05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

fácilmente, podía alquilar una casa en Bayreuth, ya que así lo<br />

deseaba, ella que no era capaz de distinguir entre Bach y Clapisson.<br />

Pero, en todo caso, tendría que vivir con más estrechez. Y no<br />

tendría medio de organizar, como las habría organizado si él mandaba<br />

unos cuantos billetes de mil francos, a diario, en un castillo, esas cenas<br />

elegantes que acaso le diera el capricho de rematar .capricho que quizá<br />

nunca se le había ocurrido. cayendo en brazos de Forcheville.<br />

No, no sería Swann el que pagara ese viaje odioso. ¡Ah,<br />

cuánto daría por estorbar el viaje, porque Odette se dislocara un pie<br />

antes de marcharse, por lograr, a cualquier costo, sobornar al cochero<br />

que había de conducirla a la estación para que la llevara a un sitio<br />

retirado, donde tenerla secuestrada, a aquella mujer pérfida, de ojos<br />

brillantes, con una sonrisa de complicidad, dedicada a Forcheville, que<br />

era la forma con que Swann veía a Odette hacía cuarenta y ocho horas!<br />

Pero esa apariencia odiosa no duraba mucho, al cabo de<br />

unos días, el mirar brillante y falso iba perdiendo lustre y doblez, y la<br />

execrada imagen de una Odette que decía a Forcheville:<br />

-¡Qué rabioso está!, palidecía y se iba borrando. <strong>En</strong>tonces<br />

reaparecía, iba elevándose progresivamente, con suave brillar, el rostro<br />

de la otra Odette, de la que sonreía también a Forcheville, sí, pero con<br />

sonrisa cargada de cariño a Swann, mientras decía: .No esté usted<br />

mucho rato, porque a este señor no le gustan mucho las visitas<br />

cuando tiene ganas de estar conmigo. ¡Ah, si usted conociera a este<br />

hombre como yo lo conozco....; la misma sonrisa que tomaba para<br />

dar a Swann las gracias por algún rasgo de <strong>del</strong>icadeza muy apreciado<br />

por ella, o por algún consejo que le había pedido en una de<br />

aquellas circunstancias graves que sólo a él confiaba.<br />

Y entonces se preguntaba cómo había podido escribir a esa<br />

Odette una carta insultante, que hasta aquel día no debió Odette<br />

creerlo capaz de firmar, y que, indudablemente, lo destronaría <strong>del</strong> lugar<br />

elevado y único que su bondad y su lealtad le habían ganado en la<br />

estima de Odette. Lo iba a querer menos, porque lo quería<br />

precisamente a causa de esas cualidades que no encontraba ni en<br />

Forcheville ni en ningún otro hombre. Y por esas prendas mostrábale<br />

Odette, a veces, bondades que se le olvidaban cuando estaba celoso,<br />

porque no eran señal de deseo y denotaban más bien afecto que amor,<br />

pero que Swann juzgaba de nuevo muy importantes, a medida que el<br />

espontáneo desvanecerse de sus sospechas, acentuado muchas veces<br />

por la distracción que le proporcionaba una lectura sobre arte o la<br />

conversación con un amigo, hacía a su amor menos exigente en punto a<br />

reciprocidades.<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

256

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!