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CAPITULO XL.ÍJtíü— ¡Rey de los bandidos, y príncipe de la gente del bronce ! exclamóel Rey. Quién no habrá oído las famas de tus proezas, puestoque hau llegado á Palestina? Pero nada tenias. El velo del olvidocubrirá todo lo que ha pasado en mi ausmcia. y durante las revueltasá que ella ha dado lugar.— Bien dice la copla , esclamó Wamba interrumpiendo al Rey,aunque no con su acostumbrada petulancia:Valló '/.apiron , y al punió.irman gresca los ratones.—Qué! ¿ Estás aquí, W'amba? dijo el Rey. Como hace tanto tiempoque no oigo tu voz, creí que las habías afufado.—¿Cuándo se, separó la locura del valor? dijo Warnba. Aquí estael trofeo de mi espada, añadió señalando al caballo de Eitzurse; ¡yojalá estuviera el buen animal lleno de vida y salud, con tal de queel amo ocupara su lugar! Estas son todas mis hazañas , porque elgabán no resiste á los golpes como un peto de acero. Mas si no tebe igualado en el manejo de, la espada, no podrás negar que sé manejardiestramente el cuerno,—Y muy á propósito , dijo id Monarca. No olvidaré tus buenosservicios.— Confíteor, dijo entonces una voz trémula y compungida. OM-.fiteor, que es todo el latin de que me acuerdo. Confieso mis delitos,y pido la absolución antes de subir al palo. >-Ricardo volvió la vista, y descubrió al ermitaño que estaba de rodillas,tirado al suelo el garrote que no había estado ocioso durantela acción. Hacia cuanto podía por dar á sus facciones la espresionde la contrición mas profunda, clavados los ojos en el cielo, é inclinadashacia abajo las estreñíidades de los labios, como los cordonesde una bolsa, según la comparación de YVamba : pero en medio deeste aparato de santidad, bien se echaba de ver su natural truhaneríay desfachatez. En una palabra, su aspecto era mas bien e) deun verdadero arrepentido.—¿Por qué tanto abatimiento? dijo Ricardo. ¿Temes que llegue•A oídos de tu diocesano la fama de las virtudes que practicasen tuermita, y del modo que tienes de servir á san Dunstan ? No tengomiedo: Ricardo sabe guardar los secretos que se sellan con «1jarro.drilla de estos desgraciados, lis personaje famoso en las orínicaq y romances aquellos tiempos.

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