11.07.2015 Views

Untitled

Untitled

Untitled

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

CAPÍTULO XI. 103rotes, v encargando al porquerizo que los siguiera de cerca, empezaroná andar por la vereda que atravesaba una parte del montebajo, y las asperezas inmediatas. Al llegar á la estremidad deaquel punto, se presentaron otros dos hombres, á quienes los ladroneshablaron al oido, y que se retiraron inmediatamente. Esta circunstanciadio á entender á Gurth que la cuadrilla era numerosa,y que estaba distribuida cu varias partes de aquellas cercanías, con.puestos avanzados en torno del punto general de reunión.('muido llegaron ¡i tierra, llana y descubierta, donde no hubierasido fácil á Gurth hallar el camino, los ladrones le condujeron á lacima de una pequeña elevación, desde la cual pudo divisar, á favorde la luna, las empalizadas del torneo, los pabellones situados enuna de sus estremidades, y los pendones que ondeaban entre ellos;oyendo al mismo tiempo las canciones con que los centinelas procurabandistraer el fastidio de la noche.Allí se detuvieron los ladrones.«No piulemos pasar de aquí, dijouno de ellos, sin arriesgar nuestraspersonas. Acuérdate fie la palabra, que has dado al capitán. Silenciosobretodo lo ipie ha pasado esta noche, y no te pesara. Siasi no lo hicieres, ni aun la torre de Londres será parte á guarecertede nuestra venganza.—Buenas noches, caballeros, dijo Gurth. Haré lo prometido, yDios quiera darles un tráfico mas seguro y mas honrado.»Separáronse entonces los bandoleros por el camino por dondehabían venido, y Gurt hacia la tienda de su amo, áquien no obslanlelas amenazas que acababa de oir, refirió menudamente cuantole había ocurrido.El caballero Desheredado quedó atónito al saberla generosidad deRebeca, de lo cual en ningún modo quería aprovecharse; y muchomas de la de ios salteadores, con cuya profesión parecia incompatibleaquella prendo. Sus reflexiones, sin embargo, sobre tan patrañascircunstancias, fueron interrumpidas por la necesidad de tomaralgún reposo, a tía de reparar el cansancio de aquel dia, y de recobrarfuerzas para los ataques del siguiente.El caballero se recostó sobre un lecho suntuoso con que estabaprovista la tienda. El riel porquerizo imitó su ejemplo, sirviéndolode cama, la piel de oso que servia de alfombra, y tomó la precauciónde colocarse al través de la puerta, á Un de que nadie pudieseenerar en el pabellón sin dispertarle.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!