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— Nada te importa, respondió Gurth.CAPÍTULO X. 93— Tanto como á lí saber quien soy yo, dijo Isaac; porque ;.de quésirve hablar, si no sé con quién hablo?— De mucho, respondió Gurth : yo vengo á traerte dinero, y porconsiguiente debo saber á quién se lo entrego : tú vas á recibirlo, yde nada te aprovecha saber quién te lo da.— Oh! esclamó el hebreo. ¿A traer dinero vienes? ; Santo padreAbraham! Kso es otra cosa. ¿Y quién es el hombre de bien que feen via?— til caballero Desheredado, vencedor en el torneo de hoy , respondióel porquerizo. Vengo á pagarte el valor de la armadura quele franqueó Kirgath Jairam de Leicester en virtud de tu recomendación.El caballo está ya en tu establo, y ahora es menester queme digas cuanto vale la armadura.—; Bien decía yo, repuso Isaac, que era un escelente joven! No tuhará daño una copa de vino, dijo entregando al porquerizo una copallena de un licor cual jamás habían tocado sus labios. ¿ Y cuántodinero tienes en tu poder?— ; Virgen santa! esclamó Gurth después de haber apurado laoopa y limpiádose los labios con el revés de ¡a mano. ; Que néctarbeben estos perros, mientras nosotros pobres cristianos apenas podemosgustar una mala cerveza turbia como el lodo en que se enfanganlos marranos! ¿Cuánto dinero traigo ? continuó el porquerizodespués de haber terminado su enérgica esclamaeion. Poca,cosa; pero mas vale algo que nada ; y tú, Isaac, aunque judío, debestener un poco de conciencia.•—Tu amo . dijo Isaac , ha ganado escelentes caballos y costosasarmaduras con la fuerza de sus puños y de su lanza ; pero es hombrede bien, y yo me contentaré con todo lo que traes, y le perdonolo demás queme queda á deber.— Mi amo, dijo Gurth, ha dispuesto do todos los despojos que porley del torneo le correspondían.—; Que locura 1 dijo el judío, i Que desacuerdo 1 No hay cristianocuestas cercanías que pueda comprar tan ricas alhajas, ni judíoque ofrezca por ellas la mitad que yo le hubiera ofrecido. Y tentandoel saco que Gurth llevaba debajo de la capa : Lo menos, dijo,que tú trae^ aquí son cien cequines. ¡ Olí como pesa !— Qué ! dijo Gurth , si la mitad está llena de clavos para dardosde ballesta.

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