primeras - JAE - Consejo Superior de Investigaciones Científicas
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300 LOS LAZOS DE LA CULTURA<br />
superada, pero con el mérito <strong>de</strong> haber planteado y divulgado las reflexiones sobre<br />
la variedad dialectal <strong>de</strong> Hispanoamérica. En este contexto es en el que tiene sentido<br />
la pregunta que se hace Navarro en 1927, sobre la posibilidad <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar varieda<strong>de</strong>s<br />
lingüísticas internas en Puerto Rico, primer territorio sometido a la investigación<br />
científica y posible microcosmos representativo <strong>de</strong> la complejidad general.<br />
Catorce apretadas páginas <strong>de</strong> su obra <strong>de</strong>dica Navarro a la presentación <strong>de</strong><br />
las ZONAS DIALECTALES <strong>de</strong> Puerto Rico (pp. 163-176). Los materiales recogidos<br />
le permiten proyectar los datos <strong>de</strong> acuerdo con cuatro tipos <strong>de</strong> divisiones<br />
geográficas (diagonal, central, laterales y parciales), a partir <strong>de</strong> la distribución<br />
<strong>de</strong> variantes fonéticas y léxicas claramente <strong>de</strong>limitadas en el territorio.<br />
Pronunciaciones como nieta/ñeta o palmiyo/parmiyo, y <strong>de</strong>signaciones como<br />
penca/rama, amapola/pavona o papaya/lechosa, se repartían, en diagonal, el<br />
norte y el sur <strong>de</strong> la Cordillera Central, el este y el oeste por el centro, o extensiones<br />
incluso más reducidas. Los mapas 71, 72 ó 74 muestran la distribución<br />
<strong>de</strong> las formas recogidas.<br />
Que hoy no se oiga ñeta, no quiere <strong>de</strong>cir nada, para el caso que nos ocupa: en setenta<br />
años, esta pronunciación rústica, propia <strong>de</strong>l sur, ha <strong>de</strong>saparecido, junto a otros<br />
muchos usos, frente al prestigio <strong>de</strong>l norte y <strong>de</strong> la capital. El vocabulario, con la mo<strong>de</strong>rna<br />
movilidad <strong>de</strong> la gente, ha ido adquiriendo a lo largo <strong>de</strong>l siglo un talante menos<br />
específico <strong>de</strong> cada lugar, a pesar <strong>de</strong> las variantes que perduran («así se dice en Ponce»,<br />
«eso es <strong>de</strong> Mayagüez», pue<strong>de</strong> oírse con frecuencia, hoy todavía, pero, cada día,<br />
las diferencias son menores). Ahora bien, con todas las nivelaciones ocurridas <strong>de</strong>spués,<br />
con tantos olvidos <strong>de</strong> palabras campesinas, 128 una cosa quedó clara en el estudio<br />
<strong>de</strong> Navarro Tomás: si en un territorio reducido y sin barreras naturales como<br />
Puerto Rico, se podía documentar tanta variación, la uniformidad <strong>de</strong>l español <strong>de</strong><br />
América pasaba a ser creencia <strong>de</strong>l pasado. Navarro, sin embargo, ante estos hechos,<br />
buen cuidado tiene <strong>de</strong> aclarar que estas zonas no implican la existencia <strong>de</strong> dialectos<br />
internos en el país, o sea, <strong>de</strong> conjuntos <strong>de</strong> fenómenos propios <strong>de</strong> cada una frente a las<br />
<strong>de</strong>más; estamos, simplemente, ante ejemplos léxicos o fonéticos <strong>de</strong> la variedad, <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> una única y bien perfilada modalidad <strong>de</strong>l español, la puertorriqueña, caracterizada,<br />
como todas las <strong>de</strong>l Caribe, por su gran riqueza polimórfica.<br />
Seis páginas <strong>de</strong>dica Navarro en su obra a la situación <strong>de</strong> contacto entre el inglés<br />
y el español en Puerto Rico, motivadas por los resultados obtenidos en su<br />
investigación (pp. 220-225). Teniendo en cuenta los criterios aplicados en la<br />
configuración <strong>de</strong> su muestra (sujetos analfabetos <strong>de</strong> las zonas rurales), era lógico<br />
que la influencia inglesa se revelara nula, o mínima, en sus resultados. El<br />
mismo Navarro reconoce que su marco teórico (diseñado con otros propósitos),<br />
no había sido el idóneo para medir las posibles interferencias <strong>de</strong>l inglés en el<br />
español <strong>de</strong> la Isla, ya que estos resultados no se avenían bien con un hecho: en<br />
128 Basta repasar las investigaciones léxicas dirigidas por Humberto López Morales <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Instituto<br />
<strong>de</strong> Lingüística <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Puerto Rico, encaminadas a actualizar el Vocabulario <strong>de</strong> Puerto<br />
Rico, <strong>de</strong> Augusto Malaret (1937), con porcentajes significativos sobre <strong>de</strong>sconocimiento <strong>de</strong> tantas <strong>de</strong><br />
sus entradas en los municipios estudiados hasta ahora, para darse cuenta <strong>de</strong> la mortandad léxica <strong>de</strong>l vocabulario<br />
recogido por Navarro y presente en Malaret. Para <strong>de</strong>talles: Humberto López Morales, «Desgaste<br />
léxico en el español <strong>de</strong> Puerto Rico. El Proyecto Malaret», <strong>Investigaciones</strong> léxicas sobre el español<br />
antillano, Santiago <strong>de</strong> los Caballeros, República Dominicana, PUCMM, 1991, pp. 169-177.