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CAPÍTULO XXXVI. 819*ofrezcas el menor pretesto, y no es friolera esto de proteger á unajudía, ítem mas hechicera. Cédele en este asunto, puesto que no tequeda otro arbitrio.— Malvoisin, dijo Bois-Guilbert: alabo tu serenidad.— Brian , respondió el Preceptor , un amigo sereno y de sangrefría es el único que puede darte consejos saludables. No te cansesen dar coces contra el aguijón: por mas que hagas, no puedes salvará Rebeca; mas te digo : te espones á perecer con ella. Échate álos pies del gran Maestre...— ¡Echarme á sus pies! esclamó con ojos iracundos el altivo éindómito templario. No , Alberto. Iré á verle, y le diré en susbarbas...—Pues bien , continuó Malvoisin ; díle en sus barbas que estásloco de amor por la judía, y verás la prisa que él se da en despacharla.Y tú, cogido con las manos en la masa, en un delito contrarioá nuestro instituto , no puedes contar con el socorro, de tushermanos: y abandonando todas las quimeras de poder y de ambición,tendrás que alistarte como un lancero mercenario , y tomarparte en las revueltas de Flandcs y Borgoña.—Dices bien, Malvoisin , respondió Brian , después de haber reflexionadoalgunos momentos. No quiero que Beaumanoir se ria demí; y por lo que hace á Rebeca, la tengo por indigna de que yo espongami vida y mi honor en bien suyo. Debo abandonarla, y dejarlaseguir su suerte.—No te arrepentirás de esa resolución, dijo Malvoisin. Las mujeresson juguetes que nos divierten en los ratos perdidos : el negocioprincipal de la vida es la ambición. Perezcan mil veces todas lashermosas antes que tú vuelvas el pié atrás en la brillante carreraque has emprendido. A Dios, que no conviene prolongar esta conversación.Voy á preparar todo lo necesario para el juicio.— ¡ Qué ! ¡ tan pronto ! dijo Bois-Guilbert.—- Si, respondió el Preceptor; el juicio va de prisa cuando ya estápronunciada la sentencia de antemano.— Rebeca, dijo Bois-Guilbert, cuando quedó solo. ¡ Qué caro mecuestas! ¿ Porqué no me es dado abandonarte á tu suerte, como estefrió hipócrita me aconseja ? Haré un esfuerzo por salvarte; peroi ay de tí si continuas ingrata á mis beneficios! Mi venganza seráentonces igual á mi amor. Bois-Guilbert no arriesga el honor y lavida, para tener en galardón injurias y desprecio.-

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