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Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

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soltaba alguna palabra mal pronunciada, iría difuminada en tal<br />

vaguedad, que no se distinguiría claramente; de modo que su<br />

conversación no pasaba de un indistinto gargajeo, de donde surgían de<br />

vez en cuando las pocas palabras en que tenía confianza. Swann creyó<br />

que no había inconveniente en burlarse un poco de ella al hablar con el<br />

señor Verdurin, que se picó.<br />

-Es una mujer excelente .contestó.. Desde luego que no<br />

asombra; pero es muy agradable cuando se habla un rato con ella sola.<br />

-No lo dudo .dijo Swann en seguida.. Quería decir que no me<br />

parecía una .eminencia. .añadió subrayando con la voz ese<br />

sustantivo.; pero eso, en realidad es un cumplido.<br />

-Pues mire usted: aunque le extrañe, le diré que escribe<br />

<strong>del</strong>iciosamente. ¿No ha oído usted nunca a su sobrino? Es admirable,<br />

¿verdad, doctor? ¿Quiere usted que le pida que toque algo, señor<br />

Swann?<br />

-Tendría un placer infinito... .empezó a decir Swann; pero el<br />

doctor lo interrumpió con aire de guasa. Porque había oído decir que en<br />

la conversación el énfasis y la solemnidad de formas estaban<br />

anticuados, y en cuanto oía una palabra grave dicha en serio, como ese<br />

.infinito., juzgaba que el que la había dicho pecaba de pedantería.<br />

Y si además esa palabra daba la casualidad que figuraba en lo que él<br />

llamaba un lugar común, por corriente que fuera la palabra, el<br />

doctor suponía que la frase iniciada era ridícula y la remataba<br />

irónicamente con el lugar común aquel, cual si lanzara sobre su<br />

interlocutor la acusación de haber querido colocarlo en la conversación,<br />

cuando, en realidad, no había nada de eso.<br />

-.Infinito, como los cielos y los mares -exclamó con<br />

malicia, alzando los brazos enfáticamente.<br />

El señor Verdurin no pudo contener la risa.<br />

-¿Qué pasa ahí, que se están riendo todos esos señores?<br />

-Parece que en ese rincón no se cría la melancolía -<br />

exclamó la señora de Verdurin.. Pues yo no estoy muy divertida,<br />

aquí, castigada a estar sola .añadió en tono de despecho y echándoselas<br />

de niña.<br />

Estaba sentada en un alto taburete sueco, de madera de pino<br />

encerada, regalo de un violinista de aquel país, y que ella conservaba,<br />

aunque por su forma recordaba a un escabel, y no casaba bien con los<br />

magníficos muebles antiguos de la casa; pero le gustaba tener siempre a<br />

la vista los regalos que solían hacerle los fieles de cuando en cuando,<br />

para que así, cuando los donantes fueran a verla, tuvieran el gusto de<br />

reconocer aquellos objetos. Por eso trataba de convencer a los amigos<br />

de que se limitaran a las flores y a los bombones, que, por lo menos, no<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

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