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222 IVAXHOE.momento se oyó la formidable voz de Reginaldo Frente-de-buey.«¿Dónde diablos se oculta este fraile? por mi vida que no le valdráser fraile si viene á sembrar traición entre mis gentes.—¡Que buen profeta! dijoTJlrica, es una mala conciencia! no tedetengas: sal como puedas de sus manos: vuelve á tus sajones.Que canten el bimno de guerra, y que no tarden en venir á consumarel sacrificio.» Dijo, y se escapó por una puerta oculta, al mismotiempo que Frente-de-buey entró en el aposento. Cedric, aunquecon repugnancia, hizo una profunda reverencia al altanerobarón, á la cual respondió este inclinando ligeramente la cabeza.«Tus penitentes, padre, dijo, han hecho una larga confesión: y áfe que lo aciertan, puesto que es la última que han de hacer en suvida. ¿Están dispuestos á morir?—Aguardan lo peor, dijo Cedric, esplicándose en francés lo menosmal que podia. Saben que estando en tus manos no tienen que esperarmisericordia.—Conozco en tu acento, dijo Frente-de-buey, que eres sajón.—Soy, dijo Cedric, del convento de san Withold de Hartón.—Mejor fuera y mas me convendría que fueras Normando, dijoel barón: pero la necesidad no tiene ley. Tu convento es un nido depájaros dañinos; pero dia llegará en que ni la capucha baste á protegerla canalla sajona.—Hágase la voluntad de Dios, dijo Cedric temblando de cólera,aunque Frente-de-buey lo atribuyó á miedo.—Ya se meflgura, dijo el barón, que ves entrar á mis alabarderospor las puertas del refectorio; pero si desempeñas el encargo quevoy á darte, puedes estar seguro, y dormir tan tranquilo en tucelda como el caracol en su concha.—Manda lo que gustes, dijo Cedric comprimiendo su agitación.— Sigúeme, dijo el barón, por este pasadizo y saldrás del castillopor la poterna.»Vrente-de-buey echó á andar delante de Cedric, instruyéndoleal mismo tiempo en el encargo que intentaba confiarle.«Y"a ves, fraile, le decia, esa manada de marranos sajones que sehan atrevido á presentarse delante de mis almenas. Díles lo quehas visto de la fuerza de estos muros; y no creo que después de oírtese detengan mucho tiempo en tan inútil empresa. Toma este papel;pero antes de todo.... ¿Sabes leer?—Nada, respetable señor, respondió Cedric,

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