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Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

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-Yo digo, Swann, que preferiría ser el marido de esa señora a<br />

que me asesinaran los salvajes, ¡eh!, ¿a usted qué le parece?<br />

Esas palabras de .que me asesinaran los salvajes. hirieron a<br />

Swann en el corazón; y en seguida sintió deseo de continuar hablando<br />

de eso con el general:<br />

-¡Ah!, pero ha habido muchas vidas notables que han<br />

acabado así. Ese navegante, cuyas cenizas trajo Dumont d´Urville...<br />

La Pérousse... (y con eso Swann se tenía por tan feliz como si hubiera<br />

hablado de Odette). Ese tipo de La Pérousse es muy simpático, a mí me<br />

atrae mucho .añadió melancólicamente.<br />

-¡Ah, sí!... La Pérousse... .dijo el general.. Sí, es un hombre<br />

conocido. Creo que tiene su calle.<br />

-¿Conoce usted a alguien en esa calle? -preguntó Swann un<br />

poco inquieto.<br />

-No conozco más que a la señora de Chalinvault, la hermana de<br />

ese buen Chanssepierre. El otro día nos dio en su casa una función de<br />

teatro muy bonita. Es una casa que llegará a ser muy elegante, ya lo<br />

verá usted.<br />

-¡Ah!, con que vive en la calle de La Pérousse. Es una<br />

calle simpática, muy bonita, muy triste.<br />

-No, triste no; lo que pasa es que hace mucho <strong>tiempo</strong> que no va<br />

usted por allí; pero aquello ya no está triste, han empezado a edificar<br />

por todo aquel barrio.<br />

Cuando, por fin, presentó Swann al general a la damita de<br />

Cambremer, aunque era la primera vez que ella oía el nombre <strong>del</strong><br />

general, esbozó la misma sonrisa de alegría y sorpresa que si ese<br />

nombre le hubiera sido conocidísimo, porque, como no conocía a las<br />

amistades de su nueva familia, siempre que le presentaban a<br />

alguien suponía que era amigo de los suyos, y creyendo dar prueba de<br />

tacto aparentando que había oído hablar mucho de esa persona desde<br />

que estaba casada, ofrecía su mano con ademán vaciante, que tenía<br />

por objeto mostrar que su espontánea simpatía triunfaba sobre la<br />

aprendida reserva. Así que sus suegros, a los fue consideraba ella como<br />

las personas más ilustre de Francia, la miraban como a un ángel; entre<br />

otras cosas, porque así parecía que al casarla con su hijo lo<br />

hicieron más bien ganados por sus gracias personales que por su gran<br />

fortuna.<br />

-.Señora, ya se ve que es usted música de corazón -dijo el<br />

general, haciendo una alusión inconsciente al episodio de la aran<strong>del</strong>a.<br />

Pero el concierto se reanudó, y Swann comprendió que ya no<br />

podía irse hasta que se acabara aquel número. Le dolía verse<br />

encerrado en medio de aquellas gentes, cuyas tonterías y ridiculeces se<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

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