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primeras - JAE - Consejo Superior de Investigaciones Científicas

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280 LOS LAZOS DE LA CULTURA<br />

tar<strong>de</strong>, retoma la hipótesis 47 para ampliarla, proyectándola hacia el futuro: para el<br />

Cánovas <strong>de</strong> 1870, la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia española no era circunstancial sino esencial, <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino reservado a las naciones latinas. La hipótesis inicial es, ahora, paralizante,<br />

por cuanto cierra el camino a la renovación: Cánovas «invita a asumir la<br />

<strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia» 48 <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una actitud <strong>de</strong>rrotista, aunque vestida <strong>de</strong> dignidad y <strong>de</strong>coro;<br />

pero los mismos acontecimientos históricos europeos (Francia adquiere protagonismo<br />

político-militar e Italia acce<strong>de</strong> a la Triple Alianza) le obligarán a revisar su<br />

teoría <strong>de</strong> la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia como componente esencial <strong>de</strong> los pueblos latinos, si bien<br />

la mantiene en pie para el propio país. La noción <strong>de</strong> Cánovas tenía un arraigo consi<strong>de</strong>rable<br />

(la <strong>de</strong>fendían otros intelectuales <strong>de</strong> paralelo prestigio y estaba enraizada<br />

en el <strong>de</strong>sengaño popular), pero el ambiente <strong>de</strong> finales <strong>de</strong> siglo, incluida la experiencia<br />

<strong>de</strong>l 98, iba a poner en duda muchas i<strong>de</strong>as arraigadas, entre ellas la aceptación<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>terminismo histórico-cultural. Poco a poco, como ha explicado Jover<br />

Zamora, se empezó a relacionar la noción <strong>de</strong> <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia con la situación social en<br />

su conjunto, <strong>de</strong>splazando hacia lo circunstancial las razones <strong>de</strong> su existencia. Este<br />

cambio <strong>de</strong> perspectiva representó un giro radical: la paulatina aceptación <strong>de</strong> que<br />

no hay <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncias esenciales ni <strong>de</strong>terminadas, sino situaciones <strong>de</strong>ficientes que<br />

favorecen su <strong>de</strong>sarrollo, como la paupérrima situación <strong>de</strong>l campesinado, <strong>de</strong> la instrucción<br />

pública, <strong>de</strong> las instituciones, <strong>de</strong> la administración <strong>de</strong>l Estado, <strong>de</strong>l sufragio,<br />

<strong>de</strong>l nivel científico…, etc., que España había arrastrado durante mucho tiempo. Es<br />

el conjunto <strong>de</strong> todas estas <strong>de</strong>ficiencias lo que produce una «ciudadanía incapaz»,<br />

que pue<strong>de</strong> hacerse «solvente» tan pronto como cambien las situaciones. La noción<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia no <strong>de</strong>sapareció <strong>de</strong> la conciencia colectiva, <strong>de</strong> la noche a la mañana,<br />

pero el cambio <strong>de</strong> visión abrió el camino a nuevas actitu<strong>de</strong>s.<br />

Todos los generacionistas, con distintos matices, participaron en los nuevos<br />

<strong>de</strong>bates. Me aparto <strong>de</strong> estos autores, muy conocidos, para <strong>de</strong>tenerme en un texto<br />

inclasificable y <strong>de</strong> excepción, Los tónicos <strong>de</strong> la voluntad, <strong>de</strong> Santiago Ramón y<br />

Cajal, 49 poco conocido, creo, pero fundamental para los propósitos <strong>de</strong> esta exposición,<br />

por cuanto es uno <strong>de</strong> los pocos trabajos <strong>de</strong>dicados a justificar que la elevación<br />

científica y cultural <strong>de</strong> un país, responsabilidad <strong>de</strong>l Estado, se traduce,<br />

automáticamente, en avance político, social y económico. Ramón y Cajal, hombre<br />

<strong>de</strong> reflexión probada en la investigación más exigente, sabe que la voluntad<br />

individual necesita «tónicos», esto es ‘reconstituyentes’, que garanticen su »salud».<br />

Los «tónicos» que Ramón y Cajal incluye en el título feliz <strong>de</strong> su Discurso<br />

<strong>de</strong> Ingreso a la Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong><br />

consejos invaluables, son los estímulos, apoyos y medios con los cuales el Estado<br />

pue<strong>de</strong> vencer el atraso, la abulia o la indiferencia colectiva. Para Ramón y<br />

Cajal, España era, y había sido, «un país intelectualmente atrasado, no <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>nte»,<br />

«un pueblo ineducado, no <strong>de</strong>generado» 50; lo sería, si, con los cambios <strong>de</strong> si-<br />

47 Antonio Cánovas <strong>de</strong>l Castillo,«La cuestión <strong>de</strong> Roma» [Discurso pronunciado el día 26 <strong>de</strong> noviembre<br />

<strong>de</strong> 1870, en el Ateneo <strong>de</strong> Madrid], Obras Completas, vol. I: Discursos en el Ateneo, Madrid,<br />

Fundación Cánovas <strong>de</strong>l Castillo, 1981. Referencia tomada <strong>de</strong> José M. Jover [a quien sigo en este punto],<br />

Restauración y conciencia…, Opus cit., p. 335, n. 4.<br />

48 Ibi<strong>de</strong>m, p. 339.<br />

49 Santiago Ramón y Cajal, Los tónicos…, Opus. cit.<br />

50 Ibi<strong>de</strong>m, pp. 139 y 140.

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