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308 1VAMI01S.tal, y hasta mis nervios y la médula de mis huesos, Pero por el santoTemple 1-e juro, que si no eres tú y algunos pocos que conservanla severidad del instituto, no veo entre nuestros hermanos, sinohombres indignos del hábito que visten. ¡Que diferencia entre loque prescribe nuestra regla, y el modo que tienen de observaría losTemplarios del día! Se les prohibe usar de galas profanas, de crestónen el yelmo, de oro en el freno y en los escritos. ¿Y acaso hay caballerosque se presenten con tanto lujo y esplendor en los campamentosy justas, como los humildes soldados del Temple? Se. lesprohibe el ejercicio de la cetrería, la caza con arco y ballesta, todadiversión campestre y destructora, todos los desórdenes á que ellasdan lugar. ¿Y dónde están los mas acreditados cazadores, y los halconesmas famosos, y las jaurías mas nombradas, si no es en nuestrospreceptorios? Se les prohibe leer, salvo los libros que los superioresles permitan, y las vidas de los sautos, en las horas de refectorio;se les recomienda que empleen todos sus esfuerzos en estriparja magia y la heregía; y todo el mundo les acusa de estudiarlo»malditos secretos cabalísticos de los judíos, y la nigromancia dejos sarracenos. Se les prescribe una rigorosa abstinencia, comidassencillas y frugales, como raices, potajes, frutas; carne, solo tresveces la semana; porque el uso diario de las sustancias animalestrae corrupción al alma y al cuerpo; y sus convites son tan delicadosy opíparos como los de los monarcas mas poderosos. La bebidade nuestros antepasados era el agua pura de la fuente; y hoy, cuandose quiere exagerar el destemple de un bebedor, se dice comunmenteque se las apuesta con un Templario. Kste jardín en que estamos,hermoseado con árboles peregrinos, y plantas curiosas delos climas mas remotos ¿no es mas propio del serrallo de un Emir,que del humilde retiro de los siervos del verdadero Dios? ¡A Conrado!Y si no fuera mas que esto! ¡Si se redujeran á estas prácticasviciosas la relajación de nuestra disciplina y la corrupción de nuestrascostumbres! Va sabes que no nos es lícito recibir aquellas devotasmujeres, que eu los primeros tiempos se asociaban como hermanasde la orden: porque, como dice el capitulo cuarenta y seis,el enemigo se vale de la compañía de las mujeres para apartar ámuchos de! verdadero camino. Y además, en el último libro, quees como la cúpula del edificio glorioso alzado por el santo Fundador,senos prohibe hasta dar el ósculo de cariño á nuestras madresy á nuestras hermanas: v.l omnium mwlienm oscula fiigiantnr.

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