Volumen VI – Psicopatología de la vida cotidiana (1901
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zamiento} <strong>de</strong>l paranoico y el <strong>de</strong>l supersticioso es menor <strong>de</strong><br />
lo que a primera vista parece. Cuando los hombres comenzaron<br />
a pensar, se vieron constreñidos, según es notorio, a<br />
resolver antropomórficamente el mundo exterior en una<br />
multiplicidad <strong>de</strong> personalida<strong>de</strong>s concebidas a su semejanza;<br />
entonces, aquel<strong>la</strong>s contingencias que ellos interpretaban <strong>de</strong><br />
manera supersticiosa eran acciones, exteriorizaciones <strong>de</strong> personas,<br />
y en esto se comportaban como lo hacen los paranoicos,<br />
quienes extraen conclusiones <strong>de</strong> los indicios nimios que<br />
los otros les ofrecen, y también como todas <strong>la</strong>s personas sanas,<br />
quienes, con <strong>de</strong>recho, toman <strong>la</strong>s acciones casuales y no<br />
<strong>de</strong>liberadas <strong>de</strong> sus prójimos como base para estimar su carácter.<br />
La superstición aparece muy fuera <strong>de</strong> lugar {<strong>de</strong>p<strong>la</strong>cieren}<br />
sólo en nuestra mo<strong>de</strong>rna —pero en modo alguno<br />
redon<strong>de</strong>ada por completo todavía— cosmovisión científiconatural;<br />
en cambio, estaba justificada y era consecuente en<br />
<strong>la</strong> cosmovisión <strong>de</strong> épocas y <strong>de</strong> pueblos precientíficos.**<br />
Por tanto, el romano que <strong>de</strong>sistía <strong>de</strong> una empresa importante<br />
si el vuelo <strong>de</strong> los pájaros le era adverso tenía re<strong>la</strong>tivamente<br />
razón; obraba <strong>de</strong> manera consecuente con sus<br />
premisas. Pero cuando renunciaba a <strong>la</strong> empresa por haber<br />
tropezado con el umbral <strong>de</strong> su puerta {«un Romain retournerait»),^^<br />
era también absolutamente superior a nosotros,<br />
incrédulos; era un mejor conocedor <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong> cuanto<br />
nosotros nos empeñamos en serlo. Porque ese tropezón no<br />
podía menos que probarle <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong> una duda, <strong>de</strong> una<br />
corriente contraria en su interioridad, cuya fuerza, en el<br />
momento <strong>de</strong> <strong>la</strong> ejecución, podría restarse <strong>de</strong> <strong>la</strong> fuerza <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
intención que a él lo animaba. En efecto, sólo se está seguro<br />
<strong>de</strong>l éxito pleno cuando todas <strong>la</strong>s fuerzas <strong>de</strong>l alma se aunan<br />
en <strong>la</strong> aspiración a <strong>la</strong> meta <strong>de</strong>seada. ¿Cómo respon<strong>de</strong> el Guillermo<br />
Tell <strong>de</strong> Schiller, quien titubea tanto en tirar a <strong>la</strong><br />
manzana puesta sobre <strong>la</strong> cabeza <strong>de</strong> su hijo, cuando el alcal<strong>de</strong><br />
le pregunta por qué ha aprontado una segunda flecha?:<br />
«Con esa flecha a usted lo atravesara<br />
si a mi hijo amado <strong>la</strong>stimaba;<br />
y a usted, ciertamente, no le errara».^®<br />
3* [Las concepciones <strong>de</strong> Freud sobre el papel que <strong>de</strong>sempeña <strong>la</strong><br />
proyección en <strong>la</strong> superstición, <strong>la</strong> paranoia y los orígenes <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión<br />
fueron <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>das en los historiales clínicos <strong>de</strong>l «Hombre <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
Ratas» (1909í/), AE, 10, págs. 179-84, y <strong>de</strong> Schreber (1911c), AE,<br />
13, págs. 61-2, así como en Tólem y tabú (1912-13), AE, 13, págs.<br />
67, y 94 y sigs.]<br />
35 [No se ha podido encontrar el origen <strong>de</strong> esta aparente cita. ]<br />
••¡o [Schiller, Guillermo Tell, acto III, escena 3.]<br />
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