05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

parecía sospechoso. Si le oía citar un nombre, es que era seguramente<br />

el de uno de sus amantes; y, forjada esta suposición, pasaba<br />

semanas enteras desesperado, y una vez hasta anduvo en tratos<br />

con una agencia policíaca para enterarse de las señas, idas y<br />

venidas de aquel desconocido que no la dejaría vivir hasta que se<br />

marchara de París, y que resultó ser un tío de Odette, que hacía más de<br />

veinte años que había muerto.<br />

Aunque Odette no le permitía que fuera a <strong>busca</strong>rla a sitios<br />

públicos, porque decía que eso daría que hablar, ocurría que, a veces, se<br />

encontraban en una reunión adonde estaban invitados los dos, en casa<br />

de Forcheville, en casa <strong>del</strong> pintor o en un baile benéfico dado en algún<br />

Ministerio. La veía, pero no se atrevía a quedarse, por miedo a<br />

irritarla y a que se creyera que estaba espiando los placeres que<br />

disfrutaba al lado de otras personas, placeres que .mientras que<br />

volvía él sola e iba a acostarse con la misma ansiedad que yo sentiría<br />

años después en Combray, cuando él estaba invitado a cenar en casa.<br />

se le figuraban ilimitados porque no los había visto acabar. Y una<br />

o dos veces le fue dado conocer en aquellas noches alegrías que<br />

nos sentiríamos llamados a calificar, a no ser por el choque que<br />

causa el brusco cese de la inquietud, de alegrías tranquilas, porque se<br />

fundan en gran sosiego; había pasado un momento en una reunión<br />

en casa <strong>del</strong> pintor, y ya se disponía a marcharse; allí se dejaba a<br />

Odette, convertida en una brillante desconocida, en medio de<br />

hombres a quien Odette parecía que hablaba, con miradas y alegrías<br />

que no eran para él, para Swann, de otra voluptuosidad que habrían de<br />

saborear luego allí o en otra parte (acaso en el baile de los Incoherentes,<br />

donde temía él que fuera su querida), y que daba a Swann aún más<br />

celos que la unión carnal, porque se la imaginaba más difícilmente; ya<br />

estaba en la puerta <strong>del</strong> estudio, cuando oyó que lo llamaban unas<br />

palabras (que al despojar a la fiesta de aquel final que lo<br />

espantaba, la revestían de retrospectiva inocencia; palabras que<br />

convertían la vuelta de Odette a su casa, no en cosa inconcebible y<br />

aterradora, sino grata y sabida, que cabría junto a él, como un detalle de<br />

su vida diaria, allí en el coche, palabras que quitaban a Odette su<br />

apariencia harto brillante y alegre, indicando que no era más que<br />

momentáneo disfraz que se puso un instante sin pensar en<br />

misteriosos placeres, y <strong>del</strong> que ya estaba cansada); unas palabras<br />

que le lanzó Odette cuando llegaba él ya a la misma puerta:<br />

-¿No quiere usted esperarme cinco minutos?<br />

-Voy a marcharme, podemos salir juntos y me dejará usted en<br />

casa.<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

252

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!