para mí un or<strong>de</strong>n históricamente<br />
<strong>de</strong>venido. Entonces, ¿por qué extravié no hace mucho,<br />
hasta el punto <strong>de</strong> no haber podido encontrarlo, un catálogo<br />
<strong>de</strong> libros que me remitieron? Tenía el propósito <strong>de</strong><br />
encargar un libro que aparece en su índice, Über die Sprache<br />
{Sobre el lenguaje}, porque es <strong>de</strong> un autor cuyo estilo rico<br />
y animado yo aprecio, y cuya penetración en <strong>la</strong> psicología, y<br />
sus conocimientos <strong>de</strong> historia <strong>de</strong> <strong>la</strong> cultura, sé valorar. Creo<br />
que justamente por eso extravié el catálogo. Es que suelo<br />
prestar a mis amigos, para su esc<strong>la</strong>recimiento, libros <strong>de</strong> este<br />
autor, y hace pocos días alguien me dijo, al <strong>de</strong>volverme uno:<br />
«El estilo me recuerda muchísimo al tuyo, y también el<br />
modo <strong>de</strong> pensar es el mismo». Esa persona no sabía qué<br />
tocaba en mí con esa observación. Hace años, cuando yo era<br />
todavía joven y estaba necesitado <strong>de</strong> seguir a otros, un colega<br />
<strong>de</strong> más edad, a quien yo había elogiado los escritos <strong>de</strong><br />
un famoso autor sobre temas médicos, me dijo más o menos<br />
lo mismo: «Su estilo y su modalidad me recuerdan muchísimo<br />
a ti». Así influido, le escribí a ese autor una carta<br />
don<strong>de</strong> le pedía mantener trato más cercano con él, pero una<br />
fría respuesta me puso en mi sitio. Acaso tras esta experiencia<br />
se escondan otras anteriores, igualmente <strong>de</strong>sanimadoras,<br />
pues no he vuelto a encontrar el catálogo extraviado, y<br />
este signo previo me hizo abstenerme realmente <strong>de</strong> encargar<br />
el libro indicado, aunque <strong>la</strong> <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong> aquel no creara<br />
un real impedimento. En efecto, he guardado en <strong>la</strong> memoria<br />
el título <strong>de</strong>l libro y el nombre <strong>de</strong> su autor.^<br />
5.* Otro caso <strong>de</strong> extravío merece nuestro interés por <strong>la</strong>s<br />
condiciones bajo <strong>la</strong>s cuales se recuperó lo extraviado. Un<br />
joven me cuenta: «Hace algunos años había <strong>de</strong>sinteligencias<br />
en mi matrimonio; yo encontraba a mi mujer <strong>de</strong>masiado fría<br />
y, aunque admitía <strong>de</strong> buen grado sus sobresalientes cualida<strong>de</strong>s,<br />
vivíamos sin ternura uno junto al otro. Cierto día, al<br />
volver <strong>de</strong> un paseo, el<strong>la</strong> me trajo un libro que había comprado<br />
porque podría interesarme. Le agra<strong>de</strong>cí esa muestra<br />
<strong>de</strong> "atención", prometí leer el libro, lo guardé con ese fin y<br />
nunca más lo encontré. Así pasaron meses en que <strong>de</strong> tiempo<br />
•^ Yo propondría explicaciones parecidas para una diversidad <strong>de</strong><br />
contingencias que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Theodor Vischer, querrían atribuirse a «<strong>la</strong><br />
perfidia <strong>de</strong>l objeto» [cf. injra, págs. 167-8, n. 14].<br />
8 [Agregado en 1907.]<br />
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