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CAPÍTULO VI. 55torba el ser nobles y ricos para empuñar bordón y calzar sandalias— .ludio! interrumpió el peregrino con voz airada.— Perdona , dijo el judío ; confieso que te he faltado al respeto.Anoche y esta mañana se te han escapado algunas palabras queme han descubierto lo que eres , como las chispas descubren elpedernal. Debajo de esa esclavina hay un cinturon de caballero yunas espuelas doradas. Las vi relumbrar esta mañana cuando en-Irastes en mi aposento. »El peregrino no pudo menos de sonreírse. «Si algún curioso, dijo,examinara menudamente tu vestimenta , ¿ qué de cosas no se desabrirían?— No hablemos de eso , dijo el hebreo mudando de color ; y sacandoapresuradamente el recado de escribir , tomó de lo interiordel gorro un pedazo de papel , y sin desmontarse de la muía, escribióen él algunos renglones. Estaban en lengua hebrea, y cuandohubo concluido, entregó el papel á su compañero , diciéndole:i Todo el mundo conoce en Leicester al rico judío Kirgath Jairamde Lombardía ; dale esa esquela. Tiene de venta seis arneses de Milán,y el mas malo de ellos es digno de una testa coronada , á masde diez hermosos caballos , y el peor podría servir á un rey, parapelear en defensa de su trono. De estos , te franqueará is que Iontodas las cosas necesarias para que puedas asistir al torneo; concluidoel cual, le devolverás cuanto Layas recibido , á menos quetengas medios de pagarle su valor.— Pero , Isaac , dijo el peregrino sonriéndose , ¿ no sabes que en••semejantes ocasiones , las armas y el caballo del vencido pertenecenal vencedor ? Yo puedo tener esta desgracia, y perder lo queno puedo restituir ni pagar.»El judío se asustó al oír esta reflexión : pero cobró ánimo, y dijo:f< No , no; no puede ser. La bendición de nuestro Padre estará contigo.Tu lanza será tan poderosa como la vara de Moisés. »Dicho esto, volvió las riendas á la muía , cuando el peregrino lodetuvo por las faldas de la túnica. «Isaac , le dijo, todavía no hascaído en la cuenta. Yo soy hombre que no reparo en ginete ni encaballo :si me matan el mió , ó si tiene algún menoscabo la armadura,¿qué hemos de hacer? Tus paisanos no dan las cosas á humode pajas, y será preciso pagar el alquiler.»El judío se echó de bruzas en el fuste delantero [del albardon,

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