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Volumen VI – Psicopatología de la vida cotidiana (1901

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ocurrencia que se asocia a martillo {Hatfier) dice «chamer»<br />

(« asno », en hebreo).<br />

Pero, ¿a qué viene este vituperio? Aquí es preciso indagar<br />

<strong>la</strong> situación. Mi prisa era para acudir a una consulta en un<br />

lugar situado en el trayecto <strong>de</strong>l ferrocarril urbano <strong>de</strong>l oeste,<br />

acerca <strong>de</strong> un enfermo que, según <strong>la</strong> anamnesis que me hicieron<br />

llegar por carta, unos meses atrás se había arrojado<br />

por el balcón y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces no podía caminar. El médico<br />

que me pi<strong>de</strong> <strong>la</strong> consulta escribe que, a pesar <strong>de</strong> ello, no sabe<br />

si hay lesión en <strong>la</strong> médu<strong>la</strong> o se trata <strong>de</strong> una neurosis traumática<br />

—histeria—. Es lo que yo <strong>de</strong>bo <strong>de</strong>cidir. Aquí, pues,<br />

cabía una advertencia: yo <strong>de</strong>bía proce<strong>de</strong>r con particu<strong>la</strong>r caute<strong>la</strong><br />

en el peliagudo diagnóstico diferencial. Es que los<br />

colegas opinan, <strong>de</strong> todos modos, que uno diagnostica muy a<br />

<strong>la</strong> ligera una histeria don<strong>de</strong> hay cosas más serias. ¡Pero el<br />

vituperio todavía no se justifica! Y sí, pues a esto se agrega<br />

que <strong>la</strong> pequeña estación ferroviaria pertenece a <strong>la</strong> misma<br />

zona don<strong>de</strong> hace años examiné a un joven que, tras sufrir<br />

una emoción, no pudo caminar correctamente. En ese momento<br />

diagnostiqué histeria y luego tomé al enfermo bajo<br />

tratamiento psíquico; resultó que mi diagnóstico no había<br />

sido incorrecto, sin duda, pero tampoco correcto. Todo un<br />

conjunto <strong>de</strong> síntomas <strong>de</strong>l enfermo eran histéricos, y estos<br />

<strong>de</strong>saparecieron pronto en el curso <strong>de</strong>l tratamiento. Pero<br />

entonces, <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ellos se hizo visible un resto inatacable<br />

para <strong>la</strong> terapia, y que sólo podía correspon<strong>de</strong>r a una esclerosis<br />

múltiple. A los que examinaron al enfermo <strong>de</strong>spués les<br />

resultó fácil discernir <strong>la</strong> afección orgánica; en cuanto a mí,<br />

difícilmente habría podido obrar <strong>de</strong> otro modo y formu<strong>la</strong>r<br />

un juicio diverso; no obstante, <strong>la</strong> impresión fue <strong>la</strong> <strong>de</strong> un<br />

grave error; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, <strong>la</strong> promesa <strong>de</strong> curación que yo<br />

le había hecho fue insostenible. El <strong>de</strong>sacierto <strong>de</strong> tomar el<br />

diapasón por el martillo se podía entonces traducir a estas<br />

pa<strong>la</strong>bras: «¡Eh, tú, cretino, asno; cuídate <strong>de</strong> no volver a<br />

diagnosticar una histeria cuando estás frente a una enfermedad<br />

incurable, como hiciste con aquel pobre hombre hace<br />

años en ese mismo lugar!». Y por fortuna para este pequeño<br />

análisis, aunque no para mi ta<strong>la</strong>nte, ese mismo hombre aquejado<br />

<strong>de</strong> una grave parálisis espástica había estado en mi<br />

consultorio pocos días antes y un día <strong>de</strong>spués que el niño<br />

idiota.<br />

Como se advierte, es en este caso <strong>la</strong> voz <strong>de</strong> <strong>la</strong> autocrítica<br />

<strong>la</strong> que se hace oír a través <strong>de</strong>l yerro. El <strong>de</strong>sacierto <strong>de</strong> tomar<br />

una cosa por otra para ser así empleado como autorreproche<br />

es apropiadísimo. Aquí el <strong>de</strong>sacierto actual quiere figurar el<br />

<strong>de</strong>sacierto que uno cometió en otra parte.<br />

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