10.05.2013 Views

Volumen VI – Psicopatología de la vida cotidiana (1901

Volumen VI – Psicopatología de la vida cotidiana (1901

Volumen VI – Psicopatología de la vida cotidiana (1901

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Me gustaría mostrar aún, con un solo ejemplo, qué sentido<br />

pue<strong>de</strong> cobrar mediante <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración analítica un recuerdo<br />

<strong>de</strong> infancia que antes no parecía tener ninguno.<br />

Cuando, a los cuarenta y tres años, empecé a dirigir mi interés<br />

a los restos <strong>de</strong> recuerdo <strong>de</strong> mi propia niñez, me acudió<br />

una vivencia que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía mucho tiempo —creo que<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre— llegaba a veces a mi conciencia, y que,<br />

según buenos indicios, se situaría antes <strong>de</strong> cumplir yo el<br />

tercer año <strong>de</strong> <strong>vida</strong>.^- Me veía pidiendo y berreando <strong>de</strong> pie<br />

ante una canasta, cuya tapa mantenía abierta mi hermanastro,<br />

veinte años mayor que yo; y luego, <strong>de</strong> pronto, entrab.'<br />

en <strong>la</strong> habitación mi madre, bel<strong>la</strong> y <strong>de</strong> fina silueta, como si<br />

regresara <strong>de</strong> <strong>la</strong> calle. Mediante <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras que acabo <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>cir había aprehendido yo esa escena vista plásticamente,<br />

con <strong>la</strong> que no atinaba a otra cosa. Todo me era oscuro: si<br />

mi hermano había querido abrir o cerrar <strong>la</strong> canasta —en mi<br />

primera traducción <strong>de</strong> <strong>la</strong> imagen se <strong>de</strong>cía «armario»—, por<br />

qué lloraría yo, y qué tenía que ver con ello <strong>la</strong> entrada <strong>de</strong><br />

mi madre. Estuve tentado <strong>de</strong> darme esta explicación: se<br />

trataría <strong>de</strong> una bur<strong>la</strong> <strong>de</strong> mi hermano mayor, interrumpida<br />

por <strong>la</strong> madre. No son raros tales malentendidos <strong>de</strong> una escena<br />

<strong>de</strong> infancia guardada en <strong>la</strong> memoria; uno se acuerda <strong>de</strong><br />

una situación, pero el<strong>la</strong> no está centrada {zentrteren}, uno<br />

no sabe sobre qué elemento <strong>de</strong> el<strong>la</strong> hay que poner el acento<br />

psíquico. El empeño analítico me condujo a una concepción<br />

por completo inesperada <strong>de</strong> esa imagen. Yo había echado <strong>de</strong><br />

menos a mi madre, había dado en <strong>la</strong> sospecha <strong>de</strong> que el<strong>la</strong><br />

estaba encerrada en ese armario o canasta, y por eso pedí a<br />

mi hermano que <strong>la</strong> abriera. Cuando él me dio el gusto y me<br />

convencí <strong>de</strong> que mi madre no estaba <strong>de</strong>ntro, empecé a berrear;<br />

este es el aspecto que el recuerdo retuvo, al que siguió<br />

conozca <strong>la</strong> razón». — «En un sueño <strong>de</strong> P. aparece el hielo como símbolo,<br />

por antítesis, <strong>de</strong> una erección, o sea, como algo que se endurece<br />

con el frío en vez <strong>de</strong> hacerlo —como un pene— con el calor (excitación).<br />

Los dos conceptos antitéticos <strong>de</strong> <strong>la</strong> sexualidad y <strong>la</strong> muerte<br />

son con frecuencia conectados a través <strong>de</strong> <strong>la</strong> representación <strong>de</strong> que<br />

<strong>la</strong> muerte vvielve tiesas <strong>la</strong>s cosas. Uno <strong>de</strong> los informantes <strong>de</strong> Henri<br />

dio el ejemplo <strong>de</strong> un trozo <strong>de</strong> hielo como recuerdo encubridor <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

muerte <strong>de</strong> su abue<strong>la</strong>. Ver mi artículo sobre los recuerdos encubridores<br />

[1899a, don<strong>de</strong> se examina con más <strong>de</strong>talle el trabajo <strong>de</strong> V. y<br />

C. Henri (1897)]».]<br />

12 [En dos cartas a Fliess <strong>de</strong> fecha 3-4 <strong>de</strong> octubre y 15 <strong>de</strong> octubre<br />

<strong>de</strong> 1897 (Freud, 1950a, Cartas 70 y 71), AE, 1, págs. 303-7, Fteud<br />

dio cuenta <strong>de</strong>l importante papel que cumplió este recuerdo encubridor<br />

en su autoanálisis y <strong>de</strong> <strong>la</strong>s etapas progresivas <strong>de</strong> su elucidación. En<br />

esa fecha, Freud tenía, en realidad, cuarenta y dos años. La niñera<br />

que ocupa tan prominente lugar en esa historia es mencionada también<br />

en La interpretación <strong>de</strong> los sueños (1900(3), AE, 4, pág. 258.]<br />

54

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!