Volumen VI – Psicopatología de la vida cotidiana (1901
Volumen VI – Psicopatología de la vida cotidiana (1901
Volumen VI – Psicopatología de la vida cotidiana (1901
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
y lo coloco junto a mí sobre el escritorio don<strong>de</strong> redacto mi<br />
correspon<strong>de</strong>ncia. Pasado algún tiempo, salgo; a los pocos<br />
pasos me acuerdo <strong>de</strong> que he <strong>de</strong>jado sobre el escritorio <strong>la</strong><br />
carta que quería llevar al correo. (Lo apunto <strong>de</strong> pasada: en<br />
el<strong>la</strong> me veía obligado a escribir algo <strong>de</strong>sagradable a una persona<br />
que <strong>de</strong>bía ayudarme en <strong>de</strong>terminado asunto.) Doy <strong>la</strong><br />
vuelta, recojo <strong>la</strong> carta y torno a salir. En el tranvía se me<br />
ocurre que he prometido a mi mujei encargarme <strong>de</strong> cierta<br />
compra, y me contenta pensar que será un paquete muy pequeño.<br />
En este punto se establece <strong>de</strong> pronto <strong>la</strong> asociación<br />
"paquetito-libro", y ahora noto que no traigo el libro. O sea<br />
que no lo olvidé sólo <strong>la</strong> primera vez que salí, sino que lo<br />
trasvi consecuentemente cuando fui a buscar <strong>la</strong> carta, junto<br />
a <strong>la</strong> cual estaba».<br />
5. Lo mismo en una observación <strong>de</strong> Otto Rank," analizada<br />
en profundidad:<br />
«Un hombre escrupulosamente or<strong>de</strong>nado y <strong>de</strong> una pedante<br />
exactitud refiere <strong>la</strong> siguiente vivencia, <strong>de</strong> todo punto extraordinaria<br />
para él. Una siesta, yendo por <strong>la</strong> calle, quiere<br />
mirar <strong>la</strong> hora y repara en que ha ol<strong>vida</strong>do en casa su reloj,<br />
cosa que, por lo que él recordaba, no le había ocurrido nunca.<br />
Como esa tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>bía asistir puntualmente a una cita y<br />
ya no le quedaba tiempo para pasar a recoger.su reloj, aprovechó<br />
su visita a casa, <strong>de</strong> una dama amiga para pedirle prestado<br />
el reloj con aquel propósito; esto era tanto más viable<br />
cuanto que, a raíz <strong>de</strong> una cita convenida <strong>de</strong> antemano, <strong>de</strong>bía<br />
visitar a esta dama a <strong>la</strong> mañana siguiente; así, prometió<br />
restituirle el reloj en esa oportunidad. Cuando al otro día<br />
quiere <strong>de</strong>volver a su propietaria el reloj prestado, advierte,<br />
para su asombro, que lo ha ol<strong>vida</strong>do en casa; y esta vez se<br />
había puesto su propio reloj. Concibió el firme propósito <strong>de</strong><br />
restituir el reloj <strong>de</strong> <strong>la</strong> dama esa misma siesta, y, en efecto,<br />
cumplió el <strong>de</strong>signio. Pero cuando al partir quiso mirar <strong>la</strong><br />
hora, su enojo y asombro no tuvieron límites al comprobar<br />
que había vuelto a ol<strong>vida</strong>r su propio reloj.<br />
»Hasta tal punto patológica se le antojó a este hombre,<br />
<strong>de</strong> ordinario tan amante <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n, dicha repetición <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
operación fallida que quiso conocer su motivación psicológica;<br />
pronto se pudo averiguar<strong>la</strong>, mediante <strong>la</strong> inquisición psicoanalítica<br />
sobre si el día crítico <strong>de</strong>l primer olvido había<br />
vivenciado él algo <strong>de</strong>sagradable, y sobre el contexto <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong>l cual ello aconteció. Contó, sin vaci<strong>la</strong>r, que tras el almuerzo,<br />
poco antes que saliera y ol<strong>vida</strong>ra el reloj, había mante-<br />
226<br />
« Rank, 1912e.