11.07.2015 Views

Untitled

Untitled

Untitled

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

CAPÍTULO II. 15Dijo esto en un tono de importancia, que no estaba en armoníacon sus modestas razones.Wamba alzó los ojos, y respondió á lo que el Prior deseaba saber.« Si sus reverencias, dijo, gustan de buenos bocados y de camasmullidas , a. pocas millas de aquí darán con el priorato de Brinxworh,donde su calidad no puede menos de asegurarles lamas favorableacogida ; ó si prefieren hacer penitencia, pueden atravesaresas praderas, al cabo de las cuales hallarán la hermita de Copmanhurst,donde vive un piadoso anacoreta que les franqueará poresta noche el abrigo de su techo.»El prior frunció el gesto al oir estas noticias.—Buen hombre, respondió el prelado, si el ruido de tus campanillasno te ha trastornado los sesos, omitirías sin duda esos consejos.—Verdades, dijo \Yamba, que yo, que no soy mas que un asno,tengo el honor de llevar campanillas como la nuda de su reverencia: con todo eso, tengo entendido que la caridad bien ordenadaempieza por sí mismo.—Bastado insolencias, mentecato, dijo entonces el ginete armado,rompiendo aquel diálogo con voz sonora y altanera : y dínos elcamino de.... ¿como decís, P. Prior, que se llama ese hidalgo?—Cedric el sajón, respondió el Prior. Buen amigo, decidnos si estamoscerca de su morada , y cuál es el camino que á ella conduce.—No es fácil dar con él, dijo entonces üurth que no Labia aundesplegado los labios: y además la familia de Cedric se recoje temprano.—Poco importa, dijo el otro mal humorado caminante : fácil lesserá levantarse, y suministrar lo necesario á sugetos como nosotros. que no solemos pedir la hospitalidad cuando tenemos derechoá exigirla.—Yo no sé, dijo Gurth con harta sequedad, si debo enseñar elcamino de la casa de mi amo á los que reclaman como derecho elabrigo que otros piden como favor.—¿Osas disputar conmigo, miserable vasallo'? dijo el de la armaduraapretando espuelas al caballo, adelantándose precipitadamenteLucia Gurth, y alzando el látigo de montar que llevaba en la,mano, para castigar lo que era, en su opinión, criminal insolenciaen boca de un hombre nacido para obedecer.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!