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Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

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cosas, estar iniciada. ¡Qué divertido debe ser andar entre libros, meter<br />

las narices en papeles viejos! .añadió con ese aire de satisfecha de sí<br />

misma que adopta una mujer elegante cuando asegura que su gozo sería<br />

entregarse sin miedo a mancharse, a un trabajo puerco, como guisar,<br />

poniendo las manos en la masa...<br />

o se ría usted de mí porque le pregunte quién es ese pintor que<br />

no lo deja a usted ir a mi casa (se refería a Ver Meer); nunca he oído<br />

hablar de él. ¿Vive? ¿Pueden verse obras suyas en París? Porque me<br />

gustaría representarme los gustos de usted, y adivinar algo de lo<br />

que encierra esa frente que tanto trabaja y esa cabeza que se ve que está<br />

reflexionando siempre; así podría decirme: ¡Ah!, en eso es en lo que<br />

está pensando. ¡Qué alegría poder participar de su trabajo!.. Swann se<br />

excusó con su miedo a las amistades nuevas, a lo que llamaba,<br />

por galantería, su miedo a perder la felicidad.<br />

-¿Ah! ¿Conque le da a usted miedo encariñarse con alguien?<br />

¡Qué raro!<br />

Yo es lo único que busco, y daría mi vida por encontrar un<br />

cariño -dijo con voz tan natural y convencida, que conmovió a Swann.<br />

Ha debido usted de sufrir mucho por una mujer, y se cree que<br />

todas son iguales. No lo entendió a usted. Y es que es usted un<br />

ser excepcional. Es lo que me ha atraído hacia usted; en seguida vi que<br />

usted no era como todo el mundo… Además .dijo él., usted<br />

también tendrá que hacer; yo sé lo que son las mujeres; dispondrá usted<br />

de poco <strong>tiempo</strong>.. .Yo nunca tengo nada que hacer. Siempre estoy libre;<br />

y para usted lo estaré siempre. A cualquier hora <strong>del</strong> día o de la noche<br />

que le sea cómoda para verme, búsqueme, y yo contentísima. ¿Lo<br />

hará usted? Lo que estaría muy bien es que le presentaran a<br />

usted a la señora de Verdurin, porque yo voy a su casa todas las<br />

noches. ¡Figúrese usted si nos encontráramos por allí, y me pudiera<br />

yo imaginar que usted iba a esa casa un poquito por estar yo allí!..<br />

Indudablemente, al recordar de ese modo sus conversaciones<br />

cuando estaba solo y se ponía a pensar en ella, no hacía más que mover<br />

su imagen entre otras muchas imágenes femeninas, en románticos<br />

torbellinos; pero si gracias a una circunstancia cualquiera (o sin ella,<br />

porque muchas veces la circunstancia que se presenta en el momento en<br />

que un estado, hasta entonces latente, se declara; puede no tener<br />

influencia alguna en él), la imagen de Odette de Crécy llegaba a<br />

absorber todos sus ensueños, y éstos eran ya inseparables de su<br />

recuerdo, entonces la imperfección de su cuerpo ya no tenía ninguna<br />

importancia, ni el que fuera más o menos que otro cuerpo cualquiera<br />

<strong>del</strong> gusto de Swann, porque convertido en la forma corporal de la<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

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