10.05.2013 Views

Volumen VI – Psicopatología de la vida cotidiana (1901

Volumen VI – Psicopatología de la vida cotidiana (1901

Volumen VI – Psicopatología de la vida cotidiana (1901

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

proporciona un buen ejemplo el siguiente informe <strong>de</strong> un joven cuya<br />

novia fue atropel<strong>la</strong>da en <strong>la</strong> calle:<br />

«En setiembre <strong>de</strong>l año pasado conocí a una señorita Z., <strong>de</strong> treinta<br />

y cuatro años <strong>de</strong> edad. Vivía en una situación material holgada; antes<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> guerra estuvo comprometida, pero su novio, oficial en el frente<br />

<strong>de</strong> combate, cayó en 1916. Nos conocimos y nos amamos, al comienzo<br />

sin i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> casarnos, pues <strong>la</strong>s circunstancias —sobre todo<br />

nuestra diferencia <strong>de</strong> edad (yo tenía veintisiete años)— no parecían<br />

consentírnoslo. Como vivíamos calle por medio y estábamos juntos<br />

diariamente, nuestro trato fue haciéndose más íntimo con el paso <strong>de</strong>l<br />

tiempo. Así se nos fue insinuando <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> casarnos, y yo terminé<br />

por aceptar<strong>la</strong>. Los esponsales se proyectaron para <strong>la</strong>s Pascuas <strong>de</strong> este<br />

año; no obstante, <strong>la</strong> señorita Z. se proponía empren<strong>de</strong>r antes un viaje<br />

hasta M. a fin <strong>de</strong> visitar a unos parientes, viaje estorbado <strong>de</strong> pronto<br />

por una huelga ferroviaria provocada por el putsch <strong>de</strong> Kapp [intento<br />

<strong>de</strong> golpe <strong>de</strong> Estado contrarrevolucionario que tuvo lugar en Berlín en<br />

marzo <strong>de</strong> 1920]. Las sombrías perspectivas que parecían abrirse para<br />

el futuro con el triunfo <strong>de</strong>l movimiento obrero y sus consecuencias<br />

pesaron un breve tiempo en nuestro ánimo, pero sobre todo en el<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> sefSorita Z., quien <strong>de</strong> todos modos estaba muy expuesta a cambiantes<br />

estados <strong>de</strong> ánimo; el<strong>la</strong> creía divisar, en efecto, nuevos obstáculos<br />

para nuestro porvenir. El sábado 20 <strong>de</strong> marzo, sin embargo, se<br />

encontraba <strong>de</strong> un humor excepcionalmente alegre, circunstancia que<br />

me sorprendió y por <strong>la</strong> que me <strong>de</strong>jé llevar, <strong>de</strong> suerte que creíamos<br />

verlo todo <strong>de</strong> color <strong>de</strong> rosa. Días antes habíamos hab<strong>la</strong>do <strong>de</strong> ir<br />

juntos a <strong>la</strong> iglesia en algún momento, pero sin fijar una fecha <strong>de</strong>terminada.<br />

A <strong>la</strong> mañana siguiente, domingo 21 <strong>de</strong> marzo, hacia <strong>la</strong>s nueve<br />

y cuarto, me l<strong>la</strong>mó por teléfono pidiéndome que pasara a buscar<strong>la</strong> enseguida<br />

para ir a <strong>la</strong> iglesia, cosa a <strong>la</strong> que yo empero me rehusé, pues<br />

no habría llegado a tiempo y, a<strong>de</strong>más, quería hacer unos trabajos. La<br />

señorita Z. quedó notablemente <strong>de</strong>silusionada; luego, se puso so<strong>la</strong> en<br />

camino, y en <strong>la</strong> escalera <strong>de</strong> su casa se topó con un conocido, con el<br />

cual salvó el corto trecho que va <strong>de</strong> <strong>la</strong> Tauentzienstrasse a <strong>la</strong> Rankestrasse;<br />

y todo <strong>de</strong>l mejor ta<strong>la</strong>nte, sin que el<strong>la</strong> manifestara nada sobre<br />

nuestra conversación. Este señor se <strong>de</strong>spidió con una chanza; [para<br />

llegar a <strong>la</strong> iglesia] <strong>la</strong> señorita Z. sólo tenía que cruzar <strong>la</strong> calzada,<br />

amplia y <strong>de</strong>spejada en ese punto, pero junto a <strong>la</strong> acera fue atropel<strong>la</strong>da<br />

por un coche <strong>de</strong> p<strong>la</strong>za. (Sufrió un estallido <strong>de</strong> hígado que<br />

a <strong>la</strong>s pocas horas le provocó <strong>la</strong> muerte.) — Por ese lugar habíamos<br />

pasado centenares <strong>de</strong> veces; <strong>la</strong> señorita Z. era en extremo cautelosa,<br />

a mí mismo me reprochó a menudo mis impru<strong>de</strong>ncias; esa mañana<br />

ni) había casi tránsito <strong>de</strong> carruajes, los tranvías, ómnibus, etc., estaban<br />

en huelga; justo en ese momento imperaba un silencio casi absoluto,<br />

y, si el<strong>la</strong> no vio al coche <strong>de</strong> p<strong>la</strong>za, sin duda alguna tuvo que<br />

oírlo. — Todo el mundo cree en una "fatalidad". Mi primer pensamiento<br />

fue: "Eso es imposible... aunque es cierto que no se pue<strong>de</strong><br />

ni hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> un propósito <strong>de</strong>liberado". Intenté una explicación psicológica.<br />

Pasado algún tiempo creí haber<strong>la</strong> hal<strong>la</strong>do en <strong>Psicopatología</strong> <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> <strong>vida</strong> <strong>cotidiana</strong>, <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> usted. Sobre todo porque <strong>la</strong> señorita Z.<br />

expresó en ocasiones cierta inclinación al suicidio, y también a mí<br />

procuraba moverme a ello; bastantes veces yo <strong>la</strong> había disuadido <strong>de</strong><br />

esa i<strong>de</strong>a. Por ejemplo, apenas dos días antes, tras regresar <strong>de</strong> un<br />

paseo, y sin motivo exterior alguno, empezó a hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> su muerte<br />

y sus disposiciones testamentarias; a estas últimas, por otra parte,<br />

no <strong>la</strong>s adoptó: signo <strong>de</strong> que esas manifestaciones no se pue<strong>de</strong>n reconducir<br />

a ningún propósito. Si me es permitido formu<strong>la</strong>r mi incompetente<br />

juicio sobre todo esto, diría que en ese acci<strong>de</strong>nte yo no veo<br />

183

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!