Volumen VI – Psicopatología de la vida cotidiana (1901
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íor <strong>de</strong> <strong>la</strong> mayoría <strong>de</strong> estos fenómenos componiendo sus<br />
<strong>de</strong>signaciones con el mismo prefijo, «ver-».<br />
Ahora bien, al esc<strong>la</strong>recimiento <strong>de</strong> estos procesos psíquicos<br />
así <strong>de</strong>finidos se anudan una serie <strong>de</strong> puntualizaciones que,<br />
en parte, pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>spertar un interés <strong>de</strong> mayor alcance.<br />
A. Cuando <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñamos una parte <strong>de</strong> nuestras operaciones<br />
psíquicas por consi<strong>de</strong>rar que es imposible esc<strong>la</strong>recer<strong>la</strong>s mediante<br />
representaciones-meta, estamos <strong>de</strong>sconociendo el alcance<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>terminismo en <strong>la</strong> <strong>vida</strong> anímica. En este ámbito,<br />
como en otros, tiene más alcance <strong>de</strong>l que sospechamos. En<br />
un artículo <strong>de</strong>l historiador <strong>de</strong> <strong>la</strong> literatura R. M. Meyer,<br />
publicado en 1900 en Die Zeit,^ hallé expuesta e ilustrada<br />
con ejemplos <strong>la</strong> tesis <strong>de</strong> que no se pue<strong>de</strong> componer <strong>de</strong>liberadamente<br />
y mediante el libre albedrío un absurdo. Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
hace más tiempo yo sé que lo mismo es cierto para <strong>la</strong>s ocurrencias<br />
<strong>de</strong> números o <strong>de</strong> nombres. Si se indaga un número<br />
en apariencia formado según el propio albedrío, por ejemplo<br />
uno <strong>de</strong> varias cifras y <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rado como en chanza o por travesura,<br />
se comprueba que obe<strong>de</strong>ce a un estricto <strong>de</strong>terminismo<br />
que realmente no se habría creído posible. Elucidaré<br />
primero con brevedad un ejemplo <strong>de</strong> nombre <strong>de</strong> pi<strong>la</strong> arbitrariamente<br />
escogido, y luego analizaré con más <strong>de</strong>talle un<br />
ejemplo análogo <strong>de</strong> un número «arrojado sin pensar».<br />
1. Mientras preparo para su publicación el historial clínico<br />
<strong>de</strong> una <strong>de</strong> mis pacientes,^ me pongo a consi<strong>de</strong>rar el<br />
nombre <strong>de</strong> pi<strong>la</strong> que <strong>de</strong>bo darle en el trabajo. Aparentemente<br />
tengo un amplio margen <strong>de</strong> elección; es cierto que algunos<br />
nombres quedan excluidos <strong>de</strong> antemano: en primer lugar,<br />
el nombre auténtico; luego, los <strong>de</strong> integrantes <strong>de</strong> mi propia<br />
familia, pues ello me resultaría chocante, y acaso otros nombres<br />
femeninos <strong>de</strong> sonido particu<strong>la</strong>rmente raro; pero, por<br />
lo <strong>de</strong>más, no tendría por qué <strong>de</strong>sconcertarme en <strong>la</strong> elección<br />
<strong>de</strong>l nombre. Uno esperaría —y <strong>de</strong> hecho yo lo espero— contar<br />
con un cúmulo <strong>de</strong> nombres femeninos. En lugar <strong>de</strong> ello<br />
afloró uno solo, y ninguno más: el nombre «Dora».<br />
Me pregunto por su <strong>de</strong>terminismo. Y bien, ¿quién más<br />
se l<strong>la</strong>ma Dora? Quisiera rechazar, por increíble, <strong>la</strong> primera<br />
- [El periódico <strong>de</strong> Viena.]<br />
* [Se trataba <strong>de</strong>l «Fragmento <strong>de</strong> análisis <strong>de</strong> un caso <strong>de</strong> histeria»<br />
(1905e). Aunque este fue escrito en su mayor parte en enero <strong>de</strong> <strong>1901</strong><br />
(vale <strong>de</strong>cir, antes <strong>de</strong> que apareciera <strong>la</strong> presente obra), Freud no lo dio<br />
a publicidad hasta el otoño <strong>de</strong> 1905. Cf. mi «Nota introductoria» a<br />
dicho historial (AE, 7, págs. 3 y sigs.).]<br />
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