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18tjIVANHOE.—¿Estás en tu sentido, israelita? dijo el caballero. ¿Tienen tuscarnes algún ensalmo que las preserven del hierro encendido ydel aceite hirviendo?—No me importa, dijo el hebreo, desesperado ya á impulsos delamor paterno: haz lo que quieras. Mí hija es mi carne y mi sangre,cien veces mas preciosa á mi corazón que estos miembros que contan infernal crueldad amenazas. No, no te gozarás con mi plata, ámenos que sea derritiéndola yo mismo en tu codiciosa garganta:ni un lúzante tendrás de mi, aunque fuera para libertarte de laeterna condenación que toda tu vida merece. Toma mi vida, si quie-'res; y di después que un judío supo, en medio de los tormentos,frustrar tus esperanzas.—Ahora lo veremos, dijo Frente-de-buey, y pronto sabrás lo queson hierro y aceite. Desnudadle, esclavos, y al fuego con él.»Un despecho de la débil resistencia del anciano, los esclavos lehabían ya despojado de su ropaje esterior, é iban á continuar laoperación, cuando el sonido de una trompeta, dos veces repetido,penetró en los ámbitos del subterráneo, y en seguida se oyerongritos que llamaban con ahinco á sir tteginaldo Frente-de-buey.Noqueriendo que le encontrasen en aquella infernal ocupación, el perversoBarón mandóá los esclavos que restituyesen á Isaac sus vestiduras,y salió con ellos del calabozo, dejándole ocupado en dargracias á Dios por haber escapado de aquel apuro, y en lamentar lasuerte de su hija, sobre la cual su afecto le inspiraba los mas negrospresentimientos.CAPÍTULO XXIII.El aposento que se habia destinado á lady Itowena conservabaalgunos restos de ornato y magnilicencia, de modo que dcbia considerarsecomo una distinción y señal de respeto, de que nohabían sido dignos los otros cautivos. Hacia mucho tiempo quehabia muerto la mujer de sir Tteginaldo, para quien se amueblóen otra época; y el descuido y el abandono habían degradado todossus adornos. La tapicería pendía en varias partes, dividida engirones y fragmentos, y en otras el sol y el tiempo habían borradosus colores y dibujo. A pesar de su decadencia, aquella era la

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