05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

veía, sin hacer pensado nunca en Luis XIV, que las ocupaciones más<br />

insignificantes de su jornada, relativas al momento de levantarse, a su<br />

almuerzo, a sus horas de descanso, cobraban por su despótica<br />

singularidad una parte <strong>del</strong> interés de aquello que Saint-Simon llamaba<br />

la .mecánica de la vida en Versalles, y podía imaginarse ella<br />

también que su silencio, una nube de buen humor, o de altanería en su<br />

rostro, eran comentados por parte de Francisca con la misma pasión y<br />

temor que el silencio, el buen humor o la altanería <strong>del</strong> Rey<br />

cuando un cortesano, o hasta un gran señor, le habían entregado un<br />

memorial en un rincón de una alameda de Versalles.<br />

Un domingo que mi tía tuvo la visita <strong>del</strong> cura y de Eulalia al<br />

mismo <strong>tiempo</strong>, y se echó luego a descansar, subimos todos a<br />

despedirnos, y mamá le dijo cuánto lamentaba aquella mala suerte que<br />

reunía a todas sus visitas a la misma hora.<br />

-Ya sé que las cosas no se han arreglado muy bien esta<br />

tarde, Leoncia .le decía cariñosamente.. Todo el mundo ha venido<br />

al mismo <strong>tiempo</strong>.<br />

A eso interrumpía la tía mayor con un .por mucho trigo....,<br />

porque desde que su hija estaba mala creía deber suyo animarla<br />

presentándole siempre las cosas por el lado bueno. Pero mi padre<br />

tomaba la palabra:<br />

-Ya que toda la familia está reunida, voy a aprovecharme para<br />

contaros una cosa, sin tener que repetírsela a cada cual. Me temo<br />

que Legrandin esté enfadado con nosotros; apenas si me saludó esta<br />

mañana.<br />

Yo no me quedé a oír a mi padre, porque precisamente estaba<br />

con él aquella mañana cuando se encontró con Legrandin, y bajé a la<br />

cocina a enterarme de lo que teníamos de cena, cosa que me<br />

distraía todos los días como las noticias <strong>del</strong> periódico, y me excitaba<br />

como un programa de fiestas. Al pasar el señor Legrandin junto a<br />

nosotros, saliendo de misa, y al lado de una dama propietaria de un<br />

castillo de allí cerca, y a quien sólo conocíamos de vista, mi padre lo<br />

saludó reservada y amistosamente a la vez, sin pararse; Legrandin<br />

apenas si contestó, un poco extrañado, como si no nos conociera, y con<br />

esa perspectiva de la mirada propia de las personas que no<br />

quieren ser amables, y que desde allá, desde el fondo súbitamente<br />

prolongado de sus ojos, parece que lo ven a uno al final de un camino<br />

interminable, y a tanta distancia, que se contentan con hacernos un<br />

minúsculo saludo con la cabeza para que guarde proporción con nuestra<br />

dimensión de marioneta.<br />

Como la dama que Legrandin acompañaba era persona<br />

virtuosa y bien considerada, no podía pensarse que Legrandin<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

101

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!