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298 1VANH01Í.—Para sentaros en el trono de Inglaterra,dijo Fitzurse, es necesario no solo que vuestra Alteza pase por alto esos atentados, sino queconceda su protección & los que los cometen, á pesardeese celo lau -dable en favor de las leyes, que ellos están acostumbrados á quebrantar.Buenos estarían nuestros negocios, si los bellacos sajonesvieran convertidas en horcas las puertas de los castillos de los Baronesnormandos. Eso es lo que desean C'edric y todos sus partidarios.Vuestra Alteza conoce que no podemos retroceder del puntoá que hemos llegado; pero bien ve cuan peligroso seria dar un pasocuando nos faltan tan útiles cooperadores.El Príncipe oyó con impaciencia estas observaciones, y se puseá pasear por el aposento, con todos los síntomas de la inquietud \del despecho.«Villanos, decía, traidoresapuro.haberme abandonado en este—Locos y desacordados mas bien merecen llamarse,dijo Waldeinar:insensatos que se divierten en frioleras, y dejan el negociomas importante.—¿Qué hemos de hacer? dijo el príncipe, parándose delante de!consejero.—No sé que se pueda hacer otra cosa, respondió este, que lo qw •ya he dispuesto; ni soy hombre de los que se ponen á declamar contra la mala suerte antes de haber hecho todo lo posible para mejorarla.—Eres el ángel de mi guarda, dijo el príncipe, y si tengo la dichade que no me falten tus consejos, el reinado de .luán será famosoen los anales de esta isla. Refiéreme las disposiciones que has tomado.—He dado orden a Luis Winkelbraud, teniente de Mauricio,quetoque á caballo, y tremole el pendón, y marche al castillo doFrente-de-buey, á dar cuanto socorro pueda á nuestros amigos.El príncipe .luán enrojeció de cólera como si. acabara de recibirun insulto.«Por la Virgen santa, dijo que te has atrevido á mucho. ¡Tocartrompeta y desplegar bandera en una ciudad en que se halla elpríncipe Juan, y sin su consentimiento!— Pido á Vuestra Alteza mil perdones, dijo Fitzurse. maldiciendointeriormente la pueril vanidad de su protector; pero cuando urgentanto las circunstancias, y cuando puede ser tan fatal la per

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