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Volumen VI – Psicopatología de la vida cotidiana (1901

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tre los <strong>de</strong>slices en <strong>la</strong> escritura, comunicaré un caso <strong>de</strong> <strong>de</strong>sfiguración<br />

<strong>de</strong> nombre que no rec<strong>la</strong>ma en verdad un esc<strong>la</strong>recimiento<br />

diverso."^<br />

En estos casos tiene injerencia como elemento perturbador<br />

una crítica que <strong>de</strong>be ser <strong>de</strong>jada <strong>de</strong> <strong>la</strong>do porque en<br />

ese momento no correspon<strong>de</strong> a <strong>la</strong> intención <strong>de</strong>l que hab<strong>la</strong>.<br />

A <strong>la</strong> inversa/^ <strong>la</strong> sustitución <strong>de</strong> nombre, <strong>la</strong> apropiación<br />

<strong>de</strong>l nombre ajeno, <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntificación por vía <strong>de</strong> trastrabarse<br />

en el nombre, significan un reconocimiento que por razones<br />

cualesquiera <strong>de</strong>be quedar por el momento entre bambalinas.<br />

•'"•2 [Noía agregada en 1907:] Se pue<strong>de</strong> seña<strong>la</strong>r también que son<br />

en particu<strong>la</strong>r los aristócratas quienes se inclinan a <strong>de</strong>sfigurar los nombres<br />

<strong>de</strong> médicos a quienes han consultado, y es lícito inferir <strong>de</strong> ahí<br />

que en su interior los menosprecian, no obstante <strong>la</strong> cortesía con<br />

que suelen tratarlos. — [Agregado en 1912:] Cito aquí algunas certeras<br />

puntualizaciones sobre el olvido <strong>de</strong> nombres, tomadas <strong>de</strong> un trabajo<br />

en inglés en el cual el doctor Ernest Jones, a <strong>la</strong> sazón en Toronto,<br />

e<strong>la</strong>bora nuestro tema (Jones, 1911¿» tpág. 488]):<br />

«Pocas personas pue<strong>de</strong>n evitar un arranque <strong>de</strong> enojo cuando se<br />

encuentran con que alguien ha ol<strong>vida</strong>do su nombre, en particu<strong>la</strong>r si<br />

tenían <strong>la</strong> esperanza o <strong>la</strong> expectativa <strong>de</strong> que <strong>la</strong> persona en cuestión<br />

lo recordaría. Advierten instintivamente sin vaci<strong>la</strong>r que no lo habría<br />

ol<strong>vida</strong>do si en su momento el<strong>la</strong>s le hubieran causado una impresión<br />

más intensa, ya que el nombre es un ingrediente esencial <strong>de</strong> <strong>la</strong> personalidad.<br />

Así, pocas cosas hay más ha<strong>la</strong>gadoras que sentirse imprevistamente<br />

l<strong>la</strong>mado por el propio nombre por una alta personalidad.<br />

Napoleón, como <strong>la</strong> mayoría <strong>de</strong> los conductores <strong>de</strong> hombres, era un<br />

maestro en este arte. Durante su infortunada campaña <strong>de</strong> 1814 en<br />

Francia dio una prueba asombrosa <strong>de</strong> su memoria en este aspecto.<br />

Cuando se encontraba en un pueblo cercano a Craonne, recordó que<br />

había conocido veinte años atrás, en el regimiento <strong>de</strong> La Fére, a su<br />

burgomaestre, De Bussy; <strong>la</strong> consecuencia fue que el arrobado De<br />

Bussy se consagrara a su servicio con ilimitado celo. Por esto mismo,<br />

no hay medio más seguro <strong>de</strong> afrentar a alguien que haciendo como<br />

si uno hubiera ol<strong>vida</strong>do su nombre; uno insinúa así que <strong>la</strong> persona<br />

le es tan indiferente que ni siquiera se tomó el trabajo <strong>de</strong> retener<br />

cómo se l<strong>la</strong>ma. Este artificio es empleado a menudo en <strong>la</strong> literatura.<br />

El. Humo, <strong>de</strong> Turgenev, encontramos este pasaje: " '¿Todavía hal<strong>la</strong><br />

usted a Badén divertido, señor... Litvinov?'. Ratmirov solía vaci<strong>la</strong>r<br />

siempre al pronunciar el nombre <strong>de</strong> Litvinov, como si tuviera que<br />

esforzarse para recordarlo. Así, y con <strong>la</strong> manera arrogante <strong>de</strong> llevarse<br />

<strong>la</strong> mano al sombrero cuando lo saludaba, quería mortificarlo en su<br />

orgullo". En otro pasaje, <strong>de</strong> Padres e hijos, el mismo autor escribe:<br />

"El gobernador invitó a Kirsanov y Bazarov al baile y repitió <strong>la</strong> invitación<br />

unos minutos <strong>de</strong>spués; al hacerlo, pareció que los creía hermanos,<br />

y los l<strong>la</strong>mó Kisarov". Aquí, el olvido <strong>de</strong> <strong>la</strong> primera invitación,<br />

<strong>la</strong> equivocación <strong>de</strong>l apellido y <strong>la</strong> incapacidad para discernir separadamente<br />

a los dos jóvenes rematan en un supremo menosprecio. La<br />

<strong>de</strong>sfiguración <strong>de</strong>l nombre tiene el mismo significado que su olvido;<br />

es un primer paso hacia <strong>la</strong> amnesia total».<br />

53 [Los cuatro párrafos siguientes fueron agregados en 1910.]<br />

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